El modelo de Barkley para explicar el TDAH
El trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) es un trastorno de inicio en la infancia. Varias han sido las explicaciones que se han dado acerca de su origen y desarrollo. Sin embargo, una de ellas ha atraído bastante la atención: el modelo de Barkley.
Este trastorno presenta un patrón persistente de conductas de desatención, exceso de actividad y dificultad para controlar los impulsos o impulsividad. Estamos ante uno de los trastornos más estudiados en psicopatología infantil. Esto lo demuestran los miles de artículos publicados sobre el tema.
Inicialmente se partió de un enfoque médico. Posteriormente aparecieron aproximaciones conductuales, neurocognitivas, genéticas y sociales. Esto ha enriquecido la compresión de este problema. Pensemos que el enfoque dominante en toda la primera mitad del siglo pasado era puramente médico. Se consideraba que el TDAH estaba causado por una alteración neurológica; una alteración estaba producida por algún tipo de lesión cerebral.
Los síntomas principales del trastorno eran períodos cortos de atención, escasa concentración, impulsividad e incapacidad de demorar las gratificaciones. Todo esto se solía manifestar en problemas escolares.
Del modelo médico al modelo conductual
La falta de evidencia del síndrome médico contribuyó a que se buscara una definición más funcional del TDAH. Así, el TDAH pasó a caracterizarse como un trastorno del comportamiento. Según este enfoque, la actividad excesiva era el aspecto más saliente.
Sin embargo, en 1972 se argumentó que la deficiencia básica de los niños hiperactivos no era el excesivo grado de actividad. La deficiencia básica era su incapacidad para mantener la atención y su impulsividad. La mayoría de los problemas que experimentan los niños con TDAH son consecuencia de una insuficiente autorregulación.
Perspectiva actual del TDAH
La perspectiva actual sobre el TDAH queda plasmada en el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-5). También queda plasmado en la Clasificación internacional de trastornos mentales de la OMS.
La característica esencial de este trastorno es un patrón persistente de desatención y/o hiperactividad-impulsividad. Este patrón es más frecuente y grave que el observado habitualmente en personas de un nivel de desarrollo similar.
Los síntomas derivados dificultan la adaptación y se manifiestan en características conductuales específicas. Sus repercusiones son negativas en el desarrollo cognitivo, personal y social. Además, dificultan el aprendizaje escolar y el funcionamiento cotidiano de la persona.
El modelo de Barkley
Las investigaciones acerca del origen del TDAH han sido predominantemente ateóricas, exploratorias y descriptivas. A pesar de los avances todavía existen importantes inconsistencias sobre los mecanismos que subyacen al mismo.
El modelo de Barkley (modelo de inhibición) entiende que el problema básico de los niños hiperactivos es un déficit en la inhibición conductual. Este déficit incidiría de forma negativa en cuatro funciones neuropsicológicas que dependen de la inhibición conductual para su correcta ejecución.
Las cuatro funciones ejecutivas del modelo de Barkley
Estas cuatro funciones son las siguientes: la memoria operativa, la autorregulación de la motivación y del afecto, la internalización del lenguaje y la reconstitución (procesos de análisis y síntesis). Dichas funciones ejecutivas influyen a su vez en el sistema motor, que controla el comportamiento dirigido a metas.
Estas funciones también afectan a otros sistemas neuropsicológicos, tales como el sensorial, perceptivo, lingüístico, mnésico y emocional. La memoria de trabajo (memoria operativa) permite retener información mientras se trabaja en una tarea, aunque el estímulo haya desaparecido.
El déficit de autorregulación del afecto, motivación y activación incapacita a los niños con TDAH para controlar respuestas emocionales ante un suceso concreto. Esto haría que manifestasen sus emociones en público, según el modelo de Barkley.
La internalización del lenguaje también suele presentar un retraso en estos niños. Esta inmadurez en el lenguaje interno podría originar las dificultades de las personas con TDAH para adoptar un comportamiento gobernado por reglas y el retraso en el desarrollo moral.
Juego menos maduro y menos creativo
La deficiencia en la reconstitución, análisis y síntesis de la conducta incapacitaría al niño hiperactivo para analizar las situaciones y conductas, además de dificultar la resolución de problemas. Su juego es menos maduro, simbólico y creativo. Se ha encontrado que tienen una ejecución más pobre en tareas de fluidez verbal verbal y que las soluciones que aportan a los problemas son menos adecuadas.
Según el modelo de Barkley, probablemente se evidenciaría también en la ejecución de tareas no verbales que requieran secuencias motoras nuevas y complejas. Estas cuatro funciones ejecutivas influirían a su vez en el sistema motor.
Existen otros modelos desarrollados con el objetivo de explicar el TDAH. A pesar de los cambios terminológicos y el diferente énfasis dado a manifestaciones concretas del TDAH a lo largo del tiempo, los síntomas fundamentales apenas han sufrido cambios.