Defiende tus derechos emocionales
Cada una de las emociones que sientes te pertenecen, son tuyas y por ello, tienes unos derechos adquiridos: tus derechos emocionales.
Nadie los va a defender por ti, tampoco aparecen escritos en ninguna Constitución ni en ningún Código Civil. Pero existen por el simple hecho de que somos seres emocionales.
Si quieres ser feliz y mantener una relación sana y bonita con el mundo que te rodea, no te quedará más remedio que no dejar que pisoteen tus derechos emocionales, de la misma manera que deberás respetar los de las personas que te rodean.
A continuación te contamos cuáles son esos derechos de los que gozamos procedentes de nuestra dimensión emocional:
1. Derecho a ser el primero: existe la idea errónea de que una persona es egoísta si desea superar a otros, o antepone sus propias necesidades a las de los demás. Esto no significa que tengamos que ser siempre los primeros, pero alguna vez ¿por qué no?
Tienes derecho a conocerte, a valorarte y cuidarte. Derecho a estar bien y satisfacer tus necesidades porque si no es así, no podremos relacionarnos con los demás de manera satisfactoria.
2. Derecho a cometer errores: cometer errores forma parte del proceso de aprendizaje, además nadie es perfecto y todos estamos en evolución.
No pasa nada porque te confundas, los errores son oportunidades de crecimiento.
3. Derechos a ser quien juzgue tus propios sentimientos y a aceptarlos como válidos: el hecho de que los demás tengan sentimientos diferentes no invalida los nuestros.
Tienes derecho a conocerte y defender tus opiniones
y aquello que sientes
4. Derecho a pedir ayuda o apoyo emocional: a veces, sentimos que no tenemos derecho a hacer perder el tiempo a los demás, pero eso no es cierto.
No solo todo el mundo tiene derecho a pedir ayuda, sino que la confianza en los demás mejora nuestras relaciones personales.
Si nunca dejas que te ayuden, tampoco abrirás la puerta para que las personas que te rodean te pidan ayuda a ti.
5. Derecho a sentir dolor o malestar: no puedes asumir siempre el rol del que no tiene problemas o siempre estar bien.
Es importante no solo ser sinceros con los demás, sino también con nosotros mismos.
Tienes derecho a escuchar a tu cuerpo y aceptar que no siempre serás el más fuerte, pues cada uno de nosotros también tiene sus debilidades.
6. Derecho a decir ‘no’: es erróneo pensar que siempre somos nosotros los que debemos adaptarnos a los deseos o necesidades de los otros. No tienes por qué sentirte culpable cuando digas que no.
Decir no es reafirmarte en tus valores y necesidades. Es saber poner el límite para cuidarse a uno mismo.
7. Derecho a no justificarnos ante los demás: tus razones, sean cuales sean, son válidas porque son tuyas.
8. Derechos a no responsabilizarte de los problemas de los otros: aunque sea cierto que es positivo ayudar a los demás, no tiene por qué convertirse en una obligación.
9. Derecho a cambiar: en muchas ocasiones, tendemos a asignar roles a las personas o dejamos que nos los asignen a nosotros, pero todo el mundo tiene derecho a salirse de su ‘papel’ y a pensar o actuar de manera distinta.
Recuerda el cambio es constante.
10. Derecho a tener tus propias opiniones: escuchar los puntos de vista de los demás nos puede venir muy bien, pero si no coinciden con los nuestros no es necesario que modifiquemos nuestra opinión o actitud.
11. Derecho a estar solo: aprender a estar solos es muy importante, y debemos defender nuestro derecho a la intimidad y a la soledad.
Cuando aprendemos a estar solos,
aprendemos a ser independientes
12. Derecho a criticar y a protestar por un trato injusto: muchas veces entendemos que la ‘buena educación’ consiste en callarnos nuestras opiniones acerca de algún asunto.
Pero defender aquello que creemos que está bien o solicitar un trato justo también son tus derechos. No todo en la vida es conformarse.
13. Derecho a pedir información o a ‘no entender‘: reconocer tus dudas no significa que seas un ignorante, sino que quieres aprender y mejorar.
14. Derecho a no responder: el hecho de que alguien nos pregunte algo, no significa que nosotros tengamos la obligación de contestar.
15. Derecho a sentirte a gusto contigo mismo con independencia de tus logros: una de las claves de la felicidad es sin duda la propia aceptación y no medir nuestra valía por los éxitos, ni por los juicios que los demás hagan de nosotros.
La felicidad es una actitud y la valía tiene que ver con la autenticidad de ser cada uno de nosotros.