La ventilación emocional: un hábito necesario para nuestro bienestar

Contener de manera sistemática las emociones no hace que estas pierdan fuerza; de hecho, adoptando esta posición, hacemos más probable que se conviertan en un lastre. Ahora bien, si no adoptamos esta postura, ¿qué podemos hacer con ellas para impedir que nos gobiernen o debiliten?
La ventilación emocional: un hábito necesario para nuestro bienestar
Elena Sanz

Escrito y verificado por la psicóloga Elena Sanz.

Última actualización: 21 febrero, 2020

Las emociones son intrínsecas a nuestra existencia. Nos acompañan desde que nacemos y se van volviendo más complejas y profundas a medida que avanza nuestro desarrollo. Si aprendemos a manejarlas adecuadamente, pueden convertirse en nuestras mayores aliadas. Sin embargo, cuando la gestión emocional falla, alguno de estos sentimientos puede terminar enquistado, generando un gran sufrimiento. Es aquí donde se hace patente la importancia de la ventilación emocional.

Desde pequeños aprendemos a clasificar las emociones en positivas y negativas. Generalmente es suficiente con observar las reacciones de nuestro entorno para comprender que no todos los estados emocionales son igualmente aceptados.

Un niño puede percibir fácilmente la alegría en el entorno que generan sus sonrisas y ocurrencias. Y como, ante su llanto, su rabia o su frustración, las respuestas son muy distintas.

A muchas niños les transmitieron la idea de que mostrar sentimientos era un signo de debilidad. Tal vez le acusaron de “infantil” cuando sintió miedo, le castigaron cuando mostró su enfado. Quizás le dejaron solo cuando lloró, argumentando que sus motivos eran irrelevantes.

Cuando crecemos en un entorno en la que la expresión de emociones no está normalizada, es lógico sufrir, ya de adultos, una cierta represión emocional.

Corazón cubierto de hielo para representar a las personas emocionalmente inaccesibles

Reprimir no es dejar de sentir

En algún momento, todos tenemos que enfrentarnos con la pérdida, el fracaso o la frustración . Momentos acompañados de emociones de dolor, tristeza, ira, miedo o angustia. Sin embargo, muchas personas, debido a sus aprendizajes tempranos recurren a la represión emocional como única estrategia de afrontamiento.

Optan por negar y ocultar la importancia que el suceso ha tenido en su vida. Fingen que todo está en orden. Se evaden y distraen su mente de todas las formas imaginables para apartar la luz de las sensaciones que están experimentando. Así, hay personas que se niegan a expresar el dolor por un divorcio, un despido, el fin de una amistad o hasta la muerte de un ser querido.

Sin embargo, reprimir una emoción no hace que desaparezca. Relegarla a la oscuridad no impide que siga presente. Cuando una emoción no se exterioriza adecuadamente, siempre encontrará la forma de manifestarse. Por lo que pueden aparecer síntomas físicos o, incluso, puede derivar en un episodio ansioso o depresivo que haga aflorar todo el malestar que venimos negando, pero esta vez de una forma abrumadora.

La ventilación emocional

Para que esto no suceda, es imprescindible realizar una adecuada ventilación emocional. Cuando no abrimos las ventanas de una habitación durante mucho tiempo, el ambiente termina cargado. Lo mismo sucede con nuestro interior cuando comprimimos nuestro mundo emocional.

La ventilación emocional consiste simplemente en dar salida a esas emociones que disimulamos o ignoramos. Muchas veces el temor a mostrarnos vulnerables o a ser juzgados nos impide compartir con otros lo que sentimos. No obstante, es verdaderamente importante que esta salida emocional se produzca.

Mujer pensando en la ventilación emocional

¿Cómo llevar a cabo la ventilación emocional?

No es necesario que hagas partícipe a cualquier persona de tu sufrimiento; de hecho, mejor acude a alguien de confianza. Una persona con la que tengas un vínculo y sepas que puede proporcionarte el respaldo y la comprensión necesarias. Pero, incluso si no hay nadie en tu entorno con quien sientas cómodo, tus emociones necesitan ver la luz. Por lo que una buena opción puede ser realizar esa expresión emocional contigo mismo.

Dedica un tiempo a hacer una introspección, a escuchar con calma lo que sientes y a aceptarlo. Ponles nombre a tus emociones, comprende su origen y valídalas. A este respecto, la escritura puede resultar una valiosa herramienta. Escribir unos minutos cada día favorece esa liberación, especialmente cuando atravesamos situaciones adversas.

Por último, siempre puedes acudir a un especialista. Él te guiará en el proceso, te ayudará a convivir e integrar tu parte más vulnerable, favoreciendo que puedas expresarte abiertamente en un entorno seguro.

No existe una única forma de realizar una ventilación emocional. Lo importante es que escojas la opción que escojas, no olvides que todas tus emociones cumplen una función. Que para que la cumplan tienes que concederles un espacio.

Si guardas tus sentimientos bajo la alfombra, terminarás tropezando con ellos. Si nunca abres las ventanas, no podrá entrar el aire fresco. Una emoción expresada, es una emoción superada.


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  • Salguero, M. J. C. (2011). Importancia de la inteligencia emocional como contribución al desarrollo integral de los niños/as de educación infantil. Pedagogía magna, (11), 178-188.
  • Bustos Caro, A. C. (2011). Cuando se acaba el amor: Estrategias de afrontamiento, duelo por pérdidas amorosas y crecimiento postraumático en estudiantes universitarios (Bachelor's thesis, Quito: USFQ, 2011).

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