Encefalopatía traumática crónica y su relación con la NFL
El tema que tratamos hoy está más abierto que nunca en la liga nacional del fútbol americano (NFL). A pesar de que la encefalopatía traumática crónica (CTE) afecta a otros deportes, como el boxeo o la lucha libre, en los que la zona de la cabeza recibe serios golpes, su relación con la liga de futbol americana es muy cercana.
Tras ignorar durante años las recomendaciones y negar las diversas investigaciones al respecto, en el año 2016 todo comenzó a cambiar. Por primera vez, la NFL admitía la relación existente entre practicar uno de los deportes más populares en EE.UU, el fútbol americano, y sufrir graves daños cerebrales.
Lo cierto es que las continuas investigaciones llevadas a cabo desde hace años, así como aquellas noticias acerca de graves sucesos en los cuales exjugadores de la NFL se han visto involucrados, agitan con fuerza el debate acerca de la seguridad de este deporte.
La encefalopatía traumática crónica
La encefalopatía traumática crónica, conocida como CTE por sus siglas en inglés, es una enfermedad cerebral degenerativa inducida por repetidos golpes en la cabeza. Esta enfermedad se conoció en un principio como demencia pugilística, dada su conexión con el mundo del boxeo e identificada en boxeadores en la década de 1920.
La CTE ocasiona problemas graves en el comportamiento, como agresividad y falta de control emocional, así como serios problemas cognitivos. Diferencia cuatro niveles de gravedad, y generalmente va aumentando a medida que la persona envejece. Además, las graves consecuencias pueden aparecer años después de los golpes recibidos.
Las medidas de seguridad y apoyo son las mismas que se recomiendan para otro tipo de demencias. En la actualidad no existe un tratamiento específico para la encefalopatía traumática crónica.
La vinculación entre la CTE y la NFL
Hasta el año 2016, la NFL solo había aceptado que los golpes que los jugadores reciben en la cabeza se relacionan con un alto riesgo para su salud a largo plazo. Sin embargo, en ese mismo año, todo cambió. Por primera vez en la historia, la NFL admitía que este deporte representa un riesgo para la salud, así como los graves problemas que puede llegar a ocasionar debido a los traumas repetitivos en cualquier parte de la cabeza.
Según The New York Times, tras años de negación por parte de la NFL, la noticia se percibió de una manera similar a la aceptación por parte de la industria del tabaco en el año 1997 respecto al hecho de que fumar guarda gran relación con la probabilidad futura de desarrollar cáncer y padecer problemas de corazón. Esta afirmación ha planteado un nuevo escenario, pues la NFL está forzada a modificar de alguna manera la manera de proceder en muchos aspectos.
¿Qué es la NFL?
La National Football League (NFL), en español conocida como Liga Nacional de Fútbol Americano, es la mayor liga de fútbol americano profesional de Estados Unidos. Este deporte se caracteriza por la agresividad con la que se juega, donde son frecuentes los empujones y los golpes que un deportista sufre en tan solo un solo partido.
En la actualidad, la NFL implementa programas de concienciación sobre los riesgos que puede ocasionar practicar fútbol americano. Se enseñan técnicas de juego más seguras, pero esto no es suficiente y la duda planea acerca de cambiar incluso las reglas de juego, de esta manera implicaría un nivel de violencia, al menos, menor.
En 1994, se creó el primer Comité de Lesión Cerebral Traumática Leve, con el médico de los Jets como presidente. En todas sus intervenciones restó importancia a cualquier vinculación entre la CTE y la NFL.
Todo comenzó a cambiar cuando Mike Webster, una leyenda del fútbol americano, cuatro veces campeón de la NFL y miembro del Hall of Fame, presentó una solicitud de discapacidad ante la Junta de Retiro de la NFL. Alegó que su carrera profesional le había ocasionado demencia. En 1999, y de manera privada, la NFL lo aceptó e indemnizó a Webster con 2 millones de dólares.
El descubrimiento del doctor Bennet Omalu
En el año 2002, Mike Webster falleció tras sufrir un ataque al corazón. El doctor Bennet Omalu, especialista en neurología y patología forense, el encargado de realizar su autopsia. Una vez hizo públicos sus hallazgos tras analizar el cadáver de Mike Webster, todo cambió. Mike Webster vivió sus últimos años de vida solo y en la indigencia. Fue la primera vez que esta enfermedad trascendía más allá del cuadrilátero.
El doctor Bennet Omalu fue la primera persona en vincular la encefalopatía traumática crónica con uno de los deportes más populares de Estados Unidos y en exponer los graves riesgos de esta práctica.
Le continuaron muchas investigaciones. Un estudio realizado en el año 2017 examinó 202 cerebros de personas que habían fallecido y que también habían jugado en alguna categoría de fútbol americano después de los años 60. Los resultados arrojaron que la CTE estaba presente en un 87 % de ellos, es decir, 177 cerebros. Otro dato que aún relacionaba más la CTE con la práctica de este deporte: el 99 % de ellos había llegado a jugar profesionalmente en la NFL.
Todos los cerebros estudiados proceden de personas que los donaron a la ciencia precisamente porque sospechaban que podía ocurrirles algo grave. El informe concluye “en una muestra de jugadores de fútbol americano fallecidos que donaron sus cerebros para la investigación, una alta proporción tenían pruebas neuropatológicas de CTE, lo cual sugiere que esta enfermedad puede estar relacionada con la participación en el fútbol americano”.
Casos destacados, la punta del iceberg
Han sido muchos los exjugadores diagnosticados con CTE. El caso de Mike Webster es el caso paradigmático para la NFL. Cuando la investigación finalizó, la familia del exjugador de los Steelers demandó a la NFL, recibiendo 1.8 millones de dólares con el fin de reparar los daños ocasionados.
Algunos de los casos más conocidos son los siguientes:
- Justin Strzelczyk, de 36 años, quien falleció tras sufrir un accidente de tráfico en el cual colisión frontalmente con un camión en 2004.
- Terry Long, de 45 años, quien se suicidó tras ingerir anticongelante en 2005.
- Andre Waters, de 44 años, quien también se suicidó tras pegarse un tiro en la cabeza en 2006.
- Junior Seau, de 43 años, finalizó su carrera profesional en el año 2009, tras casi dos décadas en la NFL. Unos años después, se suicidó.
- Ken Stabler, de 69 años, quien falleció víctima de cáncer de colon en 2015. Un año después, la Universidad de Boston revelaría que sufría CTE en etapa 3.
- Dwight Clark, de 61 años, quien falleció en 2018. Fue diagnosticado de esclerosis lateral amiotrófica, una enfermedad relacionada recientemente con la CTE.
El más importante hasta la fecha: Aaron Hernández
Uno de los casos más llamativos fue el de Aaron Hernández, exjugador de los New England Patriots. Incluso la plataforma Netflix ha estrenado un documental que cuenta su historia, titulado “La mente de un asesino: Aaron Hernández” (2020). Aaron Hernández, de 27 años, vio truncada su carrera en el mundo del fútbol americano tras ser condenado por el asesinato de uno de sus amigos y también jugador, Odin Lloyd, en el año 2013. En el año 2017, mientras cumplía condena perpetua, se suicidó en prisión.
La autopsia, llevaba a cabo en la Universidad de Boston, desveló que su cerebro, aparentemente sano, escondía una CTE de tal gravedad nunca antes vista. En la imagen que se muestra a continuación se puede observar la comparación entre un cerebro de una persona sana y el cerebro de Aaron Hernández, ambos con la misma edad: de 27 años.
El caso de Aaron Hernández fue el caso más grave encontrado de encefalopatía traumática crónica en un exjugador de apenas 27 años. La doctora que lo examinó, Ann McKee afirmó que se trataba de “uno que nunca hemos visto entre los 468 cerebros que hemos examinado”.
Cuando el cerebro fue diseccionado en pedazos de 1,3 centímetros, descubrieron “cuevas” de un tamaño inusual que se expandían a medida que el tejido cerebral disminuía. También se observó la perforación de la membrana que divide los dos lados del cerebro, denominada septo pelúcido.
Posteriormente, los representantes legales de Aaron Hernández anunciaron que iniciarían un proceso contra la NFL. Ante esta declaración, la liga respondió que “cualquier intento de hacer parecer a Aaron Hernández como una víctima es equivocado”.
Últimos casos conocidos
Uno de los últimos casos ha sido el de Vincent Jackson, de 38 años, quien falleció en circunstancias misteriosas en una habitación de hotel de Florida en febrero de 2021. Su familia había denunciado su desaparición días antes, de esta forma la policía localizó a Vincent en dicho hotel y comprobó que su estado de salud era bueno, y cerró la investigación.
Días más tarde, el ex jugador de Chargers y Buccaneers se suicidaría. Su familia decidió donar su cerebro a la ciencia y actualmente se encuentra en la Universidad de Boston.
En este mismo centro se investigó el cerebro de otro exjugador: John Mackey, exjugador de los Colts, en 2011, determinando que sufría también CTE. Hace tan solo unos meses, en abril de 2021, el exjugador de la NFL de 32 años, Phillip Adams, supuestamente asesinó a tiros a cinco personas. Posteriormente, se habría suicidado. La investigación continúa abierta.
La verdad duele
Finalmente, la historia de Omalu y el comienzo de toda esta problemática fue llevada a la gran pantalla en un filme protagonizado por Will Smith: Concussion, traducida al español por La verdad duele (2015). Con la emisión de esta película el debate ganó espacio en los medios.
Tras todos los hallazgos e investigaciones, el miedo a sufrir encefalopatia traumática crónica empezó a pasar factura a la NFL. Han sido varios los jugadores que empezaron a anunciar su retirada de manera temprana. Uno de ellos fue Chris Borland, de 24 años; hablamos de uno de los novatos más prometedores, quien anunció su retirada mostrando su preocupación por su seguridad.
La NFL debía admitir la verdad, y lo hizo. Ahora debe mejorar las medidas de protección para sus jugadores.
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