El túnel, retrato de una obsesión
El túnel es una novela del escritor argentino Ernesto Sábato; autor conocido por su compleja personalidad. La gran sensibilidad que plasma en sus novelas se adivina producto de una infancia y adolescencia caracterizada por una angustia permanente y una dolorosa soledad. Ingredientes todos ellos presentes en El túnel, una obra que podemos considerar psicológica y existencialista.
A pesar de que este texto puede abordarse desde distintas perspectivas, en este caso hemos decidido hacerlo desde la forma en la que Sábato va creando y construyendo los vínculos. Así, descubriremos no solo una relación obsesiva, sino que también extraeremos un complejo de Edipo que desarrollaremos a lo largo de este artículo.
Resumen de El túnel
Como bien señala el artículo El continuum en El túnelde Ernesto Sábato , esta obra es la primera de una trilogía. En ella un pintor, Juan Pablo Castel, relata cómo termina matando a una mujer por la que se siente atraído, María. Lo que motiva el homicidio es descubrir que está casada y la sospecha de que mantiene una relación con Hunter, su primo.
Su relación está repleta de suposiciones, de dudas y desconfianzas. Juan Pablo Castel se obsesiona con María, intenta esclarecer sus sospechas y esto hace que María se aleje progresivamente de él, algo que lo enloquece.
El complejo de Edipo en El túnel
La obsesión que Juan Pablo Castel, el protagonista, siente por María puede ser fruto de un conflicto no resuelto y que comenzó a desarrollarse en la infancia. Un complejo de Edipo que reproduce en la edad adulta y que en la obra deja intuir cuando dice:
“Lo que más me indignaba ante el hipotético engaño era el haberme entregado a ella como una indefensa criatura”.
Además, desde un principio, el protagonista habla de María como una mujer sabia y con experiencia. Igualmente, hay escenas en la que se muestra como una figura protectora, tal y como sería una madre.
Sin embargo, lo más interesante es que María adopta esta figura de una madre que admite las rabietas de su “hijo” de manera inconsciente. Por ejemplo, cuando Juan Pablo Castel la reclama o la coge fuerte del brazo, ella no se inmuta. Está ahí, pero al mismo tiempo no está; pues María se muestra pasiva (no sumisa) y se va apartando cada vez más de Juan Pablo.
El túnel de Ernesto Sábato
El hecho de que Ernesto Sábato titulase a esta obra El túnel no es producto del azar. El protagonista, Juan Pablo Castel, lleva metido en un túnel desde su infancia. Uno del que no puede salir, ya que arrastra ese complejo de Edipo que le hace experimentar una relación tormentosa y desequilibrada.
Este túnel está repleto de soledad y de angustia. Emociones que sufre el protagonista y que el propio Ernesto Sábato experimentó en su infancia y adolescencia. Cree que para salir de ese túnel la única posibilidad es el amor. Por eso, Juan Pablo Castel se aferra tanto a María. Es como su salvavidas. No obstante, está equivocado.
Psicosis, obsesión y amor
No vamos a afirmar que Juan Pablo Castel es un psicópata; sin embargo, sí muestra actitudes que apuntan a un trastorno delirante. Por ejemplo, cuando espera que María salga de su trabajo, vigilándola desde una cafetería cercana durante horas. También, antes de hablar con ella los diferentes escenarios que imagina de manera obsesiva, casi enfermiza, antes de dar el paso de comunicarse.
A pesar de que María aparece como una solución para su soledad, en realidad el amor que siente Juan Pablo Castel se ve empañado por la desconfianza y el miedo a que María le abandone (dependencia emocional) y la búsqueda de la veracidad de sus suposiciones y sospechas (efecto Pigmalión).
Toda esta vorágine de sentimientos y acciones desafortunadas que lo llevan a actuar de una manera violenta en determinadas ocasiones y a pedir perdón instantáneamente son fruto de una obsesión. Una locura que deriva en un final trágico, pero que Juan Pablo Castel relata como un final racional y coherente: el asesinato de María.
Una novela de desesperanza
El propio prólogo del libro El túnel señala que “es una novela de desesperanza“. En ella solo hay demonios, tormentos, circunstancias del pasado que aún siguen presentes y que instan a una búsqueda imposible. Un amor salvador, un amor que realmente no es posible.
Las actitudes que tiene el protagonista no hacen más que hacerle caminar por ese túnel que tanto le atormenta. El aislamiento se acentúa y, por mucho empeño que pone Juan Pablo Castel con María, el resultado es el mismo, su muerte.
Aunque esta sea una novela de desesperanza, la que la sigue Sobre héroes y tumbas fue denominada por el propio Sábato como “una metafísica de la esperanza”. La última de las obras de esta trilogía, Abbadón el exterminador, vuelve a poner a los lectores frente a la esperanza y la derrota.
Concluimos este artículo con una de las frases más memorables de El túnel:
“[…] en todo caso había un solo túnel, oscuro y solitario: el mío, el túnel en el que había transcurrido mi infancia, mi juventud, toda mi vida. Y en uno de esos trozos transparentes del muro de piedra yo había visto a esta muchacha y había creído ingenuamente que venía por otro túnel paralelo al mío, cuando en realidad pertenecía al ancho mundo, al mundo sin límites de los que no viven en túneles […]”.
– El túnel–
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- Sábato, E. (2008). El túnel. Ernst Klett Sprachen.