El apego inseguro, una cárcel sin rejas
De acuerdo con los postulados principales de la Teoría del apego, propuesta por John Bowlby en 1958, el apego puede entenderse como el vínculo que construimos entre nuestros padres y/o cuidadores desde el momento en que venimos al mundo. Estos adultos se convierten en figuras de apego que serán cruciales para nuestro desarrollo social y emocional. Por supuesto, a lo largo de la vida vamos construyendo y desarrollando distintos tipos de apego hacia personas diferentes a nuestros padres. No obstante, este primer apego en muchas ocasiones sienta las bases para esas formas de apego posteriores.
De manera general, el apego se desarrolla en cuatro fases, a saber:
- Del nacimiento a los 2 meses: Es la fase de preapego, en esta el bebé emite respuestas sociales indiscriminadas, en función de las interacciones que los adultos tengan con él.
- De los 2 hasta los 7 meses. Esta es la fase de la formación del apego. En este tiempo el bebé orienta sus respuestas sociales hacia los padres o miembros cercanos de la familia.
- De los 7 hasta los 30 meses. Esta es la fase crítica en la construcción del apego, en la que se manifiesta dolor y protesta ante la separación de las figuras adultas de apego y temor hacia personas desconocidas.
- De los 30 meses en adelante. Esta es la fase de la formación de relaciones recíprocas. Aquí el apego está asociado a un vínculo que el niño percibe como permanente y ya no suele aparecer temor ni rabietas ante las ausencias de sus padres o cuidadores.
A lo largo de este proceso puede aparecer un apego seguro o, por el contrario, alguna forma de apego inseguro. Son muchas las personas que solamente son capaces de crear vínculos de apego inseguro. Dicho de una forma sencilla, este tipo de apego es aquel en el que el vínculo está contaminado por el miedo. Este se expresa, principalmente, como retraimiento en la relación con otros o emociones confusas, de dependencia y rechazo.
La mayoría de los psicólogos defienden que el apego inseguro se gesta en la primera infancia. Sería así una consecuencia de la relación que establecen las personas que tienen este patrón de apego con sus figuras o personas de confianza en la infancia. Esos primeros vínculos suponen la base de los que establecerán más tarde.
“La vida no se trata de encontrarte a ti mismo, sino de crearte a ti mismo”.
-George Bernard Shaw-
Cuando hay apego seguro, también está presente la certeza de que el vínculo es bueno. En otras palabras, se espera lo mejor del otro. Se percibe a la otra persona como de buen corazón. En el apego inseguro, en cambio, la expectativa es todo lo contrario. Lo que se espera es que el otro abandone o haga daño. Este tipo de apego toma tres formas diferentes, que son las siguientes.
Apego inseguro desorganizado
El apego inseguro desorganizado es un tipo de vínculo muy propio de quienes han sufrido abusos en su infancia. Lo habitual es que les hayan dejado solos y sin apoyo en los momentos de angustia y que las personas que les querían educar/dominar hayan recurrido al castigo físico para intimidarles. También es usual que sus padres/tutores hayan tenido una actitud ambivalente hacia ellos. Nunca sabían qué esperar de quienes tenían la misión de protegerles. A veces eran afectuosos y, sin saber por qué, de repente se volvían agresivos o negligentes.
Quienes tuvieron padres así suelen repetir el mismo patrón cuando son adultos. No parecen tener la suficiente constancia como para mantener una coherencia entre las acciones que encadenan, así como con los pensamientos y las emociones que manifiestan. Pasan de la sumisión a la agresividad, o de la cercanía a la distancia con una facilidad que desconcierta. Ellos tampoco entienden qué les pasa.
Si la relación con los demás o con alguien en particular se vuelve muy angustiante, es común que se presente una reacción inesperada. Esta es la de desconectarse emocionalmente y comenzar a actuar como si fueran un robot. Es una forma equívoca de enfrentar su angustia.
Apego inseguro ambivalente
La principal característica del apego inseguro ambivalente es la intensidad con la que se viven las contradicciones de una relación. Como en todos los casos de apego inseguro, en este también la base está en padres contradictorios. El niño nunca sabía qué esperar de ellos.
De adultos, este tipo de personas muestran una necesidad muy fuerte de mantener los vínculos con los demás. Tienen también una gran necesidad de afecto. Las relaciones con otros son sumamente intensas. En ellas hay dependencia y necesidad de aprobación. También excesiva sensibilidad al rechazo.
Cuando entablan una relación, difícilmente abandonan la sospecha de que algo va mal. Ponen mucho énfasis en los problemas y poco en los aspectos positivos. Todas las relaciones les producen angustia y por eso es frecuente que incurran en conductas escapistas/evasivas. Por ejemplo, las adicciones, autolesiones y comportamientos por el estilo.
Apego inseguro evitativo
En el apego inseguro evitativo el rasgo más prominente es la dificultad para establecer vínculos cercanos con los demás. Al mismo tiempo, sienten un profundo dolor emocional por no lograrlo. Este tipo de personas suelen desarrollar una autonomía falsa. Son independientes, pero al mismo tiempo entran en un estado de profunda angustia cuando sienten que alguien se acerca emocionalmente a ellas.
Es usual que les cueste reconocer sus propias emociones. A veces dicen sentir interés por algo, pero su actitud es de desgana. También ocurre lo contrario. Señalan que algo o alguien no les llama la atención, pero su conducta revela lo contrario. No lo hacen a propósito. Simplemente tienen dificultades para identificar sus emociones.
Generalmente el apego inseguro evitativo deriva de una crianza caracterizada por una fuerte distancia afectiva con las personas de referencia. Se le negaba el apoyo al niño, aun cuando lo necesitaba. Es habitual que esto se haya justificado en base a una idea, la de que tal distancia promovía la responsabilidad o algo similar. Lo cierto es que quien crece así, desconfía de los demás. No cree que haya alguien que pueda apoyarle o ayudarle.
Todas las formas de apego inseguro implican limitaciones, especialmente para la vida afectiva. Existe la posibilidad de revertir este patrón relacional, mediante el reconocimiento de la propia conducta, de sus causas y de sus consecuencias. Sí, es posible superar este problema y llevar una vida emocional mucho más plena.