Defenderse de las personas mal pensadas
Personas mal pensadas siempre han habido y siempre las habrá. No podemos expulsarlas de nuestra vida tan fácilmente, porque a menudo, forman parte inevitable de ella: familiares, amigos… Lejos de dejarnos influenciar o incluso torturar por sus proyecciones, comentarios y pensamientos, es mucho mejor aprender a hacerles frente, a ser un poco más impermeables respecto a ellos manteniendo así una sana y saludable distancia.
Ahora bien, vayamos un poco más allá. ¿Qué hay detrás de las personas mal pensadas? ¿Es quizá una enfermedad, un rasgo distintivo de personalidad? La realidad es que este tipo de perfiles conjugan en sus comportamientos toda una serie de rasgos muy interesantes de abordar. Un modo de comprenderlos que, sin lugar a dudas nos va a servir de ayuda.
“Existen dos causas que generan todas las confusiones: No decir lo que pensamos y no hacer lo que decimos. Cuando decimos lo que pensamos y hacemos lo que decimos, nos volvemos dignos de confianza.”
-Ángeles Arrien-
Pensamientos negativos y autoestima
Ya tenemos una pista casi esencial sobre las personas mal pensadas: la autoestima. Seguro que tú mismo has vivido más de una situación semejante: personas que sin saber por qué, y a pesar de tener una estrecha relación contigo, casi siempre desconfían de lo que les dices. De lo que haces. No creen tus palabras y tienden a deducir aspectos totalmente erróneos y fuera de lugar. Incluso extremados.
Los psicólogos Abalakina-Paap, M. Stephan, Winston Craig de la Universidad de California nos señalan algo importante gracias a un estudio. El cerebro humano se caracteriza por la desconfianza. Esto es así por un hecho muy simple: logramos ser más prudentes para garantizar nuestra supervivencia. Sin embargo, hay perfiles más desconfiados que otros. Esos que son incapaces de construir vínculos basados en la confianza y el respeto hacia quienes le rodean.
El recelo, la sensación continua de que les estamos engañando tiene como base una escasa autoestima. Esa sensación de que están en una esquina del mundo donde el resto no los entiende ni los acepta. Se sienten incomprendidos, y esta incomprensión alza a su vez un rudimentario modo de auto-protección como es el recelo y la desconfianza. Si yo desconfío de la gente, estaré más protegido.
Desconfianza y baja autoestima, el círculo del sufrimiento
Las personas desconfiadas siempre suelen estar alerta de todo lo que los otros dicen o hacen, interpretando, en ocasiones que alguien trama alguna cosa en contra ellos. Sospechas infundadas, inseguridades, juicios incorrectos…. son perfiles que en ocasiones pueden caer dentro de lo paranoide.
- A menudo, también a nosotros mismos nos es difícil estrechar lazos de confianza con estas personas, porque de ellos solo obtenemos su sanción, su reproche, su mirada aguda pensando lo peor de nosotros.
- A esa baja autoestima se le añade además, su escasa cercanía, y la nula afectividad.
Cualquier sentimiento lleno de emotividad y cercanía puede llegar a ser amenazante para su mente fría y calculadora. Raras veces hay ternura, de ahí que ellos mismos caigan en una especie de círculo vicioso: desconfianza- malos pensamientos- personas que los evitan- sensación de soledad– rabia- desconfianza una vez más.
Cómo tratar a las personas mal pensadas
Lo sabemos, a veces cuesta y nos pueden llevar a la exasperación. Pero debemos ver todos aquellos vacíos que en verdad conforman a este tipo de personas mal pensadas: su falta de autoestima, su soledad, su escasa empatía emocional y en esencia… su capacidad de ser felices.
- Por otro lado, hay un aspecto que debemos tener en cuenta. Si estos comportamiento son extremos y continuados, es muy posible que estemos ante un trastorno de personalidad paranoica. En caso de que se lleguen a situaciones problemáticas, es necesario recomendar a esa persona que busque ayuda especializada.
- Poner distancia no siempre es la única respuesta, y más si esa persona malpensada es tu padre o esa amiga a la que debes ver más de lo que quisieras.
S i la distancia física no es posible, mantén una distancia emocional, impide que aquello que te digan te haga daño.
En nuestra cotidianidad, también nosotros mismos debemos cuidar de no caer en estas derivas guiadas por la desconfianza excesiva.
Pensar mal de los demás casi a cada instante, nos acaba dejando arrinconados en la soledad más absoluta y también en el sufrimiento. Tratemos estas situaciones. Defendámonos también de quien osa vulnerar nuestra estabilidad psicológica y emocional con sus confabulaciones y desconfianzas constantes. Nadie merece vivir de este modo.
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- Abalakina-Paap, M., Stephan, WG, Craig, T., Y Gregory, WL (1999). Creencias de las inconspiraciones. Psicología política, 20,637–647.
- Nesse, RM (2005). Psicología evolutiva y salud mental . En D. Buss (Ed.), Manual de psicología evolutiva (pp. 903–930). Hoboken, Nueva Jersey: Wiley.
- Haselton, MG y Nettle D. (2006). El optimista paranoico: un modelo evolutivo integrador de sesgos cognitivos. Personalidad y psicología social, revisión, 10, 47–66