El tiempo pasa más rápido a medida que envejecemos
¿Quién no ha pensado alguna vez “este año se me ha pasado volando”? Desde luego, pasada una edad, todas las personas tenemos esta concepción de que el tiempo pasa muy rápido. Y, aunque no es del todo cierto, tiene una explicación. Un grupo de investigadores de la Universidad de Duke, en Durham (Estados Unidos) ha hallado esa explicación a por qué el tiempo pasa más rápido a medida que envejecemos.
La hipótesis que explicaría este fenómeno es bastante lógica desde el punto de vista psicológico: cuando somos niños aprendemos de cada cosa que vemos y que nos sucede. También nuestra experiencia es menor y queremos que nuestros deseos se cumplan rápido. Un año de vida en un niño representa un tanto por ciento de lo que guarda nuestro cerebro mucho más elevado que un año a los cincuenta.
Para Adrian Bejan, una de las personas que se ha dedicado a estudiar por qué el tiempo pasa más rápido en determinadas circunstancias, esta sensación es consecuencia de la velocidad a la que el cerebro procesa las imágenes.
“La gente se sorprende de lo mucho que recuerdan de los días que parecían eternos en su juventud. Y no es que sus experiencias fueran mucho más profundas o más significativas; es solo que estaban siendo procesadas con mayor rapidez”.
-Durham-
La velocidad de procesamiento
La explicación científica a por qué tenemos la sensación subjetiva de que el tiempo pasa más deprisa es que nuestra capacidad de procesamiento disminuye. ¿Cuál es la consecuencia de esto? Que un minuto (perceptualmente hablando) para un joven parece durar menos que para una persona mayor.
Según la revista “European review” el resultado final tiene que ver con una idea: como las personas adultas ven muchas menos imágenes nuevas en idéntica cantidad de tiempo real, les parece que el tiempo pasa más rápido.
“La mente humana siente que el tiempo cambia cuando las imágenes percibidas cambian. El presente es diferente del pasado porque la visión mental ha cambiado, no porque suene el reloj de alguien. Los días parecieron durar más en tu juventud porque la mente joven recibe más imágenes durante un día que la misma mente en la vejez”.
-Bejan-
La ley de Weber: el tiempo pasa más rápido
Ernst Heinrich Weber propuso una ley psicofísica para explicar esta clase de fenómenos perceptuales. En su libro Elemente der psychophysik establece una relación cuantitativa entre la magnitud del estímulo físico y cómo es percibido.
Imaginemos que entramos a una habitación oscura y, al fondo, flamea la llama de una vela encendida. Este estímulo será percibido inmediatamente. Sin embargo, si la habitación estuviera iluminada, nos costaría mucho más darnos cuenta de la existencia de la vela.
Cuando comparamos dos estímulos parecidos, la distinción se basa en diferencias mínimas. Esta misma explicación se puede extrapolar al paso del tiempo. Cada año que pasa añade, porcentualmente, muchísima menos novedad e información que un año de nuestra vida cuando somos niños. Por eso nos parece que el tiempo pasa más rápido. La divulgadora Hana Fry utiliza como ejemplo las condenas en prisión:
“Un período de seis meses entre rejas se siente mucho más que un plazo de tres. Pero una pena de 20 años y tres meses no se percibe mucho más que otra de 20 años”.
-Hanna Fry-
En cualquier caso, recordemos que el tiempo es una invención humana para ordenar la vida y poder alcanzar acuerdos. Se trata de un idioma compartido que nos permite, por ejemplo, quedar a una hora. Por otro lado, en sus subjetividad está muy asociado con las emociones: un tiempo de espera es largo, un tiempo de goce es corto. Así, la velocidad que percibimos en la aguja también estará asociada a los eventos que predecimos que vendrán a continuación.