Cuando tu mundo se derrumba
“El momento más solitario en la vida de alguien es cuando está viendo cómo su mundo se desmorona, y lo único que puede hacer es mirar fijamente”
(F. Scott Fitzgerald)
En ciertos momentos de nuestra vida, la armonía que tenía se rompe. Es como un rompecabezas en el que una pieza no encaja bien ¿Qué ha ocurrido?, ¿por qué de repente todo se vuelve en nuestra contra? Esos pilares fuertes y seguros, se convierten en débiles llenos de grietas.
Quizás tu trabajo ha empezado a ir mal, los problemas con tu pareja han hecho acto de presencia o la enfermedad está acechando tu vida. Seguramente, te sientas identificado y comprendas perfectamente lo que es sentirse impotente mientras todo a tu alrededor se desmorona.
Pero no todo es negativo. Nunca hay que rendirse, ni siquiera cuando pierdes la confianza en que todo volverá a ir bien. A continuación, te contamos qué puedes hacer cuando ves cómo el mundo cae a tu alrededor sin que tú puedas hacer nada.
¡Ponlo en práctica!
Desahogarse
No debemos aceptar, ni rendirnos ante esta situación. Aunque tu mundo esté hecho trizas, recuerda que rendirte no es una opción. ¿De verdad quieres abandonar antes de intentarlo? no esquives el tema, ¡desahógate! Este es el primer paso para afrontar el verdadero problema.
“El mejor guerrero no es el que triunfa siempre,
sino el que vuelve sin miedo a la batalla…”
(Dolores Ibárruri)
Puedes tomarte un tiempo para pensar, hacer algo nuevo… Pero sobre todo lo que debes hacer es llorar. Llora, porque te hará falta. Después renacerás, te levantarás con más fuerzas para afrontar todos los problemas que vengan.
Permítete desahogarte. Esto no te hará más débil, sino más fuerte. Además, te permitirá tomarte tu tiempo para pensar en cómo enfrentar el problema, ¿cuál será tu siguiente paso?
No te rindas jamás. Todo se puede solucionar. Tú no estás hecho para conformarte y aceptar la derrota.
Valora cada momento de felicidad
No todo ha sido malo y mirar hacia atrás puede hacer que te animes y cojas fuerzas. Valora todos aquellos momentos en los que te has divertido, en los que verdaderamente tú has sido feliz. ¡No todo es malo! Simplemente, cuando todo nos va bien no lo apreciamos, en cambio, sí nos damos cuenta de cuando todo va mal.
Un ejemplo sería cuando tenemos gripe o cualquier otra enfermedad que nos deja en casa y encamados por unos días. Es en ese momento cuando valoramos los momentos en los que hemos estado sanos, pero ¿verdad que hasta el momento no lo habías hecho?
No esperes a que sea tarde. Valora cada momento de felicidad que haya entre tanto desastre. Utiliza esto para coger fuerzas y enfrentarte a lo que venga. Aunque no puedas hacer nada, no siempre vas a estar en esta situación.
Sé que desanima que un malestar se prolongue en el tiempo, pero tarde o temprano ¡pasará! No pierdas la confianza, sé fuerte. Todo volverá a estar bien.
Cuando el sol brille de nuevo
“Por muy larga que sea la tormenta,
el sol siempre vuelve a brillar entre las nubes”
(Khalil Gibran)
Tras un largo periodo de lucha, cuando ya no te quedan fuerzas para más, las cosas volverán ¡a brillar! Cuando menos te lo esperes volverás a sonreír con esperanza, todo volverá a estar bien y empezarás a no valorar estos momentos que podrías calificar de “perfectos” ¡No hagas esto!
No te rindas porque tu esfuerzo tendrá su recompensa. Algunas veces intentamos encontrarle un motivo a nuestras desgracias, pero no lo tienen. Simplemente suceden y hay que afrontarlas. Aprenderemos, nos haremos más fuertes y lograremos apreciar los momentos en los que todo está bien.
Una actitud negativa provocará que te aísles, que la negatividad se vea atraída. Sé valiente y ¡no te quejes! Afronta con madurez este reto y podrás salir victorioso de él. Tu actitud te hará ver un rayito de luz entre tanta oscuridad. Las cosas mejoran, de verdad.