Cuando lloras recibes un abrazo

Llorar es un mecanismo tan natural como efectivo para gestionar las emociones desbordantes. Deshagámonos de las creencias que lo asocian con debilidad o victimismo.
Cuando lloras recibes un abrazo
Elena Sanz

Revisado y aprobado por la psicóloga Elena Sanz.

Escrito por Elena Sanz

Última actualización: 01 febrero, 2022

Desafortunadamente llorar es una acción que actualmente sigue estando mal vista por un gran sector de la sociedad. Suele asociarse a debilidad, victimismo o dramatismo. No obstante, se trata de algo totalmente natural y necesario, pues cuando lloras limpias tu interior y calmas tu alma.

Parte del desarrollo de la inteligencia emocional consiste en identificar, comprender y aceptar nuestras emociones. Pero también es de suma importancia aprender a gestionarlas adecuadamente. Por ello, si queremos madurar emocionalmente hemos de deshacernos de estas creencias erróneas y dañinas. 

Cuando lloras calmas tu interior

Son muchas las emociones, tanto positivas como negativas, que pueden provocarnos el llanto. Podemos llorar de tristeza, de rabia de impotencia, pero también de alegría, sorpresa o euforia. En cualquier caso, dichas emociones se presentan con tal intensidad que nos desbordan. Generan en nosotros una sensación de tensión creciente que encuentra en el llanto una adecuada válvula de escape.

No llorar no te exime de experimentar emociones. La diferencia entre quien llora y quien se reprime no es lo que siente, sino el modo en que lo gestiona. Todos sentimos, es parte de nuestra naturaleza humana, al igual que lo es el llanto como mecanismo de regulación emocional.

Al llorar se liberan en nuestro organismo diversas sustancias que generan un placentero efecto calmante. Esto nos ayuda a sosegarnos, rebajar la tensión interna y recuperar el control.

Si por una inadecuada educación emocional una persona aprendió a reprimir el llanto experimentará diversos problemas. En primer lugar se está negando a sí mismo el mecanismo más natural y efectivo para alivianar esas desbordantes emociones. En segundo lugar, como hemos dicho, evitar llorar no evitará lo que sientes; al contrario, reprimir el llanto incrementará la presión interna lo que puede conducir a recurrir a conductas agresivas como vía de escape.

Cuando lloras recibes un abrazo de ti mismo, abrazas tu alma y la permites expresar lo que lleva dentro. Cuando lloras te cuidas, te aceptas y te liberas. Escoges el mejor camino para recuperar tu equilibrio interior.

Cuando lloras recibes un abrazo

Pero, además, al llorar transmites a las personas que te rodean tu estado interno. Esto les ayuda a comprenderte, a ponerse en tu lugar y a actuar en consecuencia. Cuando lloras de tristeza recibes abrazos de consuelo, cuando lloras de alegría recibes abrazos de celebración. Llorar es también una forma de comunicación con los otros. 

Quien llora no es débil, sino honesto. Se permite a sí mismo sentir, sin restricciones ni represión. Al llorar entra en coherencia consigo mismo por permitir que sus acciones sean acordes a sus pensamientos y su estado de ánimo. Además es honesto con quienes le rodean, pues no oculta sus emociones ni la disfraza de otras alternativas. Cuántas veces hemos observado personas mostrar ira para ocultar tristeza.

Cuando escoges esconder o enmascarar tus emociones el mensaje se contamina y la comunicación se obstruye. Puede que sientas una enorme tristeza y necesites la comprensión, el apoyo y el soporte de un ser querido. Pero, si te muestras ante él con rabia, ira, desdén o indiferencia, ese abrazo que necesitas no llegará pues estás mandando el mensaje equivocado.

Reprimir el llanto solo te conducirá a la soledad, al aislamiento y al sentimiento de incomprensión. Gestionar las emociones en solitario no es sencillo, y se vuelve perjudicial cuando no nos permitimos liberarlas ni siquiera ante nosotros mismos. La ventilación emocional es imprescindible para sanar y trascender cualquier emoción negativa.

Llorar es un derecho

Por ende, comencemos a hacer oídos sordos a quienes afirman que el llanto es de débiles pues en realidad es de sabios. No permitas que la opinión de otros te arrebate tu derecho a gestionar y regular tus emociones de un modo tan natural y humano.

Si sientes que lloras en exceso, que cada pequeña situación te conduce al llanto es posible que ocurra algo. Si esto sucede seguramente necesites sanar interiormente una herida que sigue abierta. Pero el asunto siempre será la herida que aún te duele, y no el hecho de que expreses tu dolor. 

Entonces llora, llora tu pena, tu alegría, tu decepción y tu entusiasmo. Llora porque el agua que no fluye se estanca. Llora porque al hacerlo te renuevas.


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