Cuidar tu vida emocional
Las personas experimentan estrés emocional de múltiples formas: como tristeza, ansiedad, adicciones, obsesiones, comportamientos repetitivos, aburrimiento y labilidad emocional. A veces, en cuestión de días, el malestar emocional puede desaparecer, pero, de ser persistente, es conveniente que acudas a un especialista que pueda ayudarte. Además, te presentamos algunos consejos que pueden ayudarte a salir de esos momentos y, por ende, a cuidar de la vida emocional.
Cuidar de tu vida emocional es hacerte responsable de tus emociones, aprender a gestionarlas y descubrir una manera mucho más saludable de experimentarlas
1. Sé tú mismo
Es importante que seas tú mismo. Esto significa aceptarte, quererte, valorarte. Es conocer lo que te gusta, lo que no, cómo reaccionas ante distintas situaciones, qué comportamientos te incomodan y cuáles te hacen sentir feliz. Para ello, acepta tus propias opiniones, defiende tus valores y di las cosas que quieres decir. Tienes mil maneras de ser tú mismo a través de la sinceridad contigo mismo. No es necesario que te comportes de otra manera para así agradar a los demás. ¡No le puedes gustar a todo el mundo!
2. Reinventar tu malestar emocional
A veces, para reducir esa incomodidad interna puedes tratar de imaginarte de otra manera. ¿Cómo? Pues visualizándote convertido en una persona más aliviana, más liviana, con menos carga emocional. Serías una persona más tranquila, más productiva, menos crítica, menos egoísta y menos abusiva. ¡Verás cómo funciona!
3. Debes aprender a amar y ser amado
Parte de nuestra naturaleza humana requiere algunos momentos de soledad, de tiempo para uno mismo y un fuerte individualismo sustancia. Es parte de la vida. Pero lo cierto es que si nos amamos y nos dejamos amar, nos sentiremos mejor y más felices. Y experimentaremos la vida de forma más plena. Así cuidaremos de nuestra vida emocional.
“Se aprender a hablar, hablando. A estudiar, estudiando. A trabajar, trabajando. De igual forma se aprende a amar, amando”
-San Francisco de Sales-
4. Saber escuchar
Es bueno que, además de hablar, practiquemos la habilidad de escuchar, tanto para ser nosotros mismos, como para que reconozcamos cómo nos proyectamos en los demás. La mayoría de las veces un cambio adecuado parte también de un buen conocimiento, tanto de lo que nosotros vemos en el espejo, como de lo que otros ven cuando nos ponemos frente a él.
5. Controlar tu mente
Es necesario realizar un buen trabajo de interiorización, con el fin de identificar los pensamientos que no nos sirven y desecharlos. O, en su defecto, para sustituirlos por pensamientos más útiles.
6. Olvidar el pasado
No podemos controlar el futuro, ni podemos evitar que el pasado regrese. De manera que tratar de controlar algo en el pasado o en el futuro puede producirnos ansiedad, pesadillas, tristeza repentina u oleadas de ira o derrota. Sin embargo, hay que tratar de gestionar los recuerdos de manera que no nos acarreen malestar emocional incontrolado que se proyecte al presente y/o al futuro.
7. Relajar tu ansiedad
La ansiedad tiene la capacidad de poner en peligro nuestro equilibrio emocional, nuestro estado de ánimo y el buen hacer de nuestras actividades cotidianas. Para gestionarla puedes aplicar diferentes técnicas, entre ellas, las técnicas de relajación.
“Se siente como si el peso del mundo estuviera sobre tus hombros. Te sientes sofocado”
-Danielle Nicole Box-
8. Controlar el estado de ánimo
Puedes hacerlo respirando, practicando mindfulness o meditación… Piensa que nadie tiene el poder de hacerte sentir mal si tú no lo permites. Porque tú puedes controlar tu estado de ánimo.
9. Modificar los modos de acción habituales
Puede que te sientas enfadado, impulsivo, disperso, indisciplinado y con miedo. Examinar las acciones que generan en nosotros estos estados negativos es el primer paso para que desaparezcan.
10. Hacer frente a las circunstancias
Muchas circunstancias están completamente fuera de nuestro control. Otras, en cambio, están bajo él. Podemos cambiar de trabajo o de carrera, podemos reducir nuestra ingesta de calorías, se puede hablar o guardar silencio… No podemos tomar decisiones por los demás, cambiar las intenciones de nuestros amigos, controlar el comportamiento ajeno…
Como resultado de estas mejoras, nos sentiremos emocionalmente mejor, porque la mejora emocional muchas veces demanda que tomes una acción en el mundo real.
Ahora que ya sabes cómo cuidar tu vida emocional, ¿qué puedes hacer para mejorarla?