El aprendizaje significativo: el valor de aprender haciendo
¿Eres consciente de todo lo que tienes que hacer para que se cree una huella de memoria en tu cerebro? ¿Alguna vez has pensado cuáles son los mecanismos implicados en el aprendizaje? ¿Crees que con tan solo ver cómo se hace un pastel, se monta en bicicleta o se recita un poema serás capaz de realizarlo de manera exacta?
Un buen recuerdo implica ciertas dosis de repetición de aquello que vemos o escuchamos. Porque solo aprendemos realmente cuando, tras observar cómo se hace, ponemos todos nuestros recursos en marcha para llevarlo a cabo de manera autónoma.
Por esta razón, en la escuela debería potenciarse una metodología activa, esa en la que los niños actúen como verdaderos protagonistas, en lugar de ejercer el rol de receptores de datos. O, al menos, una combinación de ambas.
Necesitamos que los niños sean dueños de lo que aprenden, que mantengan viva la llama de la creatividad, las ganas de explorar, en lugar de que esta se apague poco a poco con el paso de los años. Que su curiosidad por lo aprendido -y lo que queda por aprender- no tenga límites y que le dediquen más tiempo e interés.
Ahora bien, tampoco en la adultez debería perderse esa curiosidad, esas ganas de más, de enriquecerse y ampliar conocimiento. Porque solo cuando nos implicamos, cuando la información que recibimos nos atrae es cuando más aprendemos verdaderamente; cuando en nuestra mente se queda grabado aquello que nos interesa.
“Dime y lo olvido, enséñame y lo recuerdo, involúcrame y lo aprendo”.
-Benjamin Franklin-
El aprendizaje significativo de Ausubel
David Paul Ausubel fue un psicólogo y pedagogo estadounidense que perteneció al movimiento constructivista y que se enfocó en elaborar y organizar la enseñanza a partir de los conocimientos que poseen los alumnos.
Entre sus teorías destaca la que se refiere al aprendizaje significativo. Se trata de una perspectiva desde la que se tiene en cuenta que el verdadero conocimiento solo puede originarse cuando la nueva información tiene un significado a la luz de los conocimientos que ya se poseen.
Esto quiere decir que para Ausubel el aprendizaje solo es posible cuando los nuevos aprendizajes conectan con los que ya se tienen. No tanto por similitud, sino más bien porque a partir de esta interacción se construye un nuevo significado más enriquecido.
Así, la teoría del aprendizaje significativo de Ausubel recoge todos y cada uno de los elementos y factores condiciones que garantizan la adquisición, la asimilación y la retención del contenido que los niños reciben en la escuela y que son determinantes a la hora de adquirir un significado para ellos.
Así, para que logremos esa sensación de aprendizaje, necesitamos dos condiciones:
- Una predisposición para aprender. Es decir, experimentar ganas y curiosidad por la información que se está recibiendo.
- Que el material se presente de acuerdo a nuestro desarrollo cognitivo. Esto quiere decir que en nuestra mente deben de existir huellas de memoria que permitan introducir y encajar el nuevo conocimiento en las estructuras previas.
El primer punto parte de la motivación, del interés, de sentirnos atraídos y emocionados. Necesitamos emocionarnos para aprender y recordar, para que aquello que captemos no solo sea una información más, sino algo que queramos hacer nuestro.
La segunda condición tiene que ver con los anclajes, esas estructuras que permiten tener una base desde la que apoyar y relacionar el conocimiento posterior y crear así una huella mnémica.
Además, Ausubel divide el conocimiento en tres tipos en su teoría:
- Subordinado: la nueva información la incluimos como nuevos ejemplos de un término más general con el que ya contamos.
- Supraordinado: la nueva información entra englobando otra más específica que ya teníamos.
- Combinatorio: los nuevos conceptos se relacionan con otros que tenemos al mismo nivel.
Aprendo, retengo y recuerdo
La perspectiva de Ausubel nos lleva a reflexionar sobre el aprendizaje memorístico y su corto período de vida, ya que el recuerdo se desvanece cuando deja de repetirse en el tiempo. De esta forma, el aprendizaje significativo parece tener un carácter más sólido porque no se aprende por repetición sino por relación entre conceptos y conocimientos, lo cual hace más fácil su recuerdo.
Así, el aprendizaje significativo ocurre cuando realmente nos encontramos preparados, tanto a nivel motivacional como mental, para adquirir un nuevo aprendizaje. Porque cuando realmente aprendemos es cuando existe esa chispa que ha captado nuestra atención, ha activado nuestros recursos y nos ha impulsado para adquirir e integrar algo nuevo.
Los buenos maestros se caracterizan por encender esa chispa, por emocionarnos y picar nuestra curiosidad de mil y una maneras.