De ti lo aprendí todo sobre el amor, a pesar de que no quisiste enseñarme nada
Desde muy pequeña y prácticamente sin madurez interior me enseñaron lo que es el amor. Una forma de amor que no procedía del ser incondicional, pero sí que puede que apareciese como un rayo de luz en mi persona, en mi esencia.
Una forma de compartir diferente, como muchas otras que, con el paso del tiempo entendí que no iba a formar parte de mi corazón por el dolor que me causaba. Algo diferente y además protegido que te invito a descubrir hoy para saber elegir si se presenta.
Fui creciendo, madurando, escuchando y un día, gracias a una emocionante relación llena de obstáculos, percibí que en mí estaba viviendo ese tipo de amor. Fue entonces cuando escribí esta declaración sobre lo que no es el amar a alguien en una relación, al menos mi propia percepción de la realidad que humildemente me encantará compartir contigo hoy.
La carta proveniente de mi esencia más profunda “hola desconocido. Sí, claro que te llamo desconocido porque en realidad no se quién eres, porque después de años que nos permitieron ese trabajo de descubrimiento interior por cada uno, te percibo y te siento como un completo desconocido. Creí con seguridad conocer el chico que eres o al menos eso fue lo que siempre pretendí.”
“Amo como ama el amor. No conozco otra razón para amar que amarte. ¿Qué quieres que te diga además de que te amo, si lo que quiero decirte es que te amo?”.
-Fernando Pessoa-
No me enamoré de ti, sino de lo que quise encontrar
Hoy me doy cuenta de que me enamoré de una percepción, de una idea a la que anhelaba que te adaptaras y que yo misma creí cierta. Nunca de lo que ya eras, con todo tu ser y mágica versión. Intento entender que la persona por la que en algún momento hice tantas cosas de forma incondicional, sin pedir nada a cambio, ahora sólo sea alguien que tan solo guarda una mirada de soledad.
Esas emociones negativas vistas desde la cercanía temporal se trasformaron en positivas, ya que me permitieron entender qué sucedía, aprender y seguir adelante. Completándome y dándome esta pausa para darte las gracias, porque lo que hiciste sin querer me ha valido mucho más que lo que hiciste queriendo.
Te preguntarás ¿gracias por qué? Permití que me dividieses en pedazos mi corazón, abriendo mi realidad a unas inmensas ganas de amar de la forma más bonita y sincera posible que intuía entonces. Recordaste mi pasado y la motivación de no repetir dichas sensaciones en mí desconocidas.
Muchos de tus amigos, incluso tú mismo pensaréis que después de todo lo que me hiciste cómo puedo aún darte las gracias. Estaré encantada de explicarte que muchas de las cosas que vi en ti eran mi propio reflejo. Aquellas acciones y emociones a las que era capaz de darles vida y las que no sabrías si podía mantener, al menos de una forma sana.
Tengo que darte las gracias por tanto
Como puedes comprobar supone uno de los regalos más hermosos que un ser humano puede hacer a otro. El darte cuenta de lo que verdaderamente anhelas, lo que con seguridad tu esencia es capaz de llevar a cabo y que por bloqueos cotidianos a veces se nos escapa como agua entre los dedos.
Nunca me cansaré de darte las gracias desde el corazón y con verdadero amor, porque aprendí que puedo ser mi mejor versión con alguien, pero solo si antes la he sembrado conmigo misma. Aprendí que yo misma soy quien pone los límites de cuánto merezco que me amen y que llegado el caso tengo la libertad de marcharme por mis razones.
Gracias porque aprendí que no todas las personas actúan con sinceridad, porque jamás podré tener la seguridad de que alguien hable con la verdad. Tan solo mi única misión es confiar y dar un amor que jamás pediré sea recíproco, únicamente que provenga de la realidad.
Me permitiste aprender que el amor no es egoísta, que cuando alguien te ama puramente te acompaña en los triunfos y nunca jamás se sentirá los suficientemente inseguro como para menospreciarlos, para quitarles valor por temor a ser menos. P orque todo lo que viví y experimenté a tu lado me permitió crecer y reconocer para siempre la mujer que soy.
Por ello, me siento enormemente agradecida. Te doy las gracias porque me permitiste encontrar el mantra que me acompañará el resto de mis días “en la vida, tarde o temprano todo pasa para algo tremendamente hermoso y positivo. Esto también pasará y de ello aprenderé una preciosa lección”.
“Te amo para amarte y no para ser amado, puesto que nada me place tanto como verte a ti feliz”
-George Sand-