Deterioro cognitivo leve: causas y síntomas
Se denomina deterioro cognitivo leve (DCL) a un estado transicional entre los cambios cognitivos del envejecimiento normal y un estadio temprano de la demencia. A día de hoy, este constructo se reconoce ya como una condición patológica y no como un proceso normal asociado a la edad.
Concretamente, se utiliza de manera específica para referirse a un grupo de individuos que presentan cierto grado de déficit cognitivo, pero cuya severidad resulta insuficiente para cumplir los criterios de demencia. Para diferenciar el deterioro cognitivo leve de la demencia tenemos que fijarnos en las limitaciones que le genera este deterioro a la persona en su desempeño cotidiano.
Ahora bien… ¿Cómo podemos detectar este principio de demencia? ¿Cuáles son los síntomas principales del deterioro cognitivo leve? ¿Cuál es la causa de que aparezca este trastorno? Estas son las preguntas que trataremos de responder a continuación.
¿Por qué aparece el deterioro cognitivo leve?
El ensanchamiento de la pirámide poblacional en los estratos de más edad, favorecido en parte por una mayor esperanza de vida, está aumentando el número de personas afectadas por alteraciones cognitivas y posibles síndromes demenciales. Un dato de especial interés, sobre todo si pensamos que la edad avanzada es un factor de riesgo clave para el desarrollo de esta patología.
Otros estudios sociodemográficos han encontrado mayor prevalencia en este deterioro para la población femenina de entre 71-80 años de edad. Especialmente acusada en mujeres casadas con familia y pocos años de escolarización. Aunque esto no quiere decir que haya una relación de causalidad entre ser mujer y tener deterioro cognitivo leve, por supuesto.
Por lo demás, las causas de este trastorno siguen siendo una incógnita y un objeto de estudio para los investigadores, que a día de hoy siguen trabajando para arrojar luz a los interrogantes que todavía quedan por responder.
¿Cuáles son los síntomas del deterioro cognitivo leve?
Los pacientes con DCL manifiestan principalmente deterioro de memoria, sobre todo memoria episódica, siendo conscientes de sus déficits. En este sentido, diversos estudios han demostrado que el compromiso en memoria episódica es predictivo de la enfermedad de alzheimer (EA) en los próximos 1-7 años de la evaluación inicial.
Otras molestias cognitivas, como trastornos del lenguaje (dificultades para encontrar la palabra deseada), de atención (dificultades para centrarse o seguir una conversación) y de habilidades viso-espaciales (dificultad para orientarse en lugares familiares), podrían configurar también un tipo específico de deterioro cognitivo leve.
Por otro lado, también son comunes los síntomas psicológicos y conductuales. Estos pueden incluir alucinaciones, agitación o agresividad y/o humor depresivo, entre otros. La presencia de dichos síntomas pueden favorecer que el deterioro cognitivo leve progrese más rápidamente, de tal manera que la calidad de vida del paciente y de sus cuidadores se vea negativamente afectada.
Resumiendo, los criterios diagnósticos de deterioro cognitivo leve serían los siguientes:
- Referir evidencia de preocupación respecto a un cambio en la cognición, en comparación con el estado previo del paciente.
- Presentar alteración en una o más funciones cognitivas (incluyendo memoria, función ejecutiva, atención, lenguaje y habilidades visoespaciales).
- Preservar la independencia en las habilidades funcionales, aunque presente errores o le cueste más tiempo realizar las tareas más complejas (por ejemplo, pagar cuentas, comprar…).
- No presentar evidencia de demencia.
¿Existe tratamiento para el deterioro cognitivo leve?
En primer lugar, ante una sospecha de deterioro cognitivo leve, tanto propia como de un familiar, lo más importante es acudir al médico lo antes posible. Una evaluación adecuada y temprana puede favorecer que el trastorno no avance o lo haga de manera más lenta.
Además, será importante descartar que este deterioro sea la consecuencia de algún tipo de daño cerebral específico, como un accidente cerebrovascular. Tras la evaluación, y si se confirma el diagnóstico de DCL, el siguiente paso sería planificar la intervención.
En los últimos años se han realizado estudios en los que se utilizaban los mismos fármacos que para la enfermedad de alzheimer. La mayoría de estos estudios nos dicen que este tipo de tratamiento no es eficaz para frenar el avance del deterioro cognitivo leve.
Con respecto al abordaje no farmacológico, se ha observado que las intervenciones cognitivas pueden llegar a ser más efectivas para mejorar la memoria, la ejecución de las actividades diarias y mejorar el estado de ánimo de los pacientes.
Dentro de las intervenciones cognitivas, se incluyen los programas de entrenamiento cognitivo, la estimulación cognitiva y la rehabilitación cognitiva. Además, en relación al ejercicio físico, en diferentes estudios se ha demostrado que éste tendría un efecto protector sobre la demencia tipo alzheimer y también sobre el DCL.
En definitiva, aunque en muchos casos todavía no exista una intervención que revierta el deterioro del que hablamos, lo cierto es que la puerta a la esperanza sigue abierta gracias al volumen de investigación que se está generando alrededor del DCL.
Por otro lado y mientras encontramos nuevas formas de intervención más efectivas, ante una sospecha, lo más importante es actuar rápido y promover los factores de protección para que la enfermedad no avance y se vuelva más limitante.