El síndrome Genovese: la soledad de la víctima
El síndrome Genovese es un concepto utilizado para hacer referencia al fenómeno psicológico en el que una persona no presta ayuda, sino que se inmoviliza, cuando observa una situación de emergencia en la que se se espera que brinde su apoyo a otra persona que está en una situación de peligro importante. Parece paradójico, ¿verdad?
El nombre de este síndrome surgió a raíz de un crimen que se produjo en 1964 en Estados Unidos, en el que una mujer llamada Kitty Genovese fue apuñalada frente a su apartamento de madrugada y delante de decenas de testigos. Nadie hizo nada por socorrerla.
Tal fue el impacto de la noticia que desde 1968 la Psicología Social se ha esforzado por dar respuesta a este fenómeno. ¿Por qué los testigos no intervinieron? Según las investigaciones, parece ser que las probabilidades de ayuda por parte de los demás aumentan notablemente a medida que hay menos personas en la escena problemática.
El síndrome Genovese
El 13 de marzo de 1964 se produjo el asesinato de Kitty Genovese en Nueva York. Y aunque existían ya muchos ejemplos sobre la soledad de los que habitan en grandes ciudades y de la falta de interés mutuo entre sus habitantes, este caso se convirtió en un incómodo símbolo de ese tipo de apatía social que caracteriza a las grandes urbes.
Los hechos que dieron lugar al síndrome Genovese
El relato de los hechos, según el informe policial, es el siguiente: Kitty Genovese regresaba a su casa de madrugada después de una dura jornada de trabajo. Aparcó muy cerca de su apartamento y cuando bajó del coche fue atacada por un hombre que corrió velozmente hacia ella y la apuñaló dos veces por la espalda.
Sus gritos de auxilio se ahogaron en la soledad de la noche, sin que nadie de los que estaban en cercanía le brindase su ayuda. A los pocos minutos, su atacante huyó, dejándola malherida.
Transcurridos unos instantes, el asesino regresó al lugar de los hechos y halló a su víctima tumbada en el suelo del vestíbulo del edificio de apartamentos y continuó su ensañamiento durante aproximadamente media hora más.
Algunos minutos después del ataque, un testigo presencial llamó a la policía. Cuando llegaron los servicios médicos no pudieron salvar la vida de Kitty, que falleció en la ambulancia que la trasladaba al hospital.
El agresor de Genovese
Pocos días después, fue localizado el agresor, Winston Moseley. Un maquinista de profesión que estaba casado y tenía tres hijos. Presionado por las autoridades, no solo confesó el crimen de Kitty, sino que también declaró otros dos asesinatos.
El examen psiquiátrico de Moseley demostró que este exhibía conductas necrófilas y que poseía una personalidad antisocial. Fue condenado a prisión incondicional por asesinato, donde pasó el resto de su vida.
El asesinato de Genovese produjo una gran conmoción en el país y se convirtió instantáneamente en tema de controversia; sobre todo, al conocerse que al menos 38 personas habían sido testigos de la agresión en alguna de sus fases.
Un total de 38 ciudadanos presenciaron en algún momento el ataque, pero ni una sola persona acudió a auxiliar a la víctima, sin tan siquiera llamar a la policía hasta que terminó el asalto, ¿por qué nadie hizo nada para ayudarla?
Reflexionando sobre el tema y dejando atrás teorías psicológicas, este acontecimiento nos debería hacer recapacitar sobre la calidad de la sociedad que estamos construyendo y sobre los valores en los que se apoya e incluso sobre la posible ausencia de estos.
Teoría de la difusión de responsabilidad
El caso Genovese provocó un gran revuelo social y originó numerosos estudios psicológicos y psicosociales. John Darley y Bibb Latané analizaron el caso minuciosamente y desarrollaron la teoría sobre la difusión de la responsabilidad.
Esta teoría está basada en lo que se conoce como efecto espectador o síndrome Genovese y que simplificando mucho viene a decir que es menos probable que alguien intervenga en una situación de emergencia cuando hay más personas en las proximidades que cuando está solo.
Así, este fenómeno puede explicarse mediante el principio de que los observadores tienden a dar por sentado que será otro el que intervendrá, de manera que finalmente todos ellos se abstienen de hacerlo. A estas conclusiones llegaron Darley y Latané tras su interesante estudio social.
Las razones aportadas para explicar este resultado incluyen:
- El hecho de que los espectadores ven que los otros no están ayudando tampoco.
- Que los espectadores piensen que siempre habrá alguien más cualificado que ellos para auxiliar a la víctima.
- Que se sientan inseguros o avergonzados a la hora de intervenir dada la gran cantidad de personas que hay observando.
Conclusión
Como reflexión final cabría añadir que, confrontados con este fenómeno, podemos llegar a advertir la peligrosidad que puede entrañar la pasividad humana.
De hecho, si como ciudadanos no somos conscientes de esta realidad y no nos esforzamos por contrarrestarla, se puede llegar a caer en una situación de negación de apoyo social.
El síndrome de Genovese debería servirnos para tomar conciencia de aspectos sociales en los que podemos mejorar mucho, de manera que hechos como este no volvieran a repetirse jamás.
Todas las fuentes citadas fueron revisadas a profundidad por nuestro equipo, para asegurar su calidad, confiabilidad, vigencia y validez. La bibliografía de este artículo fue considerada confiable y de precisión académica o científica.
- Gallegos, W. A. (2015). Conducta prosocial y psicología positiva. Avances en Psicología, 23(1), 37-47.
- J. M. Darley & B. Latane. (1968). Bystander intervention in emergencies: Diffusion of responsibility. Journal of Personality and Social Psychology 8, 377-383.
- Manning, R., Levine, M., & Collins, A. (2007). The Kitty Genovese murder and the social psychology of helping: The parable of the 38 witnesses. American Psychologist, 62, 555-562.