Cuando quitarse la vida se contempla como una opción
¿Qué ocurre cuando quitarse la vida se contempla como una opción, incluso como la mejor opción?, ¿qué es lo que pasa por la mente de esa persona? Es normal que, a veces, estemos tristes. Es normal que, en muchas ocasiones, nada nos salga bien. Nuestras emociones y sentimientos suelen tomar el control y son muchas las veces en las que nos encontramos desbordados por ellos.
“La OMS advierte de que una persona se suicida en el mundo cada 40 segundos”
-El País-
Pensar en quitarse la vida es un verdadero problema. Un problema que abarca diferentes niveles: el psicológico, el social, el biológico, el cultural y el ambiental. Una circunstancia que tiene su origen en un profundo problema depresivo que puede ser consecuencia de diferentes factores. Una infancia difícil, dificultades para conectar con los demás, problemas de pareja, baja autoestima y un largo etcétera.
Quitarse la vida, ¿es una consecuencia?
Podríamos pensar que una de las consecuencias de la depresión puede ser el suicidio. Pero, no siempre esto es así. Aunque fue el doctor John Demartini el que pronunció una de las mejores explicaciones en relación a la depresión y el suicidio. Él afirmó que todo el mundo tiene altibajos emocionales, pero que cuando se vuelven extremos nos pueden llevar a la euforia menos contenida y a la sensación de tristeza más intensa. Esta última será la que nos puede llevar al suicidio.
De repente, nos sentimos extremadamente eufóricos y esto tiene que verse compensado de alguna manera. El polo opuesto es la depresión. Pensemos en cuando nos sentimos felices. Si esta felicidad es “normal” y se encuentra dentro del equilibrio, su opuesto será una tristeza de una magnitud similar.
Si nuestra felicidad amplía su rango y se aproxima al extremo, su opuesto será una tristeza aún más profunda. Cuando esta tristeza se trasforma en apatía y se vuelve sostenida en el tiempo, podríamos estar ante un indicio de depresión. Según Demartini nuestras emociones funcionan compensándose unas a otras. Por eso, cuanto más eufóricos y dichosos nos sintamos, mayores serán los pensamientos depresivos suicidas.
La vida tiene dos caras, la buena y la mala. Negar una de ellas tan solo provocará que nos golpee con más fuerza
No podemos olvidarnos de que la depresión tiene un claro componente químico. Esa euforia que sentimos no deja de ser un exceso de dopamina, oxitocina, endorfinas, serotonina que afecta a nuestro cerebro. Cuando la situación se revierte y aparece el cortisol y la epinefrina nos trasladamos al polo de la tristeza.
¿Entonces el suicidio es una consecuencia de la depresión? Muchas veces sí, pues las emociones y sentimientos tienen un impacto mayor en la persona depresiva. No ve que en la realidad haya una mínima esperanza de salir de la situación en la que se encuentra, un asidero al que agarrarse. Sería el componente de la desesperanza más absoluta el que finalmente haría que la persona viese el suicidio como su única salida.
Situaciones que se nos escapan de las manos
No siempre el deseo de quitarse la vida proviene de un problema de desequilibrio bioquímico en nuestro cerebro. A veces, personas y situaciones nos empujan a tomar la terrible decisión de tomar esta salida. Porque cuando el mundo se te viene encima, es difícil no sentir la necesidad de escapar de todo y de todos. Hasta de nosotros mismos.
Pensemos en aquellos adolescentes sometidos a bullying. Una etapa complicada en la que nadie les tiende una mano. Se sienten solos, humillados y maltratados. Esto puede sumirlos en un círculo vicioso de autodestrucción. Así lo relata Carla Herrero, una joven de 17 años víctima de bullying que decía “cuanto más se humilla a una persona, más daño esta se deja hacer”.
Pero esta no es la única situación en la que una persona puede querer quitarse la vida. Una joven brasileña de 16 años se sentía así después de una violación en la que participaron varias personas: “Sentí culpa, varias veces. Todo el día. No sé de qué. Siento basura saliendo de mi cuerpo, de mi boca, de mis ojos”.
Actualmente, debido al auge de las redes sociales, se alerta sobre el peligro asociado al envío de desnudos o de la grabación de vídeos que pueden ser difundidos. Recientemente se encuentra el caso de una mujer que aparece manteniendo relaciones sexuales con dos futbolistas en un vídeo que ha sido difundido en las redes. Una situación que muchos no soportarían. Una circunstancia en la que te encuentras expuesta y en la que tu intimidad se ve violada.
“Gracias por todo el dolor”
-Nota de suicidio de adolescente de 15 años, víctima de acoso-
Son muchos más los motivos por los que una persona puede desear quitarse la vida. Problemas económicos, soledad, rechazo… Todas estas situaciones cursan con un estado depresivo prolongado en el que la persona se sumerge debido a las experiencias vividas. Quitarse la vida no es algo que suceda de un día para otro.
A pesar de que quitarse la vida para algunas personas pasa por ser una opción, siempre podrán salir del pozo si han sembrado sus mentes con pensamientos positivos. Jamás te merecerás que todo lo que has vivido, todo lo que te ha hecho sufrir, las personas, el mundo, te “obligue” de alguna manera a tomar la terrible decisión de acabar contigo.
Nuestra capacidad de anticipar el futuro es la que nos condena, la de pensar que estamos ante un “león” y van a ir apareciendo más. En esta situación lo mejor es intentar atacar nuestros problemas con pequeños pasos que sirvan de refuerzo para nuestra moral, sin mirar la cima y todo lo que nos queda. Por otro lado, que una pelea se prolongue durante mucho tiempo no significa que vaya a ser para siempre, porque siempre es mucho tiempo y después de la tormenta siempre llega la calma.