Duelo y psicosis: ¿cómo se relacionan?
El duelo es un fenómeno que todas las personas enfrentamos en algún momento. Al menos a grandes rasgos sabemos de qué se trata y en muchos casos acertamos a la hora de reconocerlo. La psicosis en cambio es algo que para la mayoría resulta lejano e indiferente, una experiencia que nadie espera tener que vivenciar. Sin embargo, duelo y psicosis se encuentran relacionados a varios niveles.
Generalmente tendemos a agrupar y diferenciar los trastornos psicológicos en categorías, tanto para mejorar la comprensión como para hacer más específicas las intervenciones. No obstante, no podemos olvidar que la salud mental es global y que con frecuencia existe comorbilidad.
Así, unos pueden dar lugar a la aparición de otros y es importante reconocer y dar su lugar a cada uno de ellos a fin de que la persona pueda recuperar su calidad de vida. Es lo que sucede cuando duelo y psicosis aparecen juntos.
¿Qué son el duelo y la psicosis?
Antes de abordar las formas en que duelo y psicosis se relacionan, es interesante realizar una breve descripción de ambos conceptos. A veces la idea que tenemos de ellos se basa en mitos y creencias erróneas.
Así, podemos definir el duelo como la reacción emocional que sigue a una pérdida percibida como significativa. Es, por tanto, un proceso psicológico de elaboración de las emociones que nos permite adaptarnos a la nueva situación.
El duelo suele asociarse a la muerte de un ser querido o a la separación conyugal; sin embargo, en realidad, puede aparecer tras cualquier tipo de pérdida. La transición de una etapa vital a otra, una oportunidad laboral a la que no opositamos a tiempo, un sentido para el que poco a poco vamos perdiendo agudeza…
La psicosis, por su lado, engloba a una serie de trastornos mentales que se caracterizan por una pérdida de contacto con la realidad. Suele ocurrir una afectación global que influye en los pensamientos, los afectos y las conductas y que incluye síntomas como alucinaciones, delirios, pensamiento confuso y comportamiento desorganizado.
Cabe resaltar que la psicosis no es una enfermedad en sí misma, sino que este conjunto de síntomas pueden presentarse en afecciones diferentes. Por ejemplo, en la esquizofrenia, en la depresión psicótica o incluso de forma aislada en brotes psicóticos provocados por el consumo de sustancias o por una potente fuente de estrés.
¿Cómo se relacionan duelo y psicosis?
A simple vista, el duelo y la psicosis pueden parecer, y en el fondo lo son, entidades diferentes y separadas. Pero, como veremos a continuación, no es menos cierto que pueden relacionarse de varias maneras.
La psicosis en el marco de un proceso de duelo
Esta es una de las experiencias más comunes y que muchas de las personas que han vivenciado un duelo pueden haber llegado a sufrir. Y es que, en ocasiones, en este proceso de elaboración de la pérdida pueden aparecer síntomas psicóticos de forma aislada y pasajera.
Por ejemplo, ver, escuchar o sentir a la persona fallecida. Esto sucede de forma muy frecuente, tanto que se estima que entre el 30 % y el 60 % de las personas viudas han experimentado este tipo de alucinaciones con su cónyuge.
Por otro lado, se ha encontrado que el duelo puede ser el desencadenante para un primer episodio psicótico. En este caso no de forma pasajera sino como debut de una enfermedad que podría estar latente y despierta ante la situación vivida.
Duelo en la infancia y riesgo de psicosis adulta
Otro hallazgo interesante respecto a la relación entre estas dos patologías es el expuesto en un artículo publicado en la revista British Medical Journal. Esta investigación encontró que experimentar la muerte de un familiar durante la infancia incrementaba notablemente el riesgo de padecer algún tipo de psicosis en la edad adulta.
Las probabilidades eran mayores si la persona fallecida formaba parte de la familia nuclear, y se incrementaban cuanto más pequeño era el niño al momento de sufrir la pérdida.
La pérdida derivada de la enfermedad
La psicosis puede ser en sí una importante causa de pérdidas, tanto para la persona que la padece como para sus allegados. Tras el inicio de la enfermedad, las facultades y las capacidades del individuo se ven limitadas y la calidad de vida en muchos casos comprometida, al igual que las vías para relacionarse con el mundo. Estas pérdidas pueden llegar a ser muy significativas, y su impacto emocional realmente intenso.
En muchos casos se ponen en marcha lo que llamamos procesos de duelo parciales, ya que la persona sigue físicamente presente aunque a nivel psicológico esté ausente o diferente. De igual modo, la pérdida no es total ni irreversible, y es esa misma esperanza de recuperación la que puede complicar que el duelo sea validado socialmente y bien elaborado por los involucrados.
Además, dada la evolución del trastorno por episodios, el duelo es recurrente y no termina nunca. Por lo mismo, es fundamental que el paciente y su entorno reciban atención en este aspecto y ayuda para procesar y gestionar las emociones desde el momento del diagnóstico y en adelante. De lo contrario, un duelo mal gestionado contribuirá a agravar la situación.
Una comprensión conjunta
En suma, existen diferentes escenarios en los que duelo y psicosis pueden aparecer unidos. En todos ellos, reconocer la presencia de ambos será fundamental a la hora de planificar la intervención. Como ya comentábamos, dado que la salud mental es global, todos los ajustes y avances realizados en un sentido tendrán una repercusión general positiva.
Por el contrario, ignorar uno de los factores para centrarse únicamente en el más sobresaliente solo entorpecerá y alargará el proceso de recuperación. La situación de cada persona es única y compleja, un hecho que debe ser tenido en cuenta a la hora de planificar cualquier intervención.
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