El Marqués de Sade, biografía de un ícono de la maldad
El Marqués de Sade es una figura frente a la que existe un cúmulo de leyendas, la mayoría de ellas falsas o sin fundamento. Básicamente su gran “pecado” fue pensar en el sexo y escribir sobre el sexo, de una manera que desafiaba los tabúes y las hipocresías de su época.
Si lo que hubiera puesto en sus escritos fuera absurdo, o “loco”, como lo llamaron, simplemente hubiera sido ignorado. Las reacciones duras, y hasta violentas en su contra llevan a pensar que, muy por el contrario, su obra no era tan descabellada, sino que trataba acerca de aquello de lo que nadie quería hablar.
“El cuerpo es el templo donde la naturaleza pide ser venerada”.
-Marqués de Sade-
El nombre del Marqués de Sade pasó a la historia porque se convirtió en la manera de nombrar una perversión sexual. El sadismo se define como la obtención de placer sexual, mediante actos de crueldad contra otra persona. Esto no es exactamente lo que está en las obras del famoso marqués, pero así quedó establecido por la historia.
La infancia y juventud del Marqués de Sade
El nombre del Marqués de Sade era Donatien Alphonse François de Sade. Nació en París el 2 de junio de 1740. Venía de una familia noble, emparentada con la dinastía Borbón. Debido a las labores de su padre como diplomático, desde los 4 años quedó a cargo de su abuela y de sus tías paternas.
Más adelante, uno de sus tíos, Jacques François Paul Aldonce de Sade, libertino reconocido, se lo llevó con él para encargarse de su educación. Se le asignó como tutor a Jacques Francois Amblet, quien lo acompañó durante gran parte de la vida.
Cuando el famoso Marqués de Sade tenía apenas 16 años, participó en una de las batallas de la Guerra de los Siete Años. Su actuación destacada lo llevó a convertirse en capitán en la caballería de Borgoña. Luego volvió a París y se le obligó a casarse con Renèe-Pélagie Cordier de Launay de Montreuil, a pesar de que estaba enamorado de otra joven. Poco después del matrimonio comenzaron los escándalos.
La leyenda negra del Marqués de Sade
Poco después de su matrimonio, el Marqués de Sade comenzó formalmente su carrera como escritor. El 1763 fue arrestado durante 15 días, aparentemente por haber elaborado un escrito con alto contenido sexual. También por aquel entonces tuvo varias amantes y se rodeó frecuentemente de prostitutas.
Dos años después, tuvo lugar el famoso escándalo de Arcueil. Según la prostituta Rose Keller, el Marqués de Sade la había azotado y torturado. El hecho tuvo muchas repercusiones y la leyenda popular fue agregando detalles ficticios, hasta el punto de que realmente no se supo qué pasó. Sade pasó siete meses en prisión por ello.
Luego tuvo lugar el “caso de Marsella”. Sade fue acusado de sodomía y de intentar envenenar a unas prostitutas. En realidad, les había dado un afrodisiaco, en medio de una orgía. Aunque nadie murió, de todas maneras se le acusó de intento de asesinato, fue preso y condenado a muerte. Duró 13 años confinado, primero en la prisión de Vincennes y luego en La Bastilla. Esto afectó su salud.
Un final cruel
Con el triunfo de la Revolución Francesa, el Marqués de Sade fue enviado primero a un manicomio y luego dejado en libertad. Salió de prisión a los 51 años de edad y bastante maltratado físicamente. Sin embargo, en la época del terror, Robespierre volvió a condenarlo a muerte y se salvó de milagro de la guillotina. Al salir de prisión quedó prácticamente en la indigencia.
Sus obras despertaban enorme aprehensión, ya que en ellas describía violaciones sexuales, parafilias y toda suerte de perversiones. Napoleón en persona arrojó la novela Justine a la hoguera y dijo que era “el libro más abominable jamás engendrado”. También en aquella época muchos de los escritos del Marqués de Sade fueron destruidos, por lo que buena parte de su obra se perdió.
En 1801, el régimen napoleónico lo acusó de “demencia libertina” y lo confinó en un asilo para locos. Su familia quemó lo que quedaba de su obra, cuando el Marqués de Sade murió, en 1814.
Varias generaciones de escritores, especialmente los de la corriente surrealista, rescataron la obra de Sade y le otorgaron un gran valor. Hasta el día de hoy, las opiniones sobre su trabajo literario no son unánimes. Mientras Breton lo llamó “El divino Marqués”, Bataille señaló que su obra era una apología del crimen.
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- González-Torre, Á. P. (2006). La sombra de la Ilustración: tres variaciones sobre Sade. Ed. Universidad de Cantabria.