3 cualidades del agua según el Tao que todos deberíamos conocer
“Sé como el agua. Amigo mío, sé como el agua que corre y nunca se estanca, sigue fluyendo”. Este conocido comentario de Bruce Lee sobre el proceso de su autorrealización resume en realidad una de las tres cualidades del agua según el Tao, extraído de la poesía de Lao-Tse. La sabiduría contenida en este texto es toda una inspiración en estos tiempos actuales.
Hace más de 10 años que el celebre filósofo Zygmunt Bauman nos trajo el concepto de sociedad líquida. Con ello, definía a una modernidad de valores volubles, de modelos y estructuras sociales cambiantes y de realidades marcadas por la incertidumbre. Ante este panorama tan fluctuante, donde es muy difícil atenerse a algo, lo único verdaderamente sólido son nuestros miedos, lo cual constituye toda una paradoja.
“La bondad suprema es como el agua.
Beneficia a todas las cosas sin contención.
En la vivienda, se mantiene firme.
El ser, fluye a las profundidades.
En expresión, es honesto.
Cuando hay confrontación, se mantiene gentil.
En el gobierno, no tiene control.
Si hay acción, se alinea con el tiempo.
Está contento con su naturaleza y, por lo tanto, no puede ser criticado “.-Lao-Tze-
Vivimos en un mundo donde pocas cosas se caracterizan por la estabilidad. Se nos exige presteza y flexibilidad para adaptarnos a cada cambio, a los giros laborales, a los cambios políticos, a nuevas exigencias sociales, a las variaciones en nuestras formas de relacionarnos. En medio de estas dinámicas es comprensible experimentar cierta inquietud e inseguridad. Por ello, referencias intelectuales del mundo oriental como Raymond Tang, conferenciante y profesor de la Universidad de Guangzhou, nos animan a conocer un poco más la filosofía del tao.
Dentro de este marco, se nos enseña a mantener la calma en medio del caos. A obtener templanza y seguridad en medio de esta incertidumbre líquida.
1. Cualidades del agua según el Tao: la humildad
La primera de las cualidades del agua según el Tao es la humildad. Es posible que en un primer momento nos resulte un poco complicado establecer alguna relación entre esta dimensión psicológica y cualquier escenario acuático. Sin embargo, la tiene y es realmente inspirador. El agua que fluye por un río en calma, en placidez y en armonía nutre la naturaleza.
Cuando su nivel es normal llega a las orillas, alimenta a los animales y favorece ese equilibrio idóneo para que todo funcione. Ahora bien, cuando el río se vuelve arrogante y trae mayor caudal todo cambia. La fuerza de su torrente provoca estragos. Arrastra la tierra, destruye entornos y afecta a todos los seres vivos.
- Debemos integrar esa cualidad del agua caracterizada por la tranquilidad y la humildad. Porque el que sabe bien lo que es y no desea aparentar algo que no es, siempre preferirá la calma a la violencia. Y aunque en ocasiones derive en ella por causas externas, al final vuelve a su cauce. Asimismo, optará en cada momento por esa serenidad donde promover el equilibrio natural.
2. El agua está atenta a la oportunidad
Entre cualquier dificultad, siempre existe un rinconcito donde se abre la luz de la oportunidad. No importa lo agitado de nuestro entorno, no importan los cambios, las presiones o ese muro que de improviso se alza ante nosotros para quitarnos el paso. Seamos como el agua. Hallemos esa grieta, esa debilidad ante nuestro oponente o esa dificultad por donde se abre un nuevo camino, una nueva oportunidad.
Entre las cualidades del agua según el Tao está esa donde se nos recuerda lo hábil que puede llegar a ser esta sustancia vital. Cuando algo está restringido o ante ella surge un obstáculo que le impide el paso, no dudará en dos cosas: aplicar una fuerza implacable para recuperar su libertad y hallar el punto más débil de ese muro para vencerlo.
No olvidemos que en cierto modo, el agua es una gran oportunista. Ella nunca duda en cambiar de forma, escenario o posición para seguir avanzando, y siempre que atisba la más mínima opción de abrirse paso por donde desea, lo hará.
3. El cambio, una opción que realizar sin miedo
Pocos elementos son tan inspiradores y tendentes al cambio como el agua. Pensemos en ello: cuando la temperatura es extrema puede convertirse en hielo o en vapor. No dudará tampoco en cambiar de forma dependiendo de donde se halle. Será un vaso si está en su interior, será insignificante si queda contenida en la grieta de una roca, recuperará su inmensidad si vuelve al océano y se convertirá en alimento si un ser vivo está sediento y la necesita.
El agua tiene poder y tiene carácter. Sabe y entiende que nada es tan importante como proceder al cambio si es necesario. Porque el medio ambiente y la naturaleza son hostiles en muchas ocasiones y quien no se adapta, no sobrevive. Asumir estos principios que nos transmite las cualidades del agua según el Tao no solo nos puede inspirar, sino que también nos ayudará de muchos modos.
Albert Ellis, psicoterapeuta conocido por desarrollar la terapia racional emotiva conductual, dijo una vez que hay un monstruo que nos persigue en el día a día. Uno recurrente, que veta por completo nuestra felicidad. Es nuestra eterna idea de que el mundo debe ser fácil. Sabemos que no lo es pero aún así, seguimos sufriendo por cada dificultad, por cada piedra en el camino, por cada cambio no previsto ni imaginado.
Seamos como el agua. Ya nos lo dijo Bruce Lee, pero no nos limitemos a ver estas cualidades del agua según el Tao como una mera y bonita metáfora. Al fin y al cabo también nosotros somos naturaleza. Y la naturaleza, es la expresión misma del Tao.