El decálogo del amor
Para muchos, tener una pareja estable se ha convertido en una misión imposible. No debería ser así. Querer y dejarse querer es un acto sencillo y espontáneo, como lo demuestra el decálogo del amor. Somos nosotros los que terminamos complicándolo todo.
Es cierto que el amor nos vuelve vulnerables. Hay un punto en el que tenemos que desnudar nuestro corazón. Muchas veces salimos lastimados y nos prometemos cerrarnos para siempre. No queremos volver a pasar por eso. El problema es que al volvernos herméticos también estamos renunciando a varios de los aspectos vitales más bellos.
“Ama hasta que te duela. Si te duele es buena señal”.
-Madre Teresa de Calcuta-
Actualmente hay mucho miedo de amar. Nos cuesta aceptar el hecho de que toda relación implica alguna dosis de sufrimiento. Tampoco nos damos cuenta de que está en nuestras manos hacer crecer y mantener ese amor. ¿Cómo lograrlo? Eso es lo que nos enseña el decálogo del amor, que enseguida te compartimos.
1. Abre todos los canales de comunicación
Por más que te parezca un lugar común, no se debe dejar de insistir en la importancia de la comunicación . Es el eje fundamental de la pareja y de todo tipo de relación afectiva. Si hay comunicación y diálogo, todo se puede. Todo se logra.
El decálogo del amor nos enseña que la comunicación es la que le da forma a los sentimientos . A las relaciones mismas. Si amas a alguien, pero no se lo comunicas, es como si ese sentimiento no existiera. Recuerda que la comunicación incluye muchas posibilidades, más allá de las palabras.
2. Sensibilízate a tu pareja
Sensibilizarte quiere decir estar atento a esa persona que amas. A lo que dice y a lo que calla. A lo que significan sus gestos y tonos de voz. Escucha, mira, toca. Aprende a identificar sus estados de ánimo. Sus necesidades.
No lo hagas simplemente para que, cuando tenga cambios, le digas “Te noto extraño” o “extraña”. Qué aburrido es pasar por un mal momento y tener que darle explicaciones al otro. Qué lata tener que dar cuenta de todo lo que uno siente. Alguien sensible está ahí simplemente y se lo hace saber y sentir a quien ama.
3. Compartir tiempo de calidad
A veces, con el tiempo, se deja de apreciar la importancia que tienen esos momentos románticos a solas, en intimidad. Esto ocurre porque se siente que el amor ya está consolidado. Aparentemente, las cosas marchan bien: la inercia es buena y lo que se debía cultivar ya fue cultivado.
Aunque todo esto puede ser cierto en gran medida, también implica un error de enfoque. El decálogo del amor nos dice que el afecto nunca termina de construirse. Que las relaciones están en constante transformación y que para mantener el vínculo amoroso es importante no desterrar el romance y tampoco a las ocasiones especiales para pasar tiempo a solas.
4. No en público
Uno de los hechos que más dejan resentimientos son los reclamos en público. Nunca, bajo ninguna circunstancia, se debe recriminar al ser amado delante de los demás. Esta es una de esas normas del decálogo del amor que jamás se deben romper.
Cuando el reclamo se hace en público, adquiere un tono humillante. ¿Para qué exponer los errores del otro a los demás? Lo que hay ahí es un afán de retaliación y venganza. No un deseo sincero de expresar un desacuerdo o de reclamar por un fallo.
5. Deja respirar al otro, algo fundamental en el decálogo del amor
Todo el mundo se vuelve algo posesivo con el ser amado. Unos más, otros menos. Lo que no puede suceder es que esa posesividad se vuelva la nota predominante, la fragancia que lo contamina todo. Aunque los celos encienden la llama de vez en cuando, no deben ser una constante.
Asimismo, si se ama genuinamente a otra persona, el trabajo para renunciar a esas actitudes controladoras que no conducen a ninguna parte merece la pena. Nadie le pertenece a nadie. Esa intensidad solo lleva al distanciamiento. Cada uno debe tener su propio espacio.
6. Momentos malos y buenos
El decálogo del amor nos invita a no idealizar las relaciones, a mantener siempre una cuchara de realismo en ellas. Por bello que sea un vínculo, siempre tendrá que atravesar por momentos aciagos. Eso no quiere decir que haya algo malo. Todo lo contrario. Es saludable que haya esas contradicciones.
Las dificultades permiten crecer y madurar como pareja. Es precisamente en esos momentos cuando se pone a prueba la calidad de la relación. Es también una oportunidad inmejorable para oxigenar el vínculo. Para reacomodar todo aquello que no esté en su lugar.
7. No dejes acumular pequeños enfados
De pequeños enfados se forman grandes infiernos. En este sentido, hay pequeños disgustos que pueden convertirse en grandes batallas o enfados si no media un pequeño gesto que restaure la calma y repare el vínculo.
Lo que jamás se debe hacer es pretender que todo desaparezca por arte de magia. A veces pareciera que no tiene importancia, pero nunca tienes la certeza de eso. Máxime si hay pequeños disgustos con cierta frecuencia.
8. Cultiva la intimidad
Cuando una persona se siente amada, la sexualidad fluye espontáneamente. El amor es el mejor afrodisíaco. Sin embargo, en la sexualidad, como en otros aspectos, hay altibajos. Momentos de mayor fluidez que se intercalan con etapas un poco más áridas.
El decálogo del amor nos dice que se debe cultivar la intimidad. Esto no quiere decir inventar situaciones extrañas o exóticas para que no se apague la llama. Significa besar, reír, acariciar, abrazar. Todas esas son manifestaciones que encienden la pasión.
9. Tu pareja no es responsable de ti
En la pareja, cada uno es hasta cierto punto responsable del otro. La clave está en la expresión “hasta cierto punto”. Nadie puede pretender que su pareja se convierta en la fuente de toda dicha. Ningún ser humano tiene esa obligación con otro.
El problema es que hay muchas personas que idealizan el amor y a la pareja. Esperan de ese terreno mucho más de lo que puede dar. Luego, se sienten desilusionados del otro por no llenar esas expectativas. En este caso, hay que cambiar la perspectiva.
10. Fortalécete a ti mismo
Una relación de pareja solo es saludable cuando quienes la componen también lo son. Si quieres que la pareja crezca, crece tú primero. Si quieres que mejore, comienza por ti. Que estés en pareja no significa que hayas desaparecido como individuo. Tu primer compromiso es contigo mismo.
El decálogo del amor es un instrumento que nos ayuda a reenfocarnos. No es una receta ni un inventario que se debe cumplir al pie de la letra. Utilízalo simplemente como una guía para volver a un camino en el que lo más importante es el amor.
Imágenes cortesía de Benjamin Lacombe