Deporte y adolescencia: una perspectiva psicológica

El deporte, bien canalizado, dirigido y enfocado, puede ser una ayuda muy valiosa para trabajar algunas de las habilidades que el adolescente empieza a necesitar para relacionarse con los demás.
Deporte y adolescencia: una perspectiva psicológica
Francisco Roballo

Escrito y verificado por el psicólogo Francisco Roballo.

Última actualización: 06 mayo, 2019

El relato de la adolescencia en lo últimos años ha pecado de ser un tanto fatalístico. Las expresiones faciales de la mayoría de los adultos cuando se refieren al tema les delata. Muchos la recuerdan y la perciben como una época de cambios, de hormonas en ebullición y de descontrol. De ahí nuestra motivación por analizar la relación que existe entre deporte y adolescencia.

Muchos mitos se desenvuelven al rededor del tema. ¿Es una etapa de cambio hormonal? Sí, pero este cambio parece estar más vinculado al desarrollo sexual que al carácter tosco que forma parte del estereotipo. Es un tiempo de cambios, de maduración y sobre todo de ensayo y error.

El deporte en la adolescencia funciona como dispositivo para liberar energía y canalizar objetivos. La promulgación de valores de equipo y autosuperación son muy valorados en este contexto. De la misma forma, el rol del entrenador puede ser homologo al de un guía en este proceso.

El cerebro adolescente

En esta etapa se desarrolla la poda neuronal. Es un proceso de desecho de las conexiones nerviosas de la infancia, que ya no sirven en la vida adulta. Junto a este proceso de depuración, la maduración consiste en el establecimiento de nuevas conexiones, aptitudes y control emocional.

Chica estirando

Aspectos a tener en cuenta

  • Hormonas: el revolución hormonal otorga herramientas vitales para el desarrollo físico y cerebral.
  • Ensayo y error: las conductas aprobadas serán afirmadas y las no aprobadas modificadas.
  • Oportunidades: no es una etapa terrible, sino la oportunidad de transitar un sinfín de experiencias.

La socialización en el ámbito deportivo

Los seres humanos, y en especial los adolescentes por encontrarse de lleno en el diseño de su autoconcepto, buscan en los demás información sobre ellos mismos. Lo hacen tanto en sus pares como en los adultos. Aquellas aptitudes que pueden ser desaprobadas por la familia, pueden reforzarse al verse aprobadas por otros adolescentes. En este sentido, un ambiente de valores moderados por un objetivo deportivo suele ser una influencia positiva.

El rol del entrenador

Es allí donde ingresa en rol del profesor y/o entrenador. Un agente adulto externo a la familia que tampoco es otro adolescente. Cumple un papel de mediador, constituyéndose como un punto de referencia. Es el entrenador quien marca las pautas deportivas, fija los objetivos y establece normas para el equipo.

La inteligencia emocional

La entendemos como una clave del éxito. En la adolescencia, con la maduración de nuestra corteza prefrontal, mejoramos nuestra capacidad para tomar decisiones. Adquirimos un mayor control sobre nuestros impulsos, siendo capaces de renunciar con más facilidad a una recompensa próxima en el tiempo por un bien mayor en el futuro. Por ejemplo, en el deporte lo podemos ver cuando un deportista sacrifica tiempo de estar con sus amigos para entrenar y conseguir mejores marcas, esto traerá resultados deportivos.

El grado en que se desarrollen estrategias para afrontar los obstáculos parece predecir el éxito. Entonces la clave está en adecuar las reacciones emocionales instintivas y adquiridas en la niñez. En este sentido, el posible éxito deportivo, además de ser una recompensa, también supone un entrenamiento para la mejora de habilidades relacionadas con la toma de decisiones, la regulación emocional y el control de impulsos.

¿Por qué psicología y deporte en adolescentes?

Psicología, deporte y adolescencia son ramas que se entrelazan. Lo podemos ver en lo siguientes puntos:

  • Búsqueda de identidad. Según Erik Erikson, los adolescentes reviven conflictos de las etapas anteriores. La exigencia física y mental del deporte además de ser un distractor, otorga herramientas para la superación de los conflictos.
  • Competitividad. Supone la puesta a prueba de habilidades físicas y cognitivas. La exigencia mental y la descarga física funcionan como mecanismo de alivio de tensiones. Así mismo, cualquier actividad deportiva competitiva supone la puesta a punto de valores y aptitudes, importantes de afianzar en la adolescencia.
  • Superación personal. Esta característica parece obvia pero no es menos importante. Superar obstáculos, romper marcas y adquirir mejores destrezas, son refuerzos positivos que trascienden el ámbito deportivo.
  • Funcionamiento grupal. En los deportes de equipo se marcan las pautas de funcionamiento para perseguir una meta común. En deportes como fútbol, básquetbol o balonmano, la “química” del equipo predice las metas que éste puede alcanzar.
  • Autoestima. Todas las pautas mencionadas anteriormente influyen directamente en la auto-valoración. Desde ser una pieza valiosa en un equipo hasta los cambios madurativos, potencian la autoestima.

El deporte en la adolescencia es un estímulo para el desarrollo de destrezas físicas, pero también psicológicas. La deportividad consiste en la puesta en práctica de valores ciudadanos como el respeto por el contrincante. Estos valores se ven reflejados en un sinfín de actividades de la vida adulta. Aquí el entrenador es crucial ya que es quien motiva al grupo y al individuo a incorporar los valores.

“El camino es la recompensa”.

-Oscar Washington Tabárez-

Chicas deporte

Personalidad y deporte

La actividad deportiva es fomentada en niños y adolescentes con problemas de conducta. Ingresar en un grupo con objetivos comunes, lejos de las tentaciones peligrosas que puedan sobrevolar en el entorno, puede ayudar a prevenir o modificar conductas desadaptativas.

Conociendo la relación entre deporte y adolescencia, el primero dibuja un campo de juego en el que para conseguir objetivos hay que poner en marcha habilidades muy parecidas a las que el adolescente está empezando a necesitar, pero sin los riesgos y las consecuencias de los errores que se cometen fuera de un campo de juego

  • Hiperactividad. A los adolescentes con hiperactividad se les recomienda deportes que demanden un gasto energético alto.
  • Habilidades sociales. En este caso se recomiendan deportes grupales, como el fútbol. Seguir pautas grupales requiere la modificación de comportamientos incompatibles.
  • Autoestima. Los deportes que aumentan las habilidades defensivas y potencian la sensación de control, como las artes marciales, ayudan a fortalecer la confianza de aquellos adolescentes que han sufrido situaciones de bullying.

Conclusión: psicología, deporte y adolescencia

Deporte y adolescencia son dos entidades que se entremezclan. El trabajo psicológico puede ayudar a que el adolescente mejore su experiencia deportiva, mientras que el deporte no deja de ser de constituir un campo estupendo para que el adolescente entrene habilidades propias de esta etapa y que le serán muy útiles en la vida adulta. Hablamos de la disciplina, de la gestión emocional, de las habilidades sociales, de la gestión del éxito y el fracaso o de la toma de decisiones.


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