Disforia de género: el deseo de corresponder al sexo opuesto
Las personas con disforia de género sienten una gran incongruencia. Esta incongruencia se da entre el sexo que les ha sido asignado (normalmente en el nacimiento) y el sexo que sienten o expresan. Esta discrepancia es la característica fundamental de la disforia de género. De hecho, algunas personas sienten malestar ante esta discrepancia. El sexo que se experimenta puede incluir identidades alternativas de sexo más allá de los estereotipos binarios.
En consecuencia, el malestar no se limita a un deseo de ser simplemente del otro sexo. Puede incluir el deseo de ser de un sexo alternativo. Esto ocurre siempre y cuando difiera del sexo que le ha sido asignado a la persona. La preocupación o el deseo de cambio de sexo puede aparecer a cualquier edad tras los primeros 2-3 años de infancia. A menudo interfiere con las actividades diarias.
En los niños mayores, la incapacidad de adquirir las habilidades y las relaciones que son típicas para la edad con los compañeros del mismo sexo puede conducir al aislamiento social y producir malestar.
Disforia de género en chicas
La disforia de género se manifiesta de modo diferente en los diferentes grupos de edad. Las chicas prepuberales con disforia de género pueden expresar el deseo de ser un chico. Pueden afirmar que son un chico o afirmar que cuando crezcan serán un hombre.
Ellas prefieren las ropas y el estilo de pelo de los chicos. Por su estilo, también son percibidas por los desconocidos como chicos y puede que pidan ser llamadas por el nombre de un chico. Normalmente manifiestan intensas reacciones negativas hacia los intentos de sus padres por hacerles llevar vestidos u otras prendas asociadas con lo femenino. Algunas pueden rehusar ir a la escuela o a actos sociales donde se requieran tales vestimentas.
Estas chicas pueden mostrar una marcada identificación con el otro sexo en juegos de rol, sueños y fantasías. Prefieren a menudo los deportes de contacto, los juegos de pelea. Así, prefieren a los chicos como compañeros de juego.
Muestran poco interés en los juguetes (p. ej., muñecas) o las actividades (disfraces femeninos o juegos de rol) que se basan en los estereotipos femeninos. Ocasionalmente se niegan a orinar en posición sedente (sentadas). Algunas chicas pueden manifestar el deseo de tener pene, o aseguran que tienen pene, o que cuando crezcan lo tendrán. También pueden decir que no quieren desarrollar el pecho ni menstruar.
Disforia de género en chicos
Los chicos prepuberales con disforia de género pueden expresar el deseo de ser chica, afirmar que son una chica o afirmar que cuando crezcan serán una mujer. Su preferencia es vestir con ropas de chicas o de mujeres y pueden improvisar vestidos con los materiales que encuentren.
Estos chicos juegan a hacer el papel de figuras femeninas (p. ej., juegan a las “madres”). Se interesan a menudo intensamente por las fantasías femeninas. Prefieren a menudo actividades, juegos y pasatiempos que son estereotipos tradicionales femeninos (p. ej., jugar a las “casitas”).
También prefieren hacer dibujos femeninos y ver los programas de televisión o los vídeos de los personajes que prefieren las chicas. Las muñecas que encajan el estereotipo femenino son a menudo los juguetes favoritos y las chicas son sus compañeras de juego preferidas.
Estos chicos suelen evitar los juegos más competitivos. Algunos pueden fingir que no tienen pene e insisten en sentarse para orinar. Con menos frecuencia, pueden afirmar que encuentran su pene o sus testículos desagradables. Quieren quitárselos o quieren tener una vagina.
Disforia de género en adultos
En los adultos con disforia de género, la discrepancia entre el sexo que se experimenta y las características sexuales físicas se acompaña a menudo de un deseo de liberarse de sus características sexuales primarias o secundarias del otro sexo.
En diferentes grados, los adultos con disforia de género pueden adoptar la conducta, el vestido y los manierismos del sexo que se experimenta. Se sienten incómodos cuando se les considera por los otros o cuando la sociedad les identifica con el sexo que marcan sus rasgos físicos.
Algunos adultos pueden tener un deseo fuerte de ser de un sexo diferente y ser tratados como tal. Pueden tener la suficiente certeza interior como para sentir y responder de acuerdo al sexo que se experimenta sin buscar un tratamiento médico para alterar sus características corporales.
Estos adultos pueden encontrar otras formas de resolver la incongruencia entre el sexo que se experimenta/expresa y el que se les asigna al vivir parcialmente en el rol deseado o al adoptar un rol sexual que no es ni convencionalmente masculino ni femenino.
Como vemos, la disforia de género hace referencia al malestar que puede acompañar a una incongruencia. Una incongruencia se da entre el género experimentado o expresado y el género asignado.