El mito de Tánatos, dios de la muerte
En el mito de Tánatos no es claro si este era el dios de la muerte o la personificación de la muerte misma. En general, se le ha considerado como el dios de la muerte no violenta, aunque en la mitología griega no hay historias en donde se muestre que su jerarquía era similar a la de otros dioses. De hecho, en alguna oportunidad fue neutralizado por Heracles.
Como quiera que sea, el mito de Tánatos habla acerca de la muerte misma, tal y como era concebida por los griegos. Sin embargo, este personaje nunca estaba presente en las muertes violentas, ya que este era un dominio propio de sus hermanas, las Keres, que siempre estaban sedientas de sangre.
“El hombre combate en trágico escenario, entre la voluntad de vivir- génesis y la voluntad de morir- thanatos. Todos sus bienes solo son vanidad, sus ilusiones locuras, mentiras, sus conquistas baldías; y la muerte su definitiva derrota”.
-Luis Alberto Costales-
El mito de Tánatos, en cambio, señala que este producía un suave toque sobre sus víctimas. El destino de estas ya estaba definido por las Parcas, señoras del destino, y él simplemente se aproximaba a quienes estaban a punto de morir. Luego desenvainaba su espada y les cortaba un mechón de cabello, que luego entregaba a Hades, dios del inframundo. Después trasladaba el alma al reino de los muertos.
El origen del mito de Tánatos
Algunas versiones del mito de Tánatos señalan que este personaje era hijo de Érebo, dios de la oscuridad, las sombras o la negrura. Este llenaba todos los rincones y agujeros del mundo con su presencia y sus densas nieblas envolvían los confines del mundo. Su esposa era Nix, diosa de la noche. Ambos eran hijos de Caos y, por lo tanto, hermanos.
Se dice que Nix era la encargada de arrastrar las sombras de Érebo por todo el mundo, dejando a todos en la oscuridad. Los dos tuvieron dos hijas: Éter, el brillo, y Hemera, el día. Ciertas versiones dicen que luego, por sí sola, Nix concibió al propio Tánatos y a su hermano gemelo Hypnos.
También engendró a Moros, el Destino; Ker, la Perdición; Geras, la Vejez; Ezis, el Dolor; Apate, el Engaño; Némesis, la Venganza; Eris, la Discordia; Filotes, la Amistad; Momo, la Burla; las Hespérides, jijas de la Tarde; los Oniros o Sueños; las Keres, o espíritus de la destrucción y muerte; y las Moiras, el Destino.
Tánatos tenía una relación estrecha y esencial con su hermano gemelo Hypnos , dios del sueño. Los dos iban siempre juntos a todas partes. Para los griegos, el sueño era una especie de anticipación de la muerte y por eso las dos figuras mitológicas estaban siempre asociadas.
Tánatos, la presencia de la muerte
Tánatos no era en realidad una figura maléfica. Llegaba para liberar a alguien del sufrimiento y del dolor; por eso solamente daba su toque suave, sin causar mayor sufrimiento a la víctima. Lo suyo era hacer cumplir el Destino que estaba ya dictado por las Moiras. Luego, acompañaba a las almas para que llegaran seguras a donde estaba Caronte, el encargado de transportarlos al inframundo.
En la mayoría de las representaciones del mito de Tánatos este aparece como un anciano con barbas y alas. Llevaba una espada en la mano o en la gavilla y tenía una expresión adusta. Solo algunas veces fue representado como un joven, sin barba, pero sí con su espada.
Una de las historias más famosas de Tánatos fue la que tuvo lugar con Sísifo, un rey de Corinto que enojó a Zeus y fue condenado a ir encadenado al inframundo. Este logró burlar a Tánatos y encadenarlo a él, haciendo que nadie muriera por mucho tiempo, hasta que la muerte fue liberada por Ares.
Tánatos, Apolo y Hércules
El mito de Tánatos cuenta que este dios, de quien no se burlaba nadie, finalmente sí fue burlado. Se dice que el Rey Admeto recibió como huésped a Apolo y más adelante a Hércules. A los dos los atendió maravillosamente, por lo que ambos quedaron muy agradecidos.
Como premio a su amabilidad, Apolo acordó con las Moiras que este rey podría evitar la muerte, si alguien se ofrecía a morir en su lugar. Cuando llegó el momento, Tánatos vino por el Rey Admeto y este le pidió a sus ancianos padres que se cambiaran por él, pero ellos no quisieron. Finalmente, su esposa, Alcestis, accedió a morir en su lugar.
Sin embargo, Admeto no quiso que esto sucediera porque amaba mucho a su esposa. Así que pidió la ayuda de Hércules, quien atrapó a Tánatos y le impidió que se llevase a Alcestis. Después de este episodio, Tánatos pidió que se le guardara el debido respeto y que ya nunca se hicieran acuerdos para pasar por encima de su poder.
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- Brass, A. L. Eros y tanatos, una tensión inevitable.
- Instituto Glaux, Buenos Aires, sf