El modelo tripartito de ansiedad-depresión de Clark y Watson
La ansiedad y la depresión son dos categorías diagnósticas que pretenden diferenciar dos trastornos de corte psicológico distintos. Por un lado, la ansiedad se conceptualiza como una tendencia a la aprensión, una alarma hacia algún peligro futuro y una alta activación fisiológica, entre otras cuestiones que dependerán más del trastorno en concreto. A su vez, la depresión, se caracteriza sobre todo por un estado de ánimo marcadamente bajo junto a una serie de síntomas que, por lo general, se derivan del mismo o concurren con él: poco apetito, anhedonia, apatía, insomnio, etc.
Aunque pueda parecernos que ambos conceptos son excluyentes, lo cierto es que en la práctica clínica habitual podemos comprobar fácilmente que suelen ir unidos. Aunque el DSM-5 aun no ha creado una categoría diagnóstica como tal que reúna los síntomas de ambas, la CIE-10 sí que incluye como categoría propia el diagnóstico de trastorno mixto ansioso-depresivo.
Se trata de un desorden en el que el paciente tiene síntomas de ansiedad y de depresión pero ninguno de ellos predomina claramente ni tiene la intensidad suficiente como para justificar un diagnóstico por separado.
La categoría diagnóstica que acabamos de definir es, según la OMS, frecuente en medicina primaria, y aún más entre la población no clínica (personas que no demandan cuidados terapéuticos).
En 1991, los autores Clark y Watson proponen un “modelo tripartito de ansiedad-depresión”. Según establecen, el modelo estará constituido por tres elementos denominados: afecto negativo o distress, hiperactivación fisiológica y anhedonia o disminución del afecto positivo. Clark y Watson sugieren que la presencia de niveles elevados de afecto negativo es un indicador común de los trastornos de ansiedad y depresivos.
Subtipos de trastornos ansioso-depresivos según el modelo tripartito
Según Clark y Watson, existirían, dentro de la categoría de ansiedad-depresión, dos subtipos de trastornos. Los pacientes cuyos síntomas predominantes son no específicos (distress, irritabilidad, pérdida de apetito, alteraciones del sueño, quejas somáticas vagas, etc) y muestran niveles moderados en ambos factores específicos deben ser diagnosticados como trastorno mixto de ansiedad-depresión moderado. Esta sería una categoría semejante a la propuesta por la CIE-10 que hemos comentado anteriormente.
Por su parte, cuando los pacientes refieren niveles muy elevados, no solo en afecto negativo, sino también en anhedonia e hiperactividad psicofisiológica, entonces deberían diagnosticarse como trastorno mixto de ansiedad-depresión severo.
Según los autores, este debe reservarse para las personas que cumplan criterios de ambos diagnósticos: ansiedad y depresión. Contrariamente a lo que proponen las clasificaciones actuales sobre diagnósticas a ambos desórdenes, Clark y Watson proponen hacer un único diagnóstico.
Afecto positivo y afecto negativo:
El modelo tripartito de Clark y Watson se basa en el concepto de afecto positivo y negativo. Con el cuestionario PANAS, desarrollado por el mismo grupo de investigación, podemos evaluar ambas dimensiones. El afecto positivo sería todo aquello contrario a la tristeza, la anhedonia o la apatía, por ejemplo. Por otro lado, el afecto negativo -común en ambas dimensiones- iría desde la irritabilidad hasta la culpa o los sentimientos de inferioridad.
Para los autores, ansiedad y depresión comparten muchos síntomas de malestar emocional. Pero también es verdad que otros pacientes que sufren cuadros depresivos no manifiestan síntomas ansiosos y viceversa. El modelo tripartito de ansiedad-depresión postulado por estos autores indica que lo que caracteriza y diferencia a los pacientes depresivos de los pacientes con ansiedad es precisamente el bajo afecto positivo.
El modelo tripartito de ansiedad-depresión
Según el modelo tripartito, por un lado tendríamos la dimensión de la depresión que tendría una serie de características propias. Estas serían las siguientes: En primer lugar encontraríamos el bajo afecto positivo y la desesperanza como puntos estrella del cuadro. Además de ellos, existirían síntomas como la tristeza, la anhedonia, la apatía, las tendencias suicidas, la baja activación simpática, la pérdida de apetito, la inhibición psicomotora, los sentimientos de inutilidad y la percepción de pérdida.
Por su parte la ansiedad incluiría como elementos principales ala hiperactivación fisiológica y la incertidumbre. Otros de los síntomas que propone el modelo tripartito para la ansiedad serían: miedo, pánico, nerviosismo, evitación, inestabilidad, alta activación simpática, tensión muscular, hipervigilancia, percepción de amenaza/peligro.
Todos estos síntomas serían propios de cada categoría y no serían compartidos por la otra. Por lo tanto, si un paciente tiene los síntomas de un polo o de otro, no podrá ser diagnosticado de ambos trastornos.
El modelo además incluye una serie de síntomas comunes a ambas patologías. El afecto negativo, como hemos señalado, está a la cabeza en este caso. Pero la indefensión también cobra un papel importante en la unión de la ansiedad y la depresión. Otros de los síntomas comunes que encontramos son: irritabilidad, preocupación, baja concentración, insomnio, fatiga, agitación psicomotora, llanto, sentimientos de inferioridad, culpa y baja autoestima.
A medida que el síntoma se aproxima más al concepto general (bajo afecto positivo, alto afecto negativo o hiperactivación fisiológica) significa que el síntoma está aproximadamente más próximo al concepto en cuestión.
Los autores también señalan que el alto afecto negativo, si bien es un elemento común a la ansiedad y la depresión, tiende a ser algo más característico de la ansiedad. La indefensión, aunque se trata también de un componente común, es más propio de la depresión.
Conclusiones sobre el modelo tripartito
El modelo tripartito de ansiedad-depresión abre la puerta al tratamiento transdiagnóstico. Este tipo de tratamientos están adquiriendo cada vez más relevancia en la práctica clínica ya que se han visto que son eficaces para tratar varios diagnósticos al mismo tiempo o un diagnóstico principal con sus comorbilidades. Además de eficaz, se muestran más eficientes tanto en tiempo como en recursos económicos.
Si existen modelos explicativos que puedan esclarecer los síntomas de varias afecciones, entonces habrá tratamientos enfocados a la mejora de todas ellas. Un ejemplo lo encontramos en el tratamiento transdiagnóstico de Norton para los trastornos de ansiedad (2004, 2005).
Desde estos planteamientos transdiagnósticos, se haría un enfoque en los núcleos comunes que subyacen a ambos trastornos. Siguiendo el modelo tripartido de ansiedad-depresión de Clark y Watson, la terapia tendría que ir enfocada al afecto negativo y la indefensión, sobre todo.
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- Belloch, A., Sandín, B. y Ramos, F (2008). Manual de psicopatología. Volúmenes I y II. McGraw-Hill.Madrid
- Norton, P. J. (2012). Group cognitive-behavioral therapy of anxiety: A transdiagnostic treatment manual. New York: Guilford.