Enuresis: causas, síntomas y tratamientos
La eliminación de los desechos corporales es una función básica que se realiza de forma instintiva desde el nacimiento. En los primeros años de vida, inicia una amplia evolución que conducirá al niño desde la total dependencia hasta la completa autonomía. En este proceso evolutivo, que normalmente se extiende hasta el cuarto o quinto año de vida, el niño debe ir adquiriendo una serie de aprendizajes. Estos aprendizajes acaban consolidándose como hábitos de autocuidado.
El control de los esfínteres suele seguir una secuencia que es común a la mayoría de los niños. Lo primero que se adquiere es la continencia fecal nocturna. Es decir, el control del vaciado intestinal durante el sueño. En segundo lugar, se suele adquirir el control fecal diurno. Poco después suele conseguirse la continencia urinaria diurna. Finalmente, se consigue el control nocturno de la orina, que es el que más suele tardar en conseguirse.
El sexo es una variable que también influye en la edad del control de los esfínteres. Normalmente las niñas adquieren el control antes que los niños, con un desfase que puede ir desde solo algunos meses hasta 2 o 3 años. A pesar de esta variabilidad, lo normal es que el control comience a ser entrenado sobre los 18 meses y se acabe de adquirir entre los 3 y los 5 años. Pasados estos momentos evolutivos, la falta de control urinario o fecal se considera problemática.
No son pocos los niños y niñas que, pasados los 5 años, aún siguen haciéndose pipí encima, ya sea mientras duermen o durante el día. Esto supone una fuente de malestar, tanto para los niños como para los padres.
¿Qué es la enuresis?
Tradicionalmente la enuresis ha sido definida como una descarga involuntaria y persistente de orina. Esta descarga ocurre durante el día, la noche o ambos momentos, después de los 4-5 años de edad. Dicho de otra forma, el término enuresis hace referencia a la emisión repetida de orina, involuntaria, en lugares inapropiados, como son la cama o la ropa, en niños mayores de 5 años. Edad a la se supone que el niño ya debería haber adquirido el control urinario, y sin que exista una patología orgánica que motive la incontinencia.
La enuresis nocturna es uno de los problemas más frecuentes entre la población infantil y hace referencia al hecho de que la micción tiene lugar durante el sueño. Aproximadamente, entre el 10-20 por ciento de los niños de 5 años suele tener este problema durante la noche.
Causas de la enuresis
Se han formulado diferentes hipótesis para explicar el origen de la enuresis, pero ninguna de las variables estudiadas ha podido explicar por sí sola el fenómeno. Por esta razón, la hipótesis más aceptada es la etiología multicausal.
La etiología multicausal hace referencia a la existencia de diversos factores fisiológicos, madurativos, genéticos y de aprendizaje. Interactuando entre sí contribuirían a explicar, en mayor o menor medida, cada caso de enuresis.
Factores fisiológicos
Para adquirir el control urinario es necesario que el niño aprenda a identificar las contracciones del detrusor como un signo de que su vejiga está llena. En consecuencia, el niño debería acudir al lugar adecuado para orinar.
Lo normal es que durante la fase de llenado la vejiga esté relajada y que el detrusor solo se contraiga cuando esté completamente llena. Sin embargo, en algunos enuréticos se ha comprobado una elevada hiperactividad del detrusor. Esto provoca contracciones incontroladas antes de que la vejiga se llene.
Este es el motivo por el que el niño muestra una elevada urgencia de orinar que puede llevarle a la incontinencia nocturna. La hiperactividad del detrusor durante el sueño podría ser la responsable de cerca de la tercera parte de los casos de enuresis nocturna.
Factores genéticos
La existencia de un patrón familiar en la enuresis es un hecho conocido. En aproximadamente el 75% de todos los casos de enuresis existe un familiar de primer grado con antecedentes familiares de enuresis.
Asimismo, se han identificado diversos genes que parecen estar implicados en los problemas de enuresis nocturna. Aun así, los resultados no son totalmente concluyentes.
Factores de aprendizaje
El control voluntario de la micción es un fenómeno complejo que requiere que el niño adquiera, de forma secuencial, una serie de habilidades específicas:
- Reconocer las señales de distensión de la vesícula, es decir, que se tiene la vejiga llena y ser capaz de comunicarlo a otros.
- Despierto y con la vejiga llena, aprender a contraer los músculos de la pelvis para retener la orina hasta llegar al lugar adecuado.
- Relajar dichos músculos para iniciar la micción.
- Controlar el vaciado de la orina con diferente nivel de llenado, siendo capaz de pararlo y reiniciarlo.
Si esta secuencia no se aprende adecuadamente, no llegaría a automatizarse, por lo que difícilmente se transferirá a la noche para lograr el control nocturno de la micción.
Síntomas de la enuresis
Como vimos anteriormente, el principal síntoma de la enuresis es la pérdida de orina, sea involuntaria o intencionada. Se manifiesta con una frecuencia de 2 episodios por semana, durante un periodo de por lo menos 3 meses consecutivos.
La enuresis provoca un malestar clínicamente significativo o deterioro social, académico o de otras áreas importantes de la actividad del niño. En algunos niños con enuresis nocturna pueden aparecer dificultades para despertarse y estreñimiento.
Tratamiento de la enuresis
Para el tratamiento de la enuresis existen diversas opciones que van desde el tratamiento farmacológico hasta el tratamiento conductual. En cuanto al tratamiento farmacológico, uno de los fármacos más utilizados ha sido la imipramina, un antidepresivo tricíclico.
En los últimos años, el uso de la imipramina ha sido sustituido por la desmopresina, un análogo de la hormona antidiurética (la vasopresina). Facilita la reabsorción del agua por los riñones, de manera que se produce una reducción del volumen de la orina.
En cuanto al tratamiento conductual, podemos decir que está consolidado en la intervención psicológica. Este tratamiento se ha ido desarrollando a partir de tres procedimientos básicos: el método de la alarma, el entrenamiento en retención de orina y el entrenamiento en cama seca.
Así, si alguno de tus hijos padece enuresis, lo más recomendable es que visites a un psicólogo especialista. Piensa que el tratamiento conductual es eficaz y se evitan los efectos secundarios de los fármacos.
Bibliografía:
Comeche Vallejo, I., Vallejo Pareja, M.A. Manual de terapia de conducta en la infancia. Dykinson-Psicología. Madrid, 2012.
Bragado Álvarez, C. Enuresis infantil. Pirámide. Madrid, 2006.