El trastorno de ansiedad por separación en adultos
Cuando escuchamos hablar de trastorno de ansiedad por separación, solemos pensar en niños. Sin embargo, el trastorno de ansiedad por separación también pueden sufrido los adultos.
La ansiedad por separación ocurre cuando alguien teme separarse de una persona, animal o incluso objeto. En todo caso, el trastorno de ansiedad por separación se manifiesta, como podemos intuir, después de una separación. La sintomatología es diversa: náuseas, dolor de cabeza o dolor de garganta.
La ansiedad por separación a menudo ocurre en niños, especialmente los primeros años de vida. Un niño aún no comprende que, cuando un padre se va, sigue existiendo y estando pendiente de él.
Sin embargo, a pesar de que esto sí el algo comprensible para los adultos que desarrollan este trastorno, de alguna manera también son prisioneros de la ausencia y aparece la ansiedad derivada de la incertidumbre de cuándo se producirá el rencuentro. Una incertidumbre que puede ser especialmente grande en determinadas situaciones; por ejemplo, imaginemos la partida de un soldado hacia un sitio en el que se suceden los atentados.
Síntomas del trastorno de ansiedad por separación en adultos
La característica principal del trastorno de ansiedad por separación en adultos es la excesiva preocupación por estar solo. Pero, ¿cómo saber en qué momento la preocupación por la soledad pasa a ser un trastorno de ansiedad?
Según la Asociación Americana de Psiquiatría, la ansiedad por separación se presenta cuando una persona tiene varios de los siguientes síntomas:
- Angustia inusual por estar separado de una persona o mascota.
- Miedo a la soledad.
- Necesidad, muy intensa o frecuente, de saber dónde se encuentra otra persona.
En adultos, estos síntomas pueden durar 6 meses o más. Los síntomas pueden causar angustia significativa que afecta a su funcionamiento social, ocupacional o académico.
Causas de la ansiedad de separación en adultos
La ansiedad de separación en adultos puede derivarse de la separación respecto a diferentes figuras, habitualmente cercanas y queridas. Por otro lado, este tipo de ansiedad puede estar relacionada con otro tipo de problemas mentales, como ideas delirantes (trastornos psicóticos) o miedo a los cambios (trastorno del espectro autista).
En ocasiones, las personas pueden categorizar a un adulto con trastorno de ansiedad por separación como controlador o sobreprotector. Sin embargo, sus acciones son, a menudo, una forma adulta de expresar sus temores con respecto a la separación.
Como decíamos antes, la ansiedad por separación puede tener en su origen en la infancia, en concreto en cómo se forman los primeros vínculos de apego. También puede derivarse de experiencias más tardías en las que se han producido pérdidas inesperadas y repentinas. Por otra parte, las personas que han sufrido abuso o negligencia también constituyen una población de riesgo.
Factores de riesgo
La ansiedad por separación en adultos a menudo se desarrolla después de la pérdida de un ser querido o después de un evento significativo, como empezar estudios en la universidad lejos del hogar. El divorcio también puede causar ansiedad de separación.
Además, la probabilidad de desarrollar un trastorno de ansiedad por separación en adultos es mayor si se diagnosticó un trastorno de ansiedad por separación en la infancia. Los adultos que crecieron con padres autoritarios también pueden tener mayor riesgo. Por otro lado, las personas trastorno obsesivo-compulsivo son más propensos a experimentar ansiedad de separación como un adulto.
El trastorno de ansiedad de separación en adultos a menudo se diagnostica en personas que también han sido diagnosticadas con alguna de las siguientes afecciones:
- Trastorno de ansiedad generalizada.
- Trastorno de estrés postraumático.
- Trastorno de pánico.
- Desorden de ansiedad social.
- Desorden de personalidad.
Intervención
El tratamiento para el trastorno de ansiedad por separación en adultos es similar a los tratamientos utilizados para tratar otros trastornos de ansiedad. Los posibles tratamientos incluyen:
- Terapia cognitiva conductual.
- Terapia de grupo.
- Terapia familiar.
- Terapia conductual dialéctica.
- Medicamentos, como antidepresivos, ansiolíticos o psicotrópicos.
En cualquier caso, tanto el diagnóstico como el tratamiento tienen que ser determinados por un profesional cualificado. Así, siempre que tengamos alguna sospecha, el primer paso será acudir a consulta.
