Epilepsia del lóbulo frontal: origen, síntomas y características
La epilepsia del lóbulo frontal se origina en una de las áreas más importantes de nuestro cerebro. Así, y a pesar de que este trastorno cerebral sea el segundo más común, justo después de las convulsiones centradas en las áreas temporales, cabe decir que aún no lo sabemos todo sobre esta condición. A menudo, cursa con alteraciones psiquiátricas, problemas del movimiento e, incluso, con alteraciones del sueño.
El hecho de esta evidente complejidad sintomática se debe, básicamente, a un aspecto: su localización. El lóbulo frontal es responsable de procesos tan relevantes como el movimiento voluntario, el pensamiento consciente, el aprendizaje, el habla, nuestra personalidad, conducta, etc. El impacto de las crisis epilépticas sobre él puede llegar a ser un tema de investigación llamativo para los científicos.
Asimismo, hay otra gran dificultad añadida. Por término medio, los ataques epilépticos en esta área son muy breves y, con frecuencia, se dan por las noches. Por tanto, el diagnóstico no siempre es fácil: se suele confundir con alteraciones del sueño u otras condiciones psiquiátricas.
Veamos más datos a continuación.
Las personas con epilepsia del lóbulo frontal suelen evidenciar durante las crisis sentimientos contrapuestos. Es común que pasen del miedo a la euforia y que experimenten incluso sensaciones somatosensoriales.
Epilepsia del lóbulo frontal: definición, síntomas y características
Como explican desde la Clínica Mayo, la epilepsia es un trastorno cerebral que se caracteriza porque la persona padece una serie de crisis convulsivas durante un tiempo determinado. Esas convulsiones son producidas por una actividad anormal de las neuronas.
Por su parte, en el caso de la epilepsia del lóbulo frontal, esas alteraciones en la interconexión neuronal se concentran en los lóbulos frontales, una de las áreas más relevantes de nuestro cerebro.
¿Cuáles son los síntomas?
Las convulsiones del lóbulo frontal suelen ser bastante breves y su recuperación es inmediata. En ocasiones, este trastorno puede empezar con un simple movimiento de los ojos, del rostro e, incluso, en el movimiento involuntario de las piernas o brazos. Ahora bien, hay un hecho característico: suelen experimentarse, casi en su mayoría, por la noche.
- A pesar de que son convulsiones breves, pueden aparecer con elevada frecuencia.
- Durante las crisis, el paciente puede verbalizar palabras o hacer sonidos involuntarios.
- En algunos casos, los movimientos pueden ser muy llamativos. En estas situaciones, las crisis están afectando a las áreas motoras de los lóbulos frontales, de manera que la persona puede dar patadas, golpes y otros movimientos bruscos.
- Hay otro hecho importante. Tal y como nos explica en un estudio el doctor Eduardo Palacios, del Hospital de San José en Bogotá, en el pasado, la epilepsia del lóbulo frontal se confundía con un problema psiquiátrico. ¿La razón? En ocasiones, los pacientes pueden gritar, experimentar miedo, euforia, tener alucinaciones, comportamientos psicóticos, etc.
Así, en el lóbulo frontal se concentran un gran número de procesos relacionados con nuestra personalidad, lenguaje, comportamiento… Recordemos, por ejemplo, el caso de Phineas Cage y lo que supuso para este célebre paciente una lesión en esta área del cerebro.
¿Cuál es el origen de la epilepsia del lóbulo frontal?
Las convulsiones del lóbulo frontal, o epilepsia del lóbulo frontal, pueden deberse a múltiples factores. Los más comunes son los siguientes:
- Anomalías en los lóbulos frontales del cerebro.
- Accidentes cerebrovasculares.
- Infecciones (meningitis, absceso cerebral, encefalitis…)
- Lesiones traumáticas.
- Presencia de algún tumor.
- Cicatrización en una parte del cerebro causada por una lesión pasada.
Tratamiento para la epilepsia del lóbulo frontal
Como hemos señalado, no siempre es fácil dar un primer diagnóstico acertado cuando un paciente sufre epilepsia del lóbulo frontal. A veces, las crisis son muy breves y surgen por la noche. Hay cambios en el humor o se experimentan movimientos son leves acompañados de sensaciones somatosensoriales inesperadas, como cambios de temperatura, escalofríos, etc.
Con lo cual, hay personas que acuden a su centro de atención primaria esperando recibir tratamiento para sus cambios en el estado de ánimo y sus problemas para dormir. Así, cuando estos síntomas no se resuelven, es cuando se llevan a cabo otras pruebas diagnósticas como una resonancia magnética. Es entonces cuando se detecta el problema y se inicia esa fase donde intentar dar al paciente la mejor respuesta. Suelen ser las siguientes:
- Fármacos. Hay distintos tipos de epilepsia y, la mayoría, requieren tratamientos farmacológicos de por vida para reducir las crisis convulsivas. Ahora bien, se sabe que entre un 30 y un 40% de las personas con epilepsia no responden a los medicamentos. En estos casos es recomendable la cirugía.
- La cirugía en la epilepsia del lóbulo frontal. El Departamento de Neurología de la Universidad de Dartmouth nos señala que la intervención quirúrgica es una opción que solo se debería considerar si resuelve todos o la mayoría de los síntomas epilépticos.
En su estudio, encontraron que la cirugía tuvo efectos positivos notorios en el 73% de los casos; sin embargo, solo el 24% estuvo libre de episodios y síntomas durante todo el tiempo de seguimiento. Lo anterior indica que aún hay detalles por identificar y mejorar en este tratamiento.
Por tanto, queda en evidencia que necesitamos nuevos tratamientos y enfoques clínicos para tratar este trastorno neurológico. Para esto es importante comprender mejor cómo funciona el cerebro y, con el desarrollo tecnológico, encontrar nuevas formas de evitar las epilepsias del lóbulo frontal.
Palabras finales
Los episodios epilépticos relacionados con el lóbulo frontal son los segundos más comunes y, lamentablemente, unos de los más difíciles para diagnosticar; por lo que puede haber muchos casos aun sin identificar. Asimismo, los tratamientos no siempre son eficaces debido al desconocimiento de los mecanismos naturales que causan las epilepsias.
Si sientes síntomas parecidos o conoces a alguien que pueda estar en esta situación, la recomendación es acudir a un centro de salud de confianza y comenzar el proceso de diagnóstico. Con una buena calidad en las prestaciones de salud y el avance de los tratamientos, cada vez será más sencillo atender este tipo de casos y mejorar la calidad de vida de quien lo padece.
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