Entendiendo la soledad
Aprender a vivir en soledad con uno mismo es un verdadero arte, ya que social y culturalmente hemos sido educados para estar acompañados. El ideal es tener muchos amigos, ser sociable, tener fuertes conexiones con otros y ser parte de nuestro entorno. Esto lleva a muchos de nosotros a sentir miedo y ansiedad cuando sentimos que no encajamos.
Cuando somos niños no tenemos ningún problema en jugar solos con nuestros juguetes o sentarnos en el parque. Comer nuestro almuerzo solos en la cocina no era el fin del mundo y nadie se sentía raro por hacerlo. Pero al crecer, comenzamos a escatimar el tiempo que pasamos a solas y de hecho, lo evitamos a toda costa.
“La soledad, cuando es aceptada, se convierte en un regalo que nos lleva a encontrar nuestro propósito en la vida”
-Paulo Coelho-
Si eres solitario, estás solo
Este es uno de las ideas más antiguas a combatir. Hemos aprendido que si no tenemos demasiados amigos o no estamos rodeados de gente, estamos solos y seremos infelices. El miedo a la soledad nos puede llevar a buscar compañía, incluso si son personas que realmente no aportan nada a nuestra vida y nos hacen sentir infelices.
¿Te ha pasado que en algún momento te das cuenta que tus amigos en realidad no te aportan nada positivo? ¿Te has sentido obligado a ir a un lugar y evento donde te sientes a disgusto solo para no sentirte excluido? Es tu deber entender que no porque seas solitario, estás solo.
Estar en un sitio en el que no quieres estar o tener una pareja que te hace sentir igualmente solo no es positivo para ti. Tan solo acrecentará tu malestar y todo fruto de una creencia errónea. Ser solitario no implica estar solo. Pero sí indica que sabes disfrutar del tiempo que pasas contigo mismo porque te sientes bien y así lo quieres.
Solo cuando dejamos de pensar en las necesidades y opiniones de los demás, seremos capaces de tomar decisiones que nos hagan plenamente felices y orgullosos de nosotros.
No estás atado a nadie
Es cierto que biológicamente pasamos por etapas en las que nuestra supervivencia depende de otros y que con el paso del tiempo, tratemos de crear nuevos lazos para protegernos en el futuro. Además, hoy en día la información circula a una gran velocidad y estamos más interconectados que nunca.
Todos estos elementos nos pueden dar la sensación de que estamos atados a otras personas y que si nos alejamos, perderemos parte importante de nuestra esencia. Esto quiere decir que el miedo a la soledad también se deriva de nuestra propia conveniencia y nos hace quedarnos con quienes ya no queremos estar porque no sabemos si en el futuro encontraremos a alguien que nos complemente de igual forma.
Para muchos el miedo a los conflictos internos y externos que se pueden presentar al tratar de alejarse de la familia y amigos más cercanos es más fuerte. Tener miedo a la soledad en ocasiones se traduce en un temor a conectar con la parte más íntima de nosotros, no solo con nuestras luces sino también con nuestras sombras.
La riqueza de la soledad
La soledad no es negativa, siempre y cuando no la llevemos al extremo. Al contrario, tener momentos para estar con nosotros mismos de vez en cuando es necesario. Así, podemos chequearnos y ver como nos encontramos y sentimos, en lugar de pasar de lado. Si el miedo a la soledad te paraliza o evita que vivas feliz puedes comenzar por cualquiera de este ejercicio:
- Lleva un cuaderno, libro o periódico contigo a un café y pasa un rato a solas.
- No hagas caso a tu necesidad de revisar el celular o cualquier otro dispositivo cada minuto.
- Concéntrate en disfrutar el momento y relajarte.
- Cuando regreses del café, da un paseo, ve a la gente y deja que el tiempo avance.
“La mejor manera de ser feliz con alguien es aprender a ser feliz solo. Así la compañía es una cuestión de elección y no de necesidad”
-Mario Benedetti-
Recuerda que la soledad puede ser un buen momento para entrar en contacto contigo y enfrentarte a tus miedos e inseguridades. La soledad te permitirá gestionar tus pensamientos y sentimientos. Tan solo tienes que tener el valor de hacerlos frente.