Hacer ejercicio al aire libre ayuda a sanar un corazón roto
El dolor abrasador de una relación fallida es unos de los mayores sufrimientos que podemos experimentar. Sentir que nos encontramos con el corazón roto en un pozo sin fondo apaga nuestras fuerzas e impide que veamos más allá.
Una excelente manera de recuperarse del vacío provocado por una ruptura sentimental y ayudar a sanar a nuestro corazón es hacer ejercicio, especialmente al aire libre. La razón es que esto nos permite liberar toda la tensión acumulada en el cuerpo y además, bombardea al cerebro con endorfinas, los neurotransmisores encargados de hacernos sentir bien y de disminuir las sensaciones dolorosas, tanto físicas como emocionales. Veámoslo en mayor profundidad.
La conexión mente-cuerpo
Cuando vivimos una ruptura sentimental el dolor emocional nos invade, provocando a su vez reacciones físicas en nuestro cuerpo. De hecho, diversos estudios afirman que el área del cerebro que se activa al estar físicamente heridos es la misma que cuando experimentamos un rechazo amoroso o la pérdida de alguien a quien amamos.
De esto se deriva que todas las sensaciones y emociones de nuestra mente repercuten en nuestro cuerpo y del mismo modo, el estrés y el cansancio físico afectan a nuestra mente.
Cuerpo y mente están conectados, trabajan juntos y se afectan el uno a otro por mucho que queramos negarlo. Así, la eficacia que tiene el ejercicio físico para curar un corazón roto deriva de esta profunda conexión. Por lo tanto, cuando cuidamos nuestra mente estamos cuidando nuestro cuerpo y viceversa, cuando cuidamos nuestros cuerpo también estamos cuidando nuestra mente.
Sin embargo, hacer ejercicio al aire libre es mucho más recomendable cuando se trata de un corazón roto que cualquier otro tipo de actividad. El simple hecho de pasear por la naturaleza conlleva una serie de beneficios adicionales que no se pueden encontrar de otra manera.
El ejercicio al aire libre ofrece una gran oportunidad para curar el dolor emocional. Ayuda a reducir los sentimientos de cólera y tristeza que acompañan a un corazón roto.
El ejercicio al aire libre atenúa la ira y nos devuelve la esperanza
Como hemos dicho el ejercicio nos ayuda en la ardua tarea de coser las partes de un corazón roto por una ruptura y mucho más si es al aire libre, en plena naturaleza, aportándonos grandes lecciones.
Cuando enfrentamos el esfuerzo que supone una carrera, una marcha o cualquier otro ejercicio en el medio natural, enseguida recuperamos la consciencia de nuestro verdadero lugar en el mundo. Somos insignificantes y poderosos al mismo tiempo, somos pura energía vital.
Cada bache, cada piedra, cada salto que superamos, cada objetivo que alcanzamos y cada reto que logramos son una conquista que alivia nuestra ira, gracias a la segregación de endorfinas, y que poco a poco la echa a un lado para dar paso a la esperanza. De este modo, nos renovamos por dentro, limpiamos nuestras heridas y con el tiempo, recuperamos la consciencia de nuestro ser y en definitiva, de nuestra esencia.
El ejercicio es un ejemplo de que la constancia y el esfuerzo merecen la pena para superarnos y reconstruirnos.
En la naturaleza podemos encontrar muchas respuestas. Respuestas que nos acercarán nuevas posibilidades, que convertirán la energía negativa de la ira en energía positiva para seguir adelante.
La naturaleza nos ayuda a ampliar la perspectiva
No solo hacer ejercicio al aire libre disminuirá nuestra ira sino que también nos ayudará a ganar perspectiva sobre nuestra vida y resolver nuestros problemas y dificultades. Encontrarnos con la naturaleza y detenernos para observar su belleza nos calma y hace que ampliemos nuestra perspectiva.
Gracias a la observación de las escenas más simples y cotidianas, de los elementos más comunes y de la armonía que desprende a pesar de su gran inmensidad podemos llegar a entender cosas que tal vez nunca nos habíamos planteado.
Todo lo que recogen nuestros cinco sentidos de la naturaleza puede llevarnos a un estado meditativo a través del cuál conseguiremos despejar la mente, reducir la ansiedad y como hemos visto calmar la ira. Hacer ejercicio en la naturaleza puede convertirse en nuestro remanso de paz. Su sencillez y magnanimidad, su trascendencia y su “efimeridad”, sus ciclos… todo ello nos ayuda a ampliar nuestro comprensión de las cosas y a diferenciar lo importante de lo accesorio.
“La esperanza se levanta como un ave fénix de las cenizas de los sueños rotos”.
-S.A. Sachs-
La naturaleza ayuda a perdonar
Por último y no menos importante, hacer ejercicio en plena naturaleza nos predispone a sanar nuestro rencor por todo lo vivido. El estado de bienestar originado por el ejercicio junto al maravilloso poder de tranquilidad que nos transmite la naturaleza nos ayuda a encontrar una nueva esperanza y junto a ella, la capacidad de perdonar. Porque el perdón requiere esperanza y creer que existe un lugar mejor lejos del doloroso vacío experimentado tras la ruptura.
Como vemos hacer ejercicio físico al aire libre despeja nuestra mente, alivia el dolor emocional y nos empodera para ser capaces de continuar. Porque aunque nuestro corazón se rompa siempre podemos buscar la mejor manera de coserlo, siendo el ejercicio y la naturaleza una de las mejores combinaciones para ello.