El lenguaje corporal de la ansiedad
Todos los sentimientos y emociones humanas se reflejan, de un modo u otro, en la mímica y la postura de cada persona. Por eso se habla de un lenguaje corporal de la ansiedad, así como también hay un lenguaje corporal de la depresión, de la alegría, del miedo, etc. Todos, a la vez, estamos capacitados para leer, sin poner en marcha la voluntad, el significado de dichos lenguajes.
Esa comunicación a través del cuerpo le da un cierto tono a nuestras interacciones con los demás. Otorga un clima específico, en el cual prima la espontaneidad, la tensión, el desinterés o un tipo determinado de emoción. Lo que se expresa a través de las palabras es solo una parte de la comunicación. Lo demás, y más profundo, corre por cuenta del lenguaje del cuerpo.
En el lenguaje corporal de la ansiedad hay varios elementos que revelan el estado de nerviosismo o inquietud. Tienen que ver con la expresión del rostro, el movimiento de las extremidades y la postura general del cuerpo. Veamos cuáles son algunos de esos elementos.
“Por cada pensamiento apoyado por una emoción hay un cambio muscular. Los patrones musculares primarios han sido la herencia biológica del humano, todo el cuerpo humano guarda un registro de su pensamiento emocional”.
-Mabel Ellsworth Todd-
Las manos en el lenguaje corporal de la ansiedad
Las manos son uno de los elementos más importantes en el lenguaje corporal de la ansiedad. Uno de los gestos que delatan la inquietud interior es el de esconderlas. Desde tiempos remotos, dejar las manos a la vista del otro es un gesto de paz, de concordia y de amistad. Da a entender que no se esconde nada, que no se lleva un arma o algo que pueda hacerle daño a otros.
De forma inconsciente, las personas dejamos las manos a la vista de los demás cuando estamos tranquilas. En cambio, cuando sentimos miedo, desconfiamos de la situación o queremos expresar nuestras reservas, hacemos lo contrario. Ocultamos las manos, bien sea guardándolas en los bolsillos, poniéndolas atrás o dejándolas bajo la mesa, etc.
La mirada, otro elemento revelador
La mirada es otro de esos elementos que siempre revelan el estado de ánimo. Cuando una persona está ansiosa, todo su rostro y todo su cuerpo en general denotan cierta rigidez. Lo usual es que tengan el entrecejo fruncido, por lo cual es muy habitual que a una persona en ese estado le pregunten si está de mal humor, o si le preocupa algo. También es común que esta manifestación pueda hacer que los demás nos vean como personas serias.
Hay un gesto en particular de la mirada que muestra ese estado de angustia. Tiene que ver con que se combina una mirada totalmente fija, con momentos en los cuales se reduce el área del ojo expuesta y se baja la cabeza. A veces predomina más lo uno que lo otro, pero en general son gestos que están presentes en las personas con una ansiedad estado elevada.
Hay que recordar que en la ansiedad hay un sentimiento de preocupación que es constante, pero a la vez indefinido. Esto también incluye cierta irritación e intolerancia generalizada con el entorno. Por eso la mirada fija, que denota cierta agresividad, se combina con la mirada gacha, que es una señal de introspección.
Otros gestos que denotan ansiedad
El gesto de morder es uno de los más típicos en los estados de ansiedad. Es más evidente cuando, por ejemplo, se muerden las uñas. Sin embargo, no todo el mundo tiene ese hábito, pero sí podría tener la costumbre de morder otros objetos como lápices, borradores o cualquier objeto que tengan a la mano. También es muy frecuente que, cuando alguien está nervioso, se muerda los labios. Es un gesto de contención que denota inquietud. Lo mismo ocurre con acciones como masticar chicle o acciones similares.
Otro elemento que revela la ansiedad son los movimientos continuos y compulsivos. A veces se trata de la famosa pierna cruzada que se mece y no se deja quieta un instante. En otras ocasiones es un objeto con el que se juega en las manos, sin parar. También puede tratarse de algún tic, dar golpecitos al piso con los pies, tamborilear los dedos, o algo por el estilo. Todo ello denota inquietud y nerviosismo.
Con la ansiedad ocurre algo particular y es que se contagia fácilmente, especialmente si el o los interlocutores también están en tensión. Por eso el lenguaje corporal de la ansiedad es más que algo anecdótico. Se trata de una señal delatora de la propia ansiedad. Por un lado, muestra que hay inquietudes por resolver. Por el otro, puede estar perjudicando la comunicación con los demás.
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- Baró, T. (2012). La gran guía del lenguaje no verbal: Cómo aplicarlo en nuestras relaciones para lograr el éxito y la felicidad. Grupo Planeta (GBS).