El combate contra el miedo
¿Recuerdas cuando eras niño e imaginabas cómo sería tu vida?. Se trataba de un ejercicio lleno de inocencia, de libertad y de entusiasmo. Casi podías verte a ti mismo siendo un adulto feliz y exitoso, rodeado de amigos y con una vida de ensueño. En esos momentos te sentías plenamente convencido de que ese futuro era posible, porque no habías comenzado el combate contra el miedo.
A medida que crecemos nos vamos despojando de la confianza, del optimismo y de la ilusión y nos vamos cargando de temores. De forma gradual y prácticamente imperceptible nos vamos reprimiendo, limitando y moldeando hasta que sentimos que hemos perdido el timón. Pero hoy, si así lo deseas, ha llegado el momento de recuperarlo.
El miedo es aprendido
Cuando nacen los bebés únicamente poseen dos miedos: a perder el soporte y a los ruidos fuertes. Ambos son temores evolutivos que pueden ayudar en su supervivencia. Pero, más allá de esto, los recién nacidos no experimentan miedo. Es a lo largo de nuestro desarrollo cuando comenzamos a adquirir temores cada vez más complejos y más limitantes.
De esta manera cuando somos adultos tememos hacer el ridículo, no contar con las habilidades necesarias, ser rechazados, abandonados, humillados o traicionados. ¿Cómo es posible tener una existencia plena cuando tales emociones negativas acechan tras cada paso que damos?. La respuesta es sencilla: no es posible. El miedo nos aleja de la felicidad.
Son muchas las personas que viven tratando de evitar el sufrimiento en lugar de persiguiendo la dicha. Así se toman decisiones, no pensando en lo que se anhela, sino planificando la manera de evitar el dolor. Aprendemos a no expresarnos por miedo a ser rechazados, a no negarnos para que no nos abandonen, a ocultar nuestro verdadero ser por miedo al juicio ajeno.
Las experiencias dolorosas nos han ido robando esa maravillosa virtud infantil de mostrarnos sin complejos y actuar por vocación. Sin embargo, tratemos de hacer balance: ¿realmente el miedo nos está protegiendo de algo?.
¿Por qué se mantiene el miedo?
Cuando empezamos a modificar nuestras conductas por miedo, lo hacemos pensando que esto nos protegerá. No muestro mis sentimientos para protegerme de ser humillado, no me abro a hablar con las personas por miedo a que me juzguen negativamente. La realidad es que el temor no nos protege: nos limita, nos aísla y nos priva de libertad y oportunidades.
Sin embargo, no somos capaces de percibir esto porque no nos damos la oportunidad de comprobarlo. Cuando algo nos asusta lo evitamos, y al hacerlo, la ansiedad se reduce. Así creemos haber confirmado que lo mejor era alejarse puesto que hemos reducido nuestro malestar temporalmente. Sin embargo, si nos atreviésemos a vencer la evitación y a plantar cara a los temores descubriríamos cuánto han estado condicionando nuestra vida.
Si te muestras vulnerable te expones a que te hagan daño, sí, pero también te abres a establecer conexiones profundas y verdaderas. Si das el paso y comienzas a socializar puede que te juzguen, pero también es posible que encuentres amistades que te aprecien. Y, lo más importante de todo, sea cual sea el riesgo, te estarás dando la oportunidad de ser, estarás recuperando tu libertad. ¿No merece la pena?.
El combate contra el miedo
Si has llegado hasta esta parte del artículo probablemente te sentirás identificado con muchas de las situaciones anteriormente mencionadas. Seguramente estés pensando que desearías recuperar el timón de tu vida y poder tomar decisiones basadas en tus sueños y anhelos, pero que no puedes hacerlo porque el miedo sigue presente.
Déjame decirte que para ganar el combate contra el miedo, has de hacerle frente. No puedes esperar a que este desaparezca para comenzar a vivir, porque no desaparecerá a menos que te pongas en marcha. Con esto te quiero decir: si tienes miedo, hazlo con miedo. ¿Qué es lo peor que puede ocurrir?. Si haces el ridículo, si fallas, si te dañan… sin duda adquirirás un aprendizaje. Pero, sobre todo obtendrás el orgullo de haberlo intentado.
Comenzarás a forjar de nuevo esa confianza en ti mismo que te permitía imaginar una vida maravillosa y sentir que ya te pertenecía. Cuando ganas el combate contra el miedo comienzas a enfocar tu energía en trabajar por lo que deseas. Te sientes capaz y percibes el mundo como un lugar lleno de oportunidades. La escasez, la limitación y los condicionantes se han ido.
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- Gomez Gomez, A. (2007). El origen de los miedos.