Echar de menos no significa que desees que vuelva
Puedes echar de menos, puedes añorar todo lo vivido con una persona que amaste, puedes desear que esos recuerdos se repitan, volver a emocionarte o darle vueltas a varias preguntas: ¿por qué acabo todo?, ¿podría haber sido de otra forma?, ¿qué hubiera pasado si…? Sin embargo, esta nostalgia no tiene por qué significar que quieras la persona protagonista de este sentimiento regrese a tu lado.
Echar de menos puede resultar complicado, en ocasiones también puede ir acompañado de una punzada de dolor: gran parte de lo que encuentras en ese viaje mental al pasado lo recordamos con añoranza. Sin embargo, el final tuvo un motivo y mantener la distancia te ayuda a alejar la tentación de volver, porque en el fondo no quieres hacerlo.
Podemos echar de menos a la persona o a la historia que vivimos con ella, esto cambia mucho el sentido del recuerdo. A veces no deseamos que la persona regrese, sino que se repita el cuento, y esto no tiene por qué ocurrir con la misma persona. La historia y las sensaciones que vivimos pueden replicarse en parte, quizás ahora con otro compañero de viaje.
Hay personas que aparecen en nuestras vidas por un tiempo limitado, nos dan lo bueno y lo malo y ahí se acaba el sendero que caminamos juntos. Cuando echamos de menos es bueno recordar que la historia tiene dos lados, el nuestro seguirá estando y es gracias a ello que podremos seguir saboreando el sabor dulce de aquellos momentos que lo hacen especial.
Nunca vuelve quien se fue, aunque regrese
Aquí es cuando toma importancia la diferencia entre echar de menos a la persona o a los recuerdos. Cuando las historias acaban, acaban, y aunque queramos repetir lo mismo con la misma persona no va a ser igual, la gente madura, crece, se desarrolla y es por ello que no vuelve al mismo punto.
Volver a empezar con alguien que ya conoces, con quien tienes parte de su pasado en tu historia o alguien con quien intentas repetir momentos ya vividos en otra época, va a implicar comenzar desde un punto distinto y es por ello que puede significar no volver a vivir o a sentir lo mismo.
Los recuerdos que hemos almacenado, dejémoslos ahí, saboreemos el buen gusto que nos han dejado, permitámonos el volver a sentirlos cuando cerramos los ojos, llenémonos los ojos de lágrimas a veces al pensar que ya no está, pero sintámonos felices porque ocurrieron y de alguna forma u otra, siguen estando en nosotros.
Somos cada uno de nuestros recuerdos y es por ello que debemos vivirlos así, cuando sientas que echas de menos siéntelo así, pero si va a volver a hacerte daño déjalo ahí, no pretendas repetir o forzar algo que ya no está. Puedes echar de menos pero quizás no desees que vuelva.
Echar de menos es llenar de recuerdos tus momentos
Porque echar de menos es eso, estar llenos de recuerdos, de momentos, de aventuras, de historias, es estar llenos de vida, pero también es estar llenos de vida pasada. No sería bueno quedarnos ahí, tenemos nuestro pasado, nuestro echar de menos, pero por delante tenemos mucho más para seguir llenando nuestras memorias.
Pongamos punto y aparte si es nuestra decisión fuera de esa nostalgia, dejemos de estar llenos de pasado y abramos los ojos a todo lo que nos espera por delante, las personas que estuvieron ahí quedarán, grabadas en nuestra memoria y en nuestras emociones, pero las personas que esperan empezar a recorrer nuestro camino están deseosas de que abramos los brazos.
Ser valiente también implica volver a confiar, seguir echando de menos pero arriesgarse a vivir experiencias y personas nuevas, con gente distinta, dar la oportunidad de que sean otros los que llenen los vacíos que hoy tenemos al echar de menos, pero sobre todo personas que nos llenen y nos sigan aportando, que no borren nuestra memoria pero que nos dejen espacio para crear nuevos cuentos.