Cuando la soledad se vuelve insoportable hay que actuar
A menudo, cuando reflexionamos sobre la soledad tenemos pensamientos negativos acerca de ella. La mayoría están influenciados por experiencias desagradables y creencias irracionales sobre la posibilidad de “quedarnos solos”. La cuestión es que si no ponemos solución a esto, podemos llegar a percibir la soledad como insoportable.
Así, en el momento en el que nos sintamos solos o apreciemos que la soledad va a ser nuestra compañera de vida el malestar nos invadirá. De manera que nos sentiremos presionados y comenzaremos a experimentar cierta sensación de asfixia que nos hará tomar decisiones menos afortunadas. Para evitarlo, la mejor solución es actuar.
“Un día me abrazó tanto la soledad que le tomé cariño, lloré como un niño y le conté mil historias, charlamos por largas horas como dos grandes amigos, después nos despedimos y cada quien siguió su camino. Sin embargo, nos vemos de vez en cuando y me alegra su visita, ella sigue siendo la misma, siempre sabia, siempre honesta, siempre lista”
-Kelbin Torres-
Identificar lo que sentimos
¿Qué sentimos con la soledad?, ¿rabia o tal vez, tristeza? Identificar cuáles son nuestras emociones y sentimientos cuando nos sentimos solos es muy importante para liberarlos e impedir que nos hagan daño. Ya que si los ignoramos, no desaparecerán sino que se depositarán en nuestro interior, volviéndose tóxicos y creando un vacío en nosotros mucho mayor.
Para identificar qué y como nos sentimos en estos momentos podemos realizar un diario emocional, en el que apuntemos las sensaciones, sentimientos y emociones que experimentamos cuando estamos solos. Otra opción es escribir una carta a alguien describiendo cómo nos sentimos e incluso, dibujarlo, hablarlo con alguien de confianza o simplemente, pidiendo ayuda profesional.
En un primer momento pondremos la excusa del “no tengo tiempo” porque mirar lo que nos duele cuesta y por eso lo evitamos. Sin embargo, esto será lo que nos permita soltar eso que tan mal nos hace sentir y, por fin, aceptarlo. Un paso muy importante, por no decir crucial.
“Y cuando en las mañanas nadie te despierta, y cuando en las noches nadie te espera, y cuando puedes hacer lo que quieras, ¿cómo le llamas a eso, libertad o soledad..?”
-Anónimo-
Una vez hemos identificado lo que nos hace sentir la soledad es necesario detener todas aquellas actitudes que la están retroalimentando. Por ejemplo, puede que nos apartemos de nuestra familia y amigos más cercanos, que nos aislemos fruto de ese malestar que sentimos… Porque una cosa es estar solos y otra muy distintas, contribuir a que la soledad no se despegue de nosotros.
La soledad no es mala, pero a grandes dosis puede limitar nuestra vida.
Tenemos que hacer un esfuerzo por abrirnos a nuevas amistades, por dejar aquellas relaciones que acrecientan ese sentimiento de soledad y por decir “sí” a aquellas invitaciones a las que nos negamos por no sentirnos del todo felices. Por eso, preguntémonos: “¿Si no me sintiera así iría?”. Si la respuesta es “sí”, hagamos un esfuerzo.
Cambiemos nuestras creencias sobre la soledad
¿Qué creencias están actuando en nosotros que favorecen a que ese sentimiento de soledad se haya vuelto insoportable? Quizás creamos que estar sin pareja es un fracaso, que se nos va a pasar el arroz, que no somos capaces de retener a nadie a nuestro lado, que hacer cosas solos es una vergüenza…
La única manera que tenemos para combatirlo es aceptarlo y luego, hacer todo lo contrario. ¿Creemos que es una vergüenza ir a tomar un café o al cine solos? Hagámoslo. Descubriremos que no somos las únicas personas que lo hacemos y además, nos daremos cuenta de que podemos sentirnos muy bien.
¿Por qué no empezar también a tener otras ocupaciones? Quizás trabajamos 8 horas y creamos que estamos suficientemente ocupados, pero cuando llegamos a casa y nos encontramos solos y sin planes, nos pueden atormentar los molestos pensamientos rumiantes en torno a la soledad. Por eso, introduzcámonos en ese hobby que siempre hemos querido hacer o apuntémonos al gimnasio para ir a una sesión de zumba tras salir de trabajar.
Hacer cosas nos ayudará a realizarnos y crecer como personas. Además, también nos permitirá conocer a gente nueva y darnos cuenta de que, en realidad, ¡no estamos tan solos como creemos! Tenemos que activarnos para así hacerle frente a la tristeza y darnos cuenta de que no dependemos de nadie para ser felices.
“¿Por qué, en general, se rehuye la soledad? Porque son muy pocos los que encuentran compañía consigo mismos”
-Carlo Dossi-
Empecemos a cuestionarnos nuestras creencias, no nos comparemos con lo que hacen los demás y hagamos lo que queramos sin depender de si otras personas pueden o no participar en nuestros planes. Es nuestro disfrute y nuestra felicidad lo que está en juego. Nos merecemos lo mejor, nos merecemos sentirnos bien y felices con nosotros mismos, no solo cuando hay gente a nuestro alrededor o tenemos una pareja.
Imágenes cortesía de Jiwoon Pak