Cuando los niños no quieren comer animales
En cierto momento de la vida, los niños comienzan a tener más consciencia de aquello que los rodea y pueden mostrarse muy sensibles hacia ciertos temas. La muerte de los seres queridos o el hecho de que un animal del campo aparezca como comida en un plato puede dar lugar a preguntas que no siempre tienen una fácil respuesta.
Las reacciones de los hijos son diversas cuando empiezan a hacerse ciertas preguntas. Suele pasar que tras un viaje a un entorno rural no deseen comer carne o que quieran copiar a un familiar que es vegetariano ¿Qué hacer en esos casos? ¿De qué manera pueden actuar los padres?
¿Puede un niño ser vegetariano?
Existen muchas opiniones en relación a este tema. Algunos médicos dicen que los alimentos de origen animal son imprescindibles en la dieta de los pequeños y otros afirman que los niños pueden comer vegetales, cereales y otros alimentos para conseguir los mismos nutrientes que aporta la carne.
Todo depende del medio en que está criado el pequeño. Si la familia es vegetariana es más probable que no coma productos cárnicos o derivados y todo lo contrario ocurrirá en una casa donde la carne es el alimento principal de la dieta.
Pero más allá de las necesidades biológicas o nutricionales del pequeño muchas veces la cuestión filosófica o ideológica es la que entra en juego. Es verdad que los niños a corta edad no suelen ser muy objetivos con sus pensamientos y sin embargo nos pueden dar una lección a los adultos sobre ciertos temas.
En el caso de no comer carne la negación comienza desde el punto de vista de la consciencia. Esto quiere decir que evitan consumir estos alimentos al no comprender o no aceptar que ese trozo de carne antes haya sido una vaca, un pollo o un pescado que vivía como él.
Niños modernos, niños despiertos
Hasta hace un par de generaciones era impensable que un niño dijera en la mesa que no quería comer carne porque está mal matar un animal o algo por el estilo. ¿Por qué ahora somos testigos de ese cambio? Quizás porque cada vez hay más personas vegetarianas o porque el caudal de información al que acceden los niños es mayor que hace unos años.
Algunos investigadores dicen, por ejemplo, que se trata de un “despertar” o un “mayor nivel evolutivo” que les permite darse cuenta de que más allá de las personas hay otros seres que tienen vida y respiran o sienten como ellos.
Muchos niños sienten una inclinación natural a cuidar a los animales que, lamentablemente en muchos casos, se va perdiendo con el tiempo. Por ello cuando llega una mascota a casa los peques la tienen siempre en brazos, quieren dormir con ella o jugar continuamente.
Cuando frente a un plato de comida se niegan a abrir la boca puede deberse a muchas razones. Si son bebés es porque no tienen apetito, están enfermos o incómodos, tienen sueño o no les gusta lo que probaron en la primera cucharada.
Pero eso va cambiando a medida que van creciendo. Por lo general si un niño de 3 o 4 años dice que no quiere comer carne es porque pensar que para ello han matado a un animal lo pone triste. Los padres pueden tomar la postura de obligarlo a comer igual (aunque no podrán hacerle cambiar de parecer) o entenderlo y aceptar su decisión.
¿Puedo permitir que mi hijo sea vegetariano?
Uno de los problemas habituales en los padres es que no saben si está bien “dejarles” que sean vegetarianos desde pequeños. En primer lugar, porque desconocen las alternativas de cocinar sin carne y en segundo porque temen que de esta manera el niño haga lo que le venga en gana y esa anarquía se traslade a todos los ámbitos de su vida.
Para el problema nutricional (por llamarlo de alguna manera) es necesario asesorarse, buscar información y probar decenas de recetas. Algunos padres optan por disimular la carne en los platos y otros directamente no la ofrecen. En este segundo caso la recomendación es encontrar opciones donde todos los elementos básicos estén cubiertos.
La leche, el huevo, las frutas y las verduras no pueden faltar, así como tampoco las legumbres y los cereales integrales. Es un error pensar que por no comer carne solo pueden consumir arroz, pizza y pasta. Los alimentos frescos son necesarios para su crecimiento.
Por otra parte, en lo referido a la enseñanza o crianza, permitir que el niño sea vegetariano el tiempo que desee no es sinónimo de libertinaje y de dejar que haga lo que quiera. Todo depende de cómo la familia encare este asunto y de qué manera se desarrollan las demás actividades cotidianas.
Esto quiere decir que por aceptar esta nueva forma de alimentación en el hijo no se es peor padre, permisivo o “gobernable”. Una buena manera de afrontar este hecho es hablando con el niño, intentar darle respuestas a las preguntas que nos hace o buscarlas con él. De esta manera, le demostraremos que tenemos en cuenta, le diremos que el dilema que nos plantea es razonable y premiaremos el hecho de que mire el mundo con el corazón y la reflexión.
De esta manera el pequeño se sentirá contenido y sobre todo comprendido. Para terminar, os dejamos un vídeo emotivo donde un niño le dice a su madre que no desea comer carne porque son animales y está mal matarlos.