El poder destructivo de la subestimación
Piénsalo durante un instante, ¿Cuántos “no” te has encontrado a lo largo de tu vida? Seguramente, unos te habrán dolido más que otros, pero si eres una persona valiente, cada uno de ellos no habrá sido más que un muro más que derrumbar para llegar a tu destino.
Es posible también, que muchos de quienes te rodean, te hayan subestimado. Generalmente es una práctica muy habitual que se hace sin escasos elementos de juicio, y aún así, a pesar de saberlo, son comportamientos que nos duelen y hasta nos convencen de que tal vez, no seamos verdaderamente capaces para ciertas cosas.
En nuestro día a día, no solo hemos de enfrentarnos a esos juicios de valor que otros hacen de nosotros, sino que además, hemos de ser conscientes que también nosotros mismos nos subestimamos, y pocas cosas pueden llegar a ser más destructivas.
La humildad y la subestimación
A muchos de nosotros nos han educado en el saludable valor de la humildad, en saber apreciar la importancia de las cosas sencillas, en ser agradecidos, en no alardear de nuestros éxitos. Aunque hay que tener en cuenta que en ocasiones, este principio educativo puede llevarse a extremos que ya no son tan positivos.
Hay quien piensa que la humildad se limita a silenciar nuestras virtudes en bien de los demás. En ceder, en ser sencillo y esconder nuestro “ego” por encima de todo. Resulta curioso ver hoy en día a muchas personas que han escondido sus talentos o sus éxitos por este férreo valor en su educación, limitando su crecimiento personal por subestimarse a sí mismos.
El pensar que uno puede llegar más lejos que los demás, puede tal vez, tropezarse con la idea de que “nos estamos vanagloriando demasiado de nosotros mismos”. Si ponemos en voz alta nuestros deseos puede que nos encontremos con los límites que nos pongan los demás al juzgar que tal vez, somos demasiado orgullosos como para aspirar a esas cumbres tan “desmedidas”.
Pero… ¿Y por qué no intentarlo? A veces, no se llega a entender del todo que la humildad, supone también conocer nuestros propios límites y ser conscientes de dónde estamos, de lo que tenemos y también a lo que aspiramos. Y nadie, absolutamente nadie, tiene derecho a ponernos límites y a cortarnos las alas.
Si no te escuchan no les hables. Si no creen en ti, concentra todas tus energías para creer en ti mismo. Actuar de este modo no es ser orgulloso ni prepotente, en absoluto, es, sencillamente, ser una persona íntegra con ideas propias.
Formas más comunes en que practicamos la subestimación
Es importante que tengas en cuenta estos sencillos aspectos para comprender en qué momento te estás subestimando. Probablemente te darás cuenta que son cosas que todos hemos hecho en alguna ocasión, así que tómalo en cuenta y piensa en ello:
-Priorizar antes la opinión de los demás
Es un riesgo. Si valoras antes lo que dice tu familia, tus amigos o tu pareja por encima de tus propias ideas y sentimientos, será sin duda una muestra clara de subestimación personal a la que deberás hacer frente. No busques siempre el agradarles, ser complaciente o no contradecirles, siente tus propios valores y actúa de acuerdo a ellos.
-No te compares con nadie
Tú eres tú, lo que hayan hecho o conseguido los demás entra fuera de tu esfera personal. No importa y no debe servirte de guía. Es a ti a quien debes escuchar y atender para ofrecerte mayor apoyo y fortalecer tu autoestima.
-¿Con quién te relaciones? ¿Cómo son las personas que te rodean?
Párate a pensar un momento cómo te sientes con tu círculo social. ¿Te apoyan? ¿Te escuchan? Desarrolla siempre relaciones saludables que te permitan ser tú mismo, que te ofrezcan una buena calidad de vida y que fortalezcan tu crecimiento como persona.
-Tú eres tu propia prioridad
Priorizarte a ti mismo en tu vida no es ser egoísta. Si no eres feliz en estos momentos difícilmente podrás ofrecer lo mejor de ti a otras personas. La frustración, la insatisfacción, son dimensiones que merman nuestra autoestima, que nos llenan de emociones negativas… Aspectos que afectarán claramente a todas nuestras relaciones.
Valórate tal y como mereces evitando todo tipo de subestimación personal, por que si no empiezas creyendo en ti mismo nadie lo hará. Permite que la luz brille a tu alrededor, demuestra tu fuerza y tus talentos, recorre cimas y toca las estrellas si en verdad lo deseas. Nadie debe impedírtelo.