El poder de la luz: los beneficios de regular tu reloj interno

El poder de la luz: los beneficios de regular tu reloj interno
Sara Clemente

Revisado y aprobado por Psicóloga y periodista Sara Clemente.

Escrito por Sara Clemente

Última actualización: 01 agosto, 2022

Tradicionalmente, la luz ha estado asociada  emociones positivas. En verano, cuando los días son más largos y, por lo tanto, hay más luz, parece que la alegría se multiplica. No hay momentos más inolvidables que aquellos que pasamos en maravillosos días soleados a la orilla del mar, en un picnic en la montaña o disfrutando del sol en una terracita.

El verano y la primavera, con su luz, son períodos de expansión, de aventurarse y experimentar. Un contrapunto al otoño y el invierno, que, con sus lluvias y días más cortos, nos incitan a volver al refugio de nuestro hogar.

Nuestro cuerpo, como parte de la naturaleza, percibe los cambios en el entorno. A través de mecanismos fisiológicos como la secreción de hormonas, hace quel organismo hace que nos sintamos más o menos enérgicos, en función de la estación en la que nos encontremos.

De la misma forma que nuestro estado de ánimo y energía fluctúan con las estaciones, también lo hacen con ciclos circadianos, esto es, diarios, como el de la noche y el día.

La luz y los ciclos naturales

El hipotálamo es una pequeña región que se encuentra en la zona más profunda del cerebro. Es una estructura fundamental, que se encarga de regular procesos básicos para la vida, como la temperatura corporal, la ingesta de alimentos y líquidos o la libido, además de regular las emociones. Sentimos hambre o saciedad, ansiedad o tranquilidad…; en función de las hormonas que secreta esta parte del cerebro.

Cerebro anatómico

Como todo lo que tiene que ver con el cerebro, se trata de una estructura muy compleja. Se sabe con certeza que uno de los factores que influyen decisivamente en la función del hipotálamo es la luz que percibe del entorno.

El cerebro ha evolucionado de la mano de la naturaleza, de forma que lo “natural” es que, durante el día, cuando el cerebro se inunda de luz solar, entienda que es el momento de la actividad. Y,  por la noche, cuando solía estar oscuro, es el momento del descanso y la regeneración. En el presente, sin embargo, estos horarios ya no son fijos. Con la luz artificial, podemos estar despiertos hasta altas horas de la madrugada.

Esta alteración de los ciclos naturales trastorna nuestro reloj interno y afecta nuestra salud.

No respetar los ciclos naturales afecta la salud

Nuestro cuerpo, nuestro reloj interno, está diseñado para respetar los ciclos de la luz. Durante el día, es necesario que recibamos la luz del sol para mantener niveles de energía óptimos. La luz artificial no es sustituto de la luz solar.

Donde entran el aire y el sol, no entra el doctor. (Dicho popular)

A la larga, la evidencia científica indica que un déficit de luz solar directa aumenta el riesgo de sufrir sintomatología depresiva o un trastorno afectivo estacional. Es por eso que en invierno, cuando los días son más cortos y salimos de trabajar ya anocheciendo, es mucho más frecuente sufrir depresiones.

Además, el sol es la fuente más importante de vitamina D, indispensable para algo tan importante como fijar el calcio en los huesos.

Paciente con estrés y depresión por malos hábitos y sobrecarga laboral

Despertarse con luz

Otro de los ejemplos más asombrosos del poder de la luz sobre nuestro organismo tiene que ver con la forma en que nos despertamos. Lo habitual es que programemos el reloj para una hora concreta de la mañana y que el despertador interrumpa bruscamente nuestro sueño. Encendemos la luz de la habitación, pasando de la oscuridad de la noche a la luz del día en cuestión de segundos.

En la naturaleza, el amanecer es algo que sucede de manera progresiva. Nuestro cerebro está programado para despertarse de esa manera, paulatinamente, no de golpe. Con el aumento gradual de la luz natural, el cerebro se va despertando y abandonando poco a poco el mundo de los sueños. No respetar esto hace que se nos peguen las sábanas y nos cueste tanto arrancar por las mañanas.

Regular el reloj interno

Hay algunas cosas que podemos hacer para regular nuestro reloj interno:

  • Procura ajustar tus horarios en la medida de lo posible a los ciclos naturales, escuchando a tu cuerpo. Algunas personas son más activas durante la mañana y otras por las tardes, pero trasnochar hasta altas horas de la madrugada no suele ser positivo en ningún caso.
La importancia del reloj interno
  • Durante el día, procura pasar el mayor tiempo posible a la luz natural del sol. Como esto es complicado en las rutinas de la vida moderna, intenta que te dé la luz del sol directa al menos quince minutos al día. Siempre habiéndote puesto protección solar veinte minutos antes.
  • Trata de que el ambiente que te rodea sea lo más oscuro posible en las horas previas a irte a dormir. Enciende la menor cantidad de luces posible y si puedes evitar las pantallas luminosas, mucho mejor.
  • Procura no despertarte bruscamente. Como es casi imposible despertarse con la luz del amanecer natural, ya que no se ajusta a nuestros horarios, puedes emplear los relojes llamados de “amanecer gradual”. Son unos despertadores que iluminan progresivamente la habitación hasta la hora en que tengamos que despertarnos, imitando lo que sería un amanecer real.

Si te sientes estresado o decaído y no sabes por qué, si sientes que te falta energía o que arrastras cansancio desde que te despiertas, repasa tus rutinas horarias y trata de respetar al máximo los ciclos del día y la noche de la naturaleza, notarás la diferencia.


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.