Enamorarse de alguien que no deberíamos ¿qué podemos hacer?
¿Existen los amores prohibidos? En realidad, el término “prohibido” suscita quizá más intriga y deseo que otra cosa en el ámbito relacional. Podríamos decir quizá que lo que sí existe son los amores no recomendables. Porque enamorarse de alguien que no deberíamos es algo que muchos hemos hecho alguna vez y en efecto sabemos qué consecuencias trae.
Podríamos dar mil ejemplos de estas situaciones. Una de ellas es poner nuestra mirada en la pareja de nuestro mejor amigo o amiga. También caer rendidos por el cónyuge de un hermano o una hermana. Como también lo puede ser, empezar a pensar en exceso en ese compañero de trabajo, cuando nosotros llevamos años teniendo pareja estable.
El ser humano se enamora de manera frecuente y esto no es algo que siempre podamos controlar. Simplemente sucede. Sin embargo, estos flechazos o estos afectos surgidos en el trato del día a día, pueden traernos en ocasiones más sufrimiento que felicidad, más caos que armonía. Porque en efecto, nada está prohibido en el amor pero hay líneas que tal vez no deberían cruzarse.
Enamorarse de alguien que no deberíamos ¿por qué ocurre?
El amor quiere lo que quiere y lo demás no importa. Esto lo escribía Emily Dickinson en 1862, gran entendedora sin duda de lo que eran ya en su época los amores no recomendables o quizá imposibles. Su definición no puede ser más acertada, porque cuando hablamos de enamoramiento, ahí no rige la lógica, ni el sentido, ni la cultura. Manda el afecto y por encima de todo la emoción.
Enamorarse de alguien que no deberíamos sucede por el mecanismo de siempre: la neuroquímica. Sabemos que en ese universo químico y orquestado por múltiples regiones cerebrales, hay poco de romántico y mucho de irracional. Sin embargo, es así como se manifiesta la atracción, el deseo, la obsesión y la necesidad de cercanía. Somos, al fin y al cabo, criaturas puramente emocionales y esta es la mecánica que nos impulsa.
Ahora bien, en el ámbito de esos amores no recomendables hay un elemento interesante. Ruth Feldman es profesora de neurociencia en la Universidad de Yale y una de las mejores expertas en el campo relacional y del apego. En un estudio, nos explicó que en buena parte de los casos el amor está regido por la dopamina y el sistema de recompensa del núcleo accumbens.
La dopamina hace que, en ocasiones, la personas “prohibidas” o no recomendables, nos parezcan más atractivas porque hay un componente de riesgo, un elemento que genera mayor sensación de recompensa e intensidad emocional. Todo es más complejo, peligroso, pero intenso a la vez y esas situaciones son más gratificantes e incluso adictivas para el cerebro.
¿Qué deberíamos hacer ante estas circunstancias?
Mirar en perspectiva, ir más allá de la atracción
Enamorarse de alguien que no deberíamos suele traer consecuencias. Los amores no recomendables lo son por alguna razón concreta. Bien porque ponemos la mirada en personas que pueden hacernos daño o tal vez, porque lanzarnos hacia esa relación puede afectar a terceros.
En esas circunstancias, vale la pena ir un poco más allá de lo que sentimos para mirar en perspectiva:
- ¿Qué coste puede tener esta relación? ¿Soy capaz de aceptar/manejar las consecuencias?
- Puede por ejemplo, que yo tenga pareja pero sin embargo, me estoy enamorando de mi jefe en el trabajo. ¿Este es un paso que merece darse?
Todo ello son aspectos que deben meditarse de manera objetiva.
¿Es amor o es deseo?
Adrenalina, noradrenalina, dopamina… Enamorarse de alguien que no deberíamos suele traer consigo este tipo de neuroquímica que orquesta básicamente el deseo, la atracción e incluso la obsesión. Porque admitámoslo, hay situaciones que se vuelven casi adictivas. El cerebro no puede dejar de pensar en esa persona porque establece el mismo mecanismo que en un proceso adictivo.
Enamorarse de alguien que no deberíamos puede traer tarde o temprano más sufrimiento que felicidad. Por tanto, deberíamos valorar si lo que sentimos es mero deseo o si por el contrario esa atracción es un amor real y auténtico. Habrá casos en que sí valga la pena arriesgarse y afrontar todo lo que pueda venir al decidir seguir adelante con esa relación. En otros casos, un paso atrás nos puede permitir salir enteros.
Enamorarse de alguien que no deberíamos: la no correspondencia
A veces, amamos hasta la médula, nos enamoramos de manera irremediable y trágica de alguien que, sencillamente, ni nos quiere ni nos querrá nunca. ¿Qué hacer en estas situaciones?
En buena parte de estos casos caemos una vez más en esas situaciones en las que vamos a la deriva del universo neuroquímico. Cuanto más inaccesible es una persona más aumenta su valor y nuestra obsesión.
Debemos procesar estas vivencias como estados de ansiedad que hay que gestionar. Focalizar nuestra vida hacia otros intereses, nuevas metas y conocer gente que nos traiga otras perspectivas y horizontes siempre es positivo.
¿Y si el riesgo merece la pena? De la inconsciencia al amor consciente
Enamorarse de alguien que no deberíamos es algo que sucede con frecuencia. Ahora bien, hay situaciones en las que el riesgo, las consecuencias y todo lo que pueda suceder, valdrá la pena. ¿Cómo saberlo? En realidad no hay un manual de instrucciones que nos diga en qué momentos sí vale la pena arriesgar y cuando es mejor dar un paso atrás.
Por término medio, podemos verlo en algo que trasciende al propio sentimiento. Debemos atender el compromiso, la alianza, la sintonía, la madurez, la confianza entre ambos… Hay relaciones que aún siendo imposibles al inicio, acaban siendo amores conscientes que asumen el riesgo, lo sortean y asientan un vínculo feliz y duradero.
El amor es una aventura no exenta de dificultades en las que a veces se fracasa y en determinadas ocasiones, se triunfa. Valoremos bien en qué momentos sí vale la pena sortear la línea de la cautela…
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- Feldman R. The Neurobiology of Human Attachments. Trends Cogn Sci. 2017 Feb;21(2):80-99.