Emily Dickinson, biografía de una mujer enigmática
Emily Dickinson es considerada una de las más grandes poetas de todos los tiempos, pese a que durante su vida apenas publicó unos seis poemas sin mayor éxito.
Fue una mujer muy enigmática, hasta el punto de que hay muchos aspectos de su vida que aún no se comprenden del todo y son objeto de todo tipo de conjeturas.
Uno de esos misterios tiene que ver con los al menos 300 poemas de amor que escribió apasionadamente para alguien. No está claro quién fue ese gran amor, sobre todo porque jamás se le conoció ninguna relación de pareja y, de hecho, Emily Dickinson murió soltera y, muy probablemente, también virgen.
“Si leo un libro y hace que todo mi cuerpo esté tan frío que ningún fuego puede calentarme nunca, sé que es poesía”.
-Emily Dickinson-
Tampoco está claro si algunos de sus hábitos eran simples excentricidades o quizás era presa de algún problema emocional o mental más serio. Lo que sí resulta evidente es que fue una poetisa extraordinaria, a la que actualmente se le compara con los más grandes, como Edgar Allan Poe o Walt Whitman.
Emily Dickinson y una infancia feliz
Emily Dickinson nació en el seno de una familia muy privilegiada, que provenía de Nueva Inglaterra. Llevaba consigo una fuerte tradición protestante y puritana, que influyó profundamente la vida y la obra de la poetisa. Sin embargo, ella misma nunca se definió por completo: a veces, parecía una mística clásica y otras veces, una pagana.
Emily vino al mundo el 10 de diciembre de 1830, en Amherst, Massachusetts (Estados Unidos). Su padre, al igual que otros miembros de su familia, ocupaban importantes cargos en el gobierno.
Fue precisamente su familia la pionera en promover la apertura de un centro educativo para niñas, que en ese entonces rara vez recibían instrucción.
La futura poeta recibió su primera formación en esa escuela y allí se adentró en los conocimientos de las ciencias básicas. Además, recibía clases de piano que le daba su tía y otras clases privadas de jardinería y de horticultura, oficios que amó hasta el último día de su vida. También era una gran aficionada a la astronomía.
Una joven particular
Una vez terminó su instrucción básica, Emily Dickinson fue a estudiar a un seminario para jóvenes. Allí impartían formación académica, pero el objetivo central era educar misioneros religiosos.
A ella se le propuso dedicarse a esta actividad, pero después de mucho pensarlo, decidió no hacerlo. Por lo mismo, egresó de ese centro como “no convertida”.
En realidad, salió del seminario por un problema de salud. Se sabe que desde muy niña se aficionó a la poesía y que le encantaba inventar historias con las que divertía a sus compañeras. Ya fuera del seminario, volvió a la casa de su padre y allí permaneció por el resto de su vida.
Hubo dos hombres que despertaron un enorme interés en ella. Uno fue Benjamin Franklin Newton, un hombre inteligente y espabilado, que entró a su vida para recomendarle lecturas y halagar su inteligencia. Sin embargo, este posible pretendiente estaba enfermo de tuberculosis y, quizás por eso, lo alejaron de ella. Poco después de esto, él murió, dejándole una gran pena.
El otro hombre fue Charles Wasdworth, un pastor, que además era un pianista reconocido. Este hombre era casado y se dice que se apartó de ella para no “caer en tentación”, aunque esto no está del todo comprobado. Ella lo admiraba profundamente, pero él también murió.
Excentricidades y genialidad
Muchos de sus biógrafos especulan con que sus poemas de amor fueron dedicados a estos hombres. Sin embargo, hay una versión más plausible según la cual el objeto de su afecto fue Susan Gilbert, amiga de infancia y esposa de su hermano. Esto explicaría las razones por las cuales hubo tanto misterio en relación con sus afectos.
Emily Dickinson se negaba no solo a publicar su obra, sino incluso a compartirla con quienes eran más cercanos a ella. Por eso, solo seis de sus más de 1.800 poemas vieron la luz, mientras ella estaba viva.
Los últimos 15 años de su vida los pasó encerrada, primero en su casa y luego exclusivamente en su habitación. También adoptó el hábito de vestir exclusivamente de blanco.
Durante aquel tiempo, ella solo salía a su amado jardín y el resto del tiempo lo pasaba en su encierro voluntario. Murió por un problema renal, el 15 de mayo de 1886.
Su hermana menor y fiel admiradora, Vinnie, fue quien encontró los 40 volúmenes de poesía, encuadernados a mano, que Emily ocultaba. La misma Vinne le dio a conocer al mundo esa extraordinaria obra.
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- Chávez, F. E. (2007). El silencio de Dickinson. Lectora: revista de dones i textualitat, (13), 61-68.