¿Cuáles son los signos de estrés crónico?
Existen diferentes clases de estrés. Cada uno de ellos tiene características y consecuencias diferentes para el organismo. Hoy nos vamos a centrar en el estrés crónico, una especie de virus que no da descanso al sistema nervioso y que termina afectando a la persona de manera integral.
Así, una vez detectado, es importante empezar a buscar soluciones. La primera es, antes que cualquier otra, buscar la ayuda de un profesional que realice una evaluación rigurosa de lo que nos sucede y nos proponga aun plan de trabajo.
¿Cómo saber si padecemos estrés crónico?
Si bien el estrés es una reacción natural que tiene el organismo para defenderse de las agresiones o exigencias externas e internas, se puede producir un desequilibrio a nivel físico y psicológico si se experimenta de manera crónica.
Las manifestaciones más importantes de estrés crónico son: dolor muscular, presión arterial alta, migrañas, irritabilidad, insomnio y fatiga. La persona siente un malestar generalizado que repercute en el bienestar físico y psicológico durante las 24 horas del día. Incluso, al dormir se siente una tensión en todo el cuerpo que dificulta el descanso.
La Organización Panamericana de la Salud (OPS), la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT) efectuaron un seminario en Washington, D.C. para evaluar el impacto del estrés laboral en la salud y la productividad de los trabajadores. De este modo, se evaluó el impacto del estrés laboral en la vida diaria.
“Hoy el mundo del trabajo — con sus avances industriales, la globalización, el desarrollo tecnológico y las comunicaciones virtuales — nos impone retos y condiciones que con frecuencia exceden los límites de nuestras habilidades y capacidades. Su resultado es el estrés, que puede conducirnos a disfunciones físicas, mentales y sociales; incluso dañar nuestra salud, mermar nuestra productividad y afectar nuestros círculos familiares y sociales.”
-Dr. Francisco Becerra, Subdirector de la OPS-
Consecuencias del estrés crónico
El estrés crónico puede afectar a personas de cualquier edad y proporcionar un desequilibrio del bienestar integral del organismo. Se trata de un tipo de estrés acumulativo, el cual se caracteriza por desgastar la salud de una manera lenta, pero continua. Hablamos de una inercia que es complicada de cambiar.
La Asociación Americana de Psicología (APA) informa que el estrés de la pobreza, de las familias disfuncionales, de parejas infelices o bien tener un trabajo que se odia, produce un deterioro en la salud del individuo.
También asegura que el estrés crónico se presenta cuando la persona no encuentra salida a una situación deprimente, abandonando la búsqueda o resolución al problema. De este modo, el estrés crónico se caracteriza por una presión que se mantiene a lo largo del tiempo, y precisamente por esa continuidad termina sobrepasando los recursos de afrontamiento de la persona.
“El peor aspecto del estrés crónico es que las personas se acostumbran a él, se olvidan que está allí. Las personas toman conciencia de inmediato del estrés agudo porque es nuevo; ignoran al estrés crónico porque es algo viejo, familiar y a veces hasta casi resulta cómodo”.
-American Psychological Association (APA)-
La Asociación Americana de Psicología advierte que podemos llegar a acumular un gran desgaste sin darse cuenta. Precisamente por lo gradual de este desgaste, que no produce grandes cambios en cortos espacios de tiempo, haciéndolo más complicado de identificar.
Debido a que las consecuencias del estrés crónico provocan un deterioro significativo en la calidad de vida de la persona, lo mejor que la respuesta ante los primeros síntomas sea la consulta profesional.
¿Qué podemos hacer contra el estrés crónico?
Uno de los factores que potencian o atenúan la presión que se deriva en estrés crónico es la dieta: qué comemos y cómo lo comemos. Una dieta completa, con la suficiente energía para las tareas que desarrollamos y que no nos laste con la acumulación de peso, dificultará la aparición del estrés crónico. Dicho de otra manera, podremos llegar a soportar más presión y durante más tiempo sin que esta llegue a desgastarnos de una forma patológica, atenuando su impacto en nuestra calidad de vida.
La actividad física, junto a una buena hidratación, permite que nos mantengamos en forma y que las enfermedades encuentren en nuestro un campo más árido en el que crecer. De esta forma, la Organización Mundial de la Salud (OMS) informa que la falta de actividad física es el cuarto factor en incidencia sobre la mortalidad, siendo causa directa de un 6% de muertes en todo el mundo.
Finalmente, frente al estrés, precisamente para que no se vuelva crónico, haríamos bien en revisar nuestras estrategias de afrontamiento. Acostumbrarnos a encarar problemas y postergar su solución de manera indefinida, esperando a que el azar nos dé esa solución con la que no tendríamos que pagar ningún precio…. mientras pagamos uno muy grande, el de la preocupación.
Como vemos, existen muchos frentes desde los que plantarle cara al estrés. En uno, en otro o en todos, lo mejor será contar con la ayuda de un profesional que nos ayude a conseguir los mejores resultados en el menor tiempo posible.