El dulce sabor de lo romántico
Los abogados, especialmente los expertos en derecho laboral, dicen que “el diablo está en los detalles”, porque a veces una sola palabra puede cambiar por completo el sentido de un texto legal. Los románticos, en cambio, también conocen el valor de los detalles, pero les dan otra connotación: “el paraíso está en los detalles”, dirían ellos desde la visión de lo romántico.
Nadie sabe en qué momento comenzó a cundir una epidemia de miedo en torno a lo romántico. Pareciera que todo el mundo siente auténtico terror al pensar que le puedan llamar “cursi”. Seguramente no saben que lo romántico no necesariamente es cursi y que lo cursi no es necesariamente romántico. Como en todo, es cuestión de balances.
“Un hombre que no se alimenta de sus sueños envejece pronto”
-William Shakespeare-
Lo que marca la diferencia entre lo cursi y lo romántico es la impostura, o, dicho de otra manera, la artificialidad. Es cursi un poema que busque impresionar con palabras rimbombantes, en lugar de expresar con sinceridad lo que se siente. Es cursi todo gesto aparentemente afectuoso que pretenda desconcertar o generar admiración, en lugar de hacer sentir bien a quien supuestamente se ama. Y son cursis, porque son actos falsos, o falseados, y eso los convierte en ridículos.
Lo romántico le da color a la vida
Un helado de vainilla es un helado de vainilla en cualquier parte. Pero si te lo sirven con unos pistachos picaditos, con alguna salsa encima y con una figura simpática, seguro que sientes que tu helado puede ser mucho mejor. También experimentas una satisfacción diferente al comértelo. De una u otra manera, te hace sentir confortado: mimado, valorado. El helado deja de ser un simple helado, para convertirse en un bocado seductor.
Esos detalles que en sentido estricto son innecesarios, desde el punto de vista funcional, a veces dan lugar a todo un mundo de emociones, desde el punto de vista subjetivo. Hacen que un instante cualquiera se convierta en un momento único. Son tan importantes, que se graban a fuego en la memoria y se recuerdan aún muchos años después.
El espacio natural para expresar lo romántico es el amor de pareja. Probablemente, si alguna vez hemos “cometido poesía” ha sido precisamente en esos momentos en que nos hemos sentido profundamente enamorados.
Las flores, los chocolates o las cartas, entre otros, son conceptos que aparecen frecuentemente asociados al amor romántico. Fácilmente se convierten en el combustible que hace arder la llama
El romántico es esa persona con la capacidad de ponerle colores a la vida. No es que el amor dependa de lo romántico, sino que se exalta a través de él. Otorga, sin duda, varios de los momentos más inolvidables y hace que un pequeño momento se transforme en un auténtico acontecimiento.
El miedo a ser románticos
En definitiva, un detalle romántico es una declaración expresa del amor y de la importancia que se le da a otra persona. Logra que un hecho ordinario se convierta en extra-ordinario. Es señal de interés, de preocupación y de una voluntad por exaltar al otro. Generalmente causa sorpresa y permite experimentar una suerte de plenitud por algunos instantes.
Sin embargo, muchas personas aman con precaución. Curiosamente, no quieren que el otro descubra cuánto les importa o cuánto estarían dispuestos a hacer por ellos. Manejan el amor de una forma casi “ejecutiva”, como un tema funcional al que se le da curso, de igual manera a como se haría con la reparación de un coche. Que no sobre nada. Que no haya exageraciones. Que no existan “cursilerías”, ni se despierten sospechas de ser empalagosos o demasiado intensos.
Otros tienen una especie de crudeza afectiva. No le ven la gracia a los que hacen acrósticos y se mueren de la risa cuando escuchan una serenata. Le dan más importancia a los efectos prácticos del amor: apoyo mutuo, comprensión, buena comunicación, etc. Pero no creen que el amor baile al ritmo de los violines, ni que crezca entre murmullos y perfumes.
En lo humano no hay fórmulas. Pero, sí es cierto que la vida adquiere una gracia especial cuando tenemos al lado a una persona que se toma la molestia de sorprendernos con algo que nos haga sentir especiales. También es más colorida si sentimos que somos capaces de despertar una sonrisa sincera y agradecida en alguien, cuando le expresamos que es importante, a través de un detalle.
El romanticismo es como la música que se le pone a una letra para hacer una canción