El círculo de la violencia de Leonor Walker
El círculo de la violencia de Leonor Walker es una teoría que contempla la existencia de cuatro fases en toda dinámica de violencia de género. Esta investigadora y psicóloga trabaja desde hace más de cuarenta años sobre este tipo de violencia. Su idea es que es una violencia posible de desarticular y combina su ocupación profesional con la labor de acompañar ante la justicia a mujeres que han sido maltratadas y luchan por defenderse.
Según esta experta, las víctimas no delatan a su maltratador abiertamente por temor a represalias o a empeorar la situación que están viviendo, sobre todo en el caso de depender económicamente de su agresor. Walter ha aportado a la psicología de la violencia de género un instrumento muy útil para entender el sufrimiento de las mujeres maltratadas y el difícil camino que atraviesan para romper definitivamente con su maltratador.
En 1979 publicó las conclusiones de su teoría de fases extraída a partir de los testimonios de mujeres maltratadas con las que trabajó. Walter se percató de que estas mujeres no son agredidas todo el tiempo ni de la misma manera, sino que existen fases de violencia que tienen una duración variada y diferentes manifestaciones.
Estableció un patrón de conducta similar en todas las situaciones de maltrato y observó cómo estas pautas de conducta se reproducen de forma cíclica. Así, el círculo de la violencia descrito por Walker nos ayuda a entender cómo se produce la violencia de género.
Investigaciones recientes contribuyen a explicar que la imposibilidad de salir del ciclo de la violencia agrava las consecuencias y abre camino a un desenlace fatal. La violencia de género supone la pérdida de los soportes que componen la personalidad del ser humano, que son los condicionantes biológicos, psicológicos y sociales.
El círculo de la violencia: fases del maltrato
Esto es a lo que se ha llamado el ciclo de la violencia de L. Walker, una de las teorías más difundidas sobre las fases por las que atraviesa la violencia de género.
Fase de acumulación de la tensión
En esta fase se produce una escalada gradual de tensión que se caracteriza por la frecuencia de pugnas continuas y actos violentos. Es una etapa sin duración determinada, puede ser cuestión de semanas, meses o años. Se dan incidentes de celos, gritos o pequeñas peleas.
Los insultos o la violencia verbal son interpretados por la víctima como casos aislados que se pueden controlar. El agresor experimenta cambios de ánimo repentinos, se enfada por cosas insignificantes y se muestra tenso e irritado.
La víctima trata de llevar a cabo comportamientos que no alteren a la pareja, intenta calmarla creyendo que así se acabarán los conflictos. Tiende a autoculpabilizarse justificando la conducta que muestra el agresor. Cada vez que se produce un incidente de agresión menor hay efectos residuales de aumento de la tensión por parte del agresor que incitado por la aparente pasividad de la víctima no trata de controlarse a sí mismo.
Fase de agresión
Es la más breve de las tres fases. Aquí estalla la violencia. Hay una falta de control absoluto y se producen las agresiones físicas, psicológicas y/o sexuales. La víctima experimenta incredulidad, ansiedad, tiende a aislarse y se siente impotente ante lo que ha ocurrido. Suelen pasar varios días antes de pedir ayuda.
Fase de conciliación
En esta fase el agresor suele pedir perdón y promete a la víctima que este comportamiento no volverá a repetirse. Utiliza estrategias de manipulación afectiva para intentar que la relación no termine.
La aceptación de regalos, invitaciones o promesas no hacen más que reforzar la conducta violenta. La tensión acumulada durante la fase de acumulación de la tensión y la fase de agresión han desaparecido.
En esta fase se dificulta la posibilidad de que la mujer denuncie la situación por la que está pasando: el cambio de actitud de la pareja le lleva a pensar que ha sido un hecho puntual y que no volverá a repetirse. La víctima quiere creer que no volverá a sufrir abusos jamás. La moderación del agresor apoya la creencia de que puede cambiar, debido a su comportamiento cariñoso durante esta fase. Esta fase de conciliación finaliza cuando acaba la calma y comienzan de nuevo los pequeños incidentes y las vejaciones.
“Cualquier momento del día o de la noche es bueno para decir basta y poner fin a una etapa de tu vida que hubieras deseado no vivir“.
-Raimunda de Peñaflor-
¿Cómo romper el círculo de la violencia?
Para romper el círculo de la violencia es necesario que la víctima sea consciente de su situación. A partir de ese reconocimiento ya podrá empezar a recibir ayuda emocional y profesional.
En estos últimos años se ha dado visibilidad a un problema que ha resultado ser mucho más grave y profundo de lo que se creía. La sociedad ha reaccionado con medidas legislativas como la “Ley integral de la Violencia de Género” y la “Ley de Igualdad”, pero estamos lejos de los objetivos y crece la inquietud por la aparición de signos de involución en la percepción social.
“Si alguien te pone las manos encima, asegúrate que no las pone encima de nadie más“.
-Malcolm X-