4 dificultades laborales a las que enfrentan las personas con autismo

El ámbito laboral plantea distintos desafíos adicionales para las personas con un trastorno del espectro autista. En este artículo exploramos cuáles son los principales, y también hablaremos de qué podemos hacer para ayudarles.
4 dificultades laborales a las que enfrentan las personas con autismo
Elena Sanz

Escrito y verificado por la psicóloga Elena Sanz.

Última actualización: 30 noviembre, 2022

Se estima que cerca del 2 % de los adultos forma parte del espectro autista. Esto hace que millones de personas en el mundo sufran las consecuencias de la falta de conciencia y de apoyo social respecto a este trastorno. Específicamente, sus dificultades para manejarse en el mundo laboral pueden ser sobresalientes, afectando de forma importante su calidad de vida. Por esto, hoy queremos hablar de las experiencias de las personas con autismo en el lugar de trabajo.

Contar con un trabajo remunerado o con una actividad regular es muy beneficioso para las personas. Hace que nos sintamos útiles, valiosos y autosuficientes. Un fenómeno que no es distinto para las personas con autismo. Lo que sí son distintas son las dificultades que tienen para encontrar empleo.

Mujer en el trabajo
Un entorno laboral poco estructurado puede generar gran malestar en las personas con TEA.

Autismo y empleabilidad

No se trata de una cuestión de falta de habilidades. De hecho, las personas con trastorno del espectro autista (TEA) pueden desempeñar distintos roles, siendo particularmente buenas en algunos de ellos, incluso destacando por encima del resto de la población. El problema se encuentra en la ausencia de apoyos, ajustes y entendimiento por parte de las organizaciones y empresas.

Las dificultades inician ya a la hora de encontrar un trabajo. Y es que se ha observado que entre el 76 % y el 90 % de las personas adultas con TEA están desempleadas. Estas cifras alarmantes tienen diversas causas: desde el mayor abandono escolar y la falta de orientación vocacional hasta la discriminación activa y pasiva. Y es que, en algunos casos, las organizaciones ni siquiera se plantean contratar personas con este perfil; y, cuando lo hacen, no son capaces de ajustarse a sus necesidades y demandas.

Por este motivo, dichas personas batallan en sus lugares de trabajo y pueden terminar abandonando. De este modo, debido a la incapacidad para lograr un empleo sostenido, se ven abocados a la inestabilidad económica y emocional que esto conlleva. Pero, ¿cuáles son entonces esas dificultades que enfrentan?

Dificultades que enfrentan las personas con autismo en el lugar de trabajo

Aunque el espectro autista es sumamente heterogéneo y el grado de funcionamiento varía considerablemente de un individuo a otro, estos son algunos de los principales retos que se plantean en los ambientes laborales:

Sobrecarga sensorial

El cerebro de las personas con autismo es hipersensible a los estímulos externos. Por esto, factores como la iluminación, el ruido o el bullicio social pueden disparar la ansiedad y el malestar en ellas.

Y es que, pese a que la mayoría de las personas se adaptan fácilmente a estos elementos del entorno, quienes tienen TEA no logran esta adaptación sensorial y se ven cada vez más abrumados y sobrecargados. Y esto no solo genera un gran malestar emocional, sino que también repercute en su productividad y en su capacidad para funcionar socialmente.

Por esto, un entorno de trabajo en el que no se cuidan estos aspectos puede resultar sumamente retador.

Dificultades interpersonales

La cognición social es una de las principales áreas de dificultad en el TEA. Por esto, la persona puede tener dificultades para socializar con jefes y compañeros (dentro y fuera del trabajo) y para comprender la política de la empresa.

Es frecuente que necesite ir al grano y no disfrute divagando en ese mar de sutilezas y convenciones sociales implícitas y poco productivas que suelen darse en los entornos laborales. Además, puede serle complicado trabajar en equipo y seguir las directrices impuestas por otras personas.

Falta de estructura

La inflexibilidad cognitiva propia del autismo hace que adaptarse al cambio sea un verdadero desafío. Así, un entorno poco estructurado, en el que no se tienen puestos fijos, en el que conviven múltiples tareas asignadas y en el que todo es excesivamente dinámico y poco predecible puede generar gran malestar.

Igualmente, una persona TEA que venía funcionando a la perfección en un puesto laboral puede dejar de hacerlo si se producen cambios en las dinámicas. Lo que para muchas personas no supondría apenas inconveniente, se convierte en un bache insalvable.

Masking

Otra de las dificultades que enfrentan las personas con autismo en el lugar de trabajo es el agotamiento producido por el masking.

Imagina tener que interpretar un papel en una función de teatro durante ocho horas seguidas, tener que fingir continuamente y forzarte a ser y hacer lo que no quieres. Esta necesidad de camuflarse para encajar resulta extenuante y puede hacer que necesiten después largos periodos de recuperación.

Hombre con estrés laboral trabajando
Las personas con TEA suelen agotarse al tratar de camuflarse en los entornos laborales.

¿Cómo ayudar a las personas con autismo en el lugar de trabajo?

En definitiva, una persona con TEA se enfrenta cada día en su entorno laboral a estímulos intensos que atacan sus sentidos, a interacciones sociales difíciles de navegar, a cambios que resultan abruptos y desbordantes, y todo ello mientras interpreta un papel que no resulta natural. Es sencillo comprender entonces por qué resulta tan desafiante mantener un empleo.

Para evitar que suceda, sería necesario comenzar en la etapa escolar, proporcionando una buena orientación que permita a las personas hacer una buena elección de carrera. Y es que escoger un empleo apropiado a las necesidades, intereses y habilidades personales es crucial.

Además, las organizaciones deberían ser más conscientes y sensibles a estos retos y dificultades y facilitar ciertos ajustes y apoyos. Cuidar la estimulación sensorial del entorno, ofrecer una enseñanza estructurada de tareas, comunicarse de manera directa y proporcionar independencia serían excelentes aportes.

En definitiva, si las empresas cuidasen y apoyasen la salud mental de sus trabajadores, estas dificultades laborales se reducirían enormemente.


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