Eremofobia o el miedo a la soledad
La eremofobia es un fenómeno psicológico que se caracteriza por un miedo intenso y desproporcionado a estar solo. Se trata de un temor excesivo e irracional a la soledad, que puede resultar casi contradictorio pensar que se dé en la época actual, tan altamente interconectada,.
Los seres humanos estamos genéticamente programados para interactuar unos con otros. Por ello, si esto no sucede, podemos experimentar ciertas sensaciones de intranquilidad y desasosiego. De hecho, aunque podamos disfrutar de los ratos a solas, si nos propusieran la experiencia de estar un año aislados sin poder establecer ningún contacto con otras personas, probablemente reaccionaríamos con cierto temor.
Las personas que sufren eremofobia sienten pánico ante una situación en la que se encuentran a solas; sus reacciones ante esta circunstancia suelen condicionar negativamente su vida. De hecho, este impacto negativo es lo que la distingue del miedo a la soledad.
Asimismo, podría distinguirse entre una situación agobiante por encontrarnos a solas cuando en realidad desearíamos estar acompañados y, por otro lado, el miedo desproporcionado que tienden a experimentar los eremofóbicos ante la soledad.
Un indicador clave para diagnosticar este tipo de temor es la evitación de la situación; es decir, que la persona pueda intentar a toda costa no estar sola en ningún momento del día.
Eremofobia y sus síntomas
“El temor es uno de las síntomas más comunes experimentados en las fobias; así que reconociendo las consecuencias incontrolables que genera la exposición al objeto del miedo nos ayudará a agilizar el diagnóstico“.
-Lacey (1958)-
Estos son algunos de los síntomas que puede experimentar una persona ante la exposición prolongada al objeto del miedo (en este caso, la posibilidad de quedarse sola):
- La persona no puede razonar ni explicar lo que siente ante la situación de soledad.
- El temor que siente ante esta situación de soledad es desproporcionado.
- El individuo carece de control sobre sí mismo.
- Evita por todos los medios enfrentarse a la situación generadora de ansiedad.
- Los síntomas persisten a lo largo del tiempo.
Diagnóstico de la eremofobia
Para realizar un diagnóstico de esta fobia, los especialistas suelen analizar las manifestaciones fisiológicas, cognitivas y conductuales de la persona afectada.
Sintomatología fisiológica
Las manifestaciones fisiológicas de la exposición al objeto del miedo pueden ser: dolor de cabeza, tensión en los músculos, sudoración, respiración agitada, ahogo, taquicardia, enrojecimiento, malestar estomacal y sequedad de boca, entre otros.
Sintomatología cognitiva
Los pensamientos negativos recurrentes y la incapacidad para razonar o explicar los sentimientos que se experimentan en una situación de soledad pueden incrementar, generalmente de manera exponencial, la posibilidad de sufrir ataques de pánico y crisis de ansiedad.
Sintomatología conductual
Por regla general, el eremofóbico trata de huir de la situación temida en todo momento. Intentará, si ese es el caso, evitar quedarse a solas y escapará cuando se sienta expuesto al contexto que desencadena su fobia.
La conducta de evitación o escape se da cuando la persona se encuentra inesperadamente ante la situación temida; si este es forzado a mantenerse in situ, pueden aparecer perturbaciones en la ejecución motora -como movimientos extraños de las extremidades, rigidez, muecas faciales, voz temblorosa, etc.
Claves para superar la eremofobia
El origen de la mayor parte de las fobias suele tener que ver con conflictos antiguos que se han reforzado a lo largo del tiempo, según el psicoterapeuta David Marks (1987).
Como en todo tipo de fobia, lo recomendable suele ser buscar ayuda de un especialista, pero puede resultar positivo para reflexionar sobre el desencadenante de ese miedo irracional de la siguiente manera:
- Identificar los pensamientos que se experimentan en los momentos de aislamiento.
- Tratar de reconocer los factores que originan la situación de angustia.
- Utilizar técnicas de visualización cuando se está más relajado.
En conclusión, podemos afirmar que prácticamente desde los inicios de la humanidad, el miedo a encontrarnos solos forma parte de nosotros de forma natural e instintiva; tiene, probablemente, la finalidad de protegernos y ayudarnos a sobrevivir en momentos de peligro.
El problema puede surgir cuando, por ciertas razones, el miedo incontrolable y desproporcionado se llegue a adueñar de la vida de la persona.
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- American Psychiatric Association (1994). Diagnostic and statistical manual of mental disorders. Washington, DC: American Psychiatric Association.
- Antony, M.M. y Barlow, D.H. (1997). Fobia específica. En V. E. Caballo (dir.), Manual para el tratamiento cognitivo-conductual de los trastornos psicológicos, vol. 1 (pp. 3-24). Madrid: Siglo XXI