El trastorno esquizotípico de la personalidad
El trastorno esquizotípico de la personalidad es poco común. Considerado como un tipo de trastorno de personalidad, también podría considerarse como parte de un trastorno dentro de la esquizofrenia.
Las personas afectadas por este trastorno no suelen tener excesiva vida social. Además, en este trastorno es habitual la pobreza emocional. Esto significa que las personas afectadas por este trastorno no suelen comunicar demasiado bien sus sentimientos positivos y emociones. Ello, como es de suponer, complica todavía más sus relaciones sociales.
Sin embargo, es muy habitual en los afectados por este trastorno tener miedo generalizado (muy típico de la esquizofrenia, como por ejemplo a creencias paranormales). También es propio de este trastorno tener la autoestima algo baja. Los afectados presentan un sufrimiento psíquico, en definitiva, en la vida.
Rasgos habituales del trastorno esquizotípico de la personalidad
Según el autor Jorge Castelló, las personas afectadas por el trastorno esquizotípico de la personalidad comparten los siguientes rasgos:
- Distanciamiento social más o menos pronunciado.
- Bloqueo emocional o pobreza en la transmisión y experimentación de sentimientos.
- Ideas de referencia consistentes en que comportamientos de otras personas se entienden erróneamente dirigidos a uno mismo.
- Un concepto de las relaciones con los demás como algo peligroso. La suspicacia y el recelo son muy habituales.
- Experiencias perceptivas poco habituales. No llegan a ser alucinaciones, pero son descritas como “sensaciones de presencia” (intuiciones de que hay alguien o algo con el individuo cuando está solo, muchas veces como si estuviera vigilándolo).
- Excentricidad en el comportamiento y la apariencia física.
- Creencias que no llegan a ser delirios, pero que se parecen. Muchas veces son pensamientos paranormales, en peligros imaginados del entorno, en fuerzas ocultas, “energías”, habilidades o poderes extraños.
Síntomas nucleares
Aunque los rasgos mencionados anteriormente caracterizan por lo general el trastorno, a continuación vamos a ver los síntomas “nucleares” que persisten en todas las personas que se sienten afectadas por el trastorno esquizotípico de la personalidad.
Alejamiento interpersonal
Las personas esquizotípicas tienden a alejarse del entorno social. Pero, ¿por qué razón? Principalmente, parecen considerar que la relación con los demás es peligrosa. A diferencia del paranoide, no están tramando una venganza, no contraatacan. Sin embargo, sí comparten ambos trastornos la suspicacia y la desconfianza continuas (1).
No debe ser fácil para estas personas tener pensamientos recurrentes sobre que se burlan de ellas o las ridiculizan. Así viven las personas esquizotípicas: con suspicacia paranoide y alejándose por ello de su entorno.
Alejamiento de la realidad
Además de las ideas paranoides sobre su entorno, los esquizotípicos pueden tener otras sensaciones que provoquen que se alejen de la realidad. A veces, pueden tener la sensación de que existe algo “oculto” que afecta en sus vidas. Ese “algo oculto” puede describirse como “energías”, “espíritus” o bien explicaciones más elaboradas. Por ejemplo, son frecuentes las creencias de telepatía o control de la mente por parte de la persona esquizotípica o de los demás hacia ella.
La percepción también puede jugarles una mala pasada a las personas esquizotípicas. En ocasiones, pueden tener ilusiones o ver caras donde no las hay: sienten una presencia, aunque estén solas.
También es común en este trastorno ser aparentemente “raros” o lo considerado socialmente como “raros”. Es posible que las personas con este trastorno se vistan de forma poco convencional, o lo considerado como peculiar.
Sufrimiento psíquico
Por norma, los esquizotípicos tienden a tener una autoestima baja, un miedo permanente y una desvinculación afectiva con las personas que los rodean. Además, tampoco suelen tener excesivo interés en relacionarse, por lo que tienden a limitar, también por esta razón, sus relaciones sociales.
Así, el esquizotípico normalmente cuenta con una agenda de contactos reducida. Es por ello, siendo tanto causa como consecuencia, por lo que no tiene interés en relacionarse. Podría decirse que el miedo que la persona esquizotípica tiene a la interacción social influye en su autoconcepto, llegando a pensar que merecen ser marginadas.
En este sentido, destacar que la falta de afectividad podría agravar otros síntomas que una persona con trastorno esquizotípico pueda tener, agudizando su sufrimiento.
Aunque se trata de un trastorno poco común, es importante tener en cuenta estos rasgos que definen el trastorno esquizotípico. Siendo diferente de la esquizofrenia, en cuanto a la intervención, ha de tenerse en cuenta que lo recomendable es un abordaje terapéutico integrador, que no se limite a los fármacos.
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Castelló Blasco, J. (2006). Reflexiones sobre el trastorno esquizotípico de la personalidad.
- American Psychiatric Association. (1995). Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, 4ª edición (DSM-IV). Barcelona: Masson
- Millon T, Davis R. (1998). Trastornos de la personalidad: más allá del DSM-IV. Barcelona: Masson