La escrupulosidad en la inteligencia emocional, clave de éxito

¿Te defines como una persona escrupulosa? ¿De las que llevan a cabo sus tareas con diligencia y autodisciplina? Entonces te gustará saber que esta es una variable muy significativa de la inteligencia emocional. Te explicamos la razón de ese vínculo.
La escrupulosidad en la inteligencia emocional, clave de éxito
Valeria Sabater

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.

Última actualización: 06 febrero, 2023

Meticulosos, autoexigentes, eficientes, cuidadosos… ¿Qué imagen te viene a la mente cuando describimos a alguien con estas características? Es posible que imagines al clásico tiquismiquis, a alguien que protesta por minucias y que es algo obsesivo. Sin embargo, esas cualidades suelen perfilar un rasgo de personalidad de alto valor en el ser humano.

Hablamos de la escrupulosidad. Porque las personas escrupulosas evidencian ese tipo de diligencia conductual de quienes saben regular sus emociones para orientarlas hacia una meta. Son figuras perseverantes y eficaces que conjugan la tranquilidad de carácter con la responsabilidad y el autocontrol.

Tanto es así, que no solo tienen mayores probabilidades de lograr sus objetivos, sino también de evidenciar un mejor bienestar psicológico. Ahora bien, como siempre sucede con los rasgos de personalidad, en ocasiones dicha característica puede derivar en su extremo y, entonces sí, aparecer comportamientos obsesivos y desajustados.

Sin embargo, quienes mantienen la expresión más centrada y autorregulada de este rasgo suelen demostrar a su vez unas buenas fortalezas en inteligencia emocional. Profundizamos en el porqué de este interesante vínculo.

«Toda persona escrupulosa será siempre menesterosa».

-Refranero popular-

Hombre trabajando simbolizando la escrupulosidad en la inteligencia emocional
La escrupulosidad es uno de los rasgos de personalidad del modelo de los cinco grandes y una de las variables que se relaciona con la inteligencia emocional.

La escrupulosidad en la inteligencia emocional: ¿cómo se manifiesta?

Aunque todos podemos entrenarnos y desarrollar mejores competencias en inteligencia emocional, hay personas que tienen una base sólida en este factor. Ya desde la infancia y la adolescencia son muy eficaces en el manejo y la regulación de las emociones; también en sus habilidades sociales y autoconciencia. ¿Es por genética, tal vez? En realidad, es por factores de personalidad.

La escrupulosidad en la inteligencia emocional configura un vínculo directo del que ya nos hablaron Salovey y Mayer en su teoría publicada en el 2016. El modelo de los cinco grandes, que analizaba las diferentes dimensiones de la personalidad, describía precisamente esta dimensión como la base del autocontrol. Y es esa cualidad nuclear la que facilita muchos de los procesos en la persona emocionalmente competente.

Veamos ahora cómo es, cómo actúa y cómo reacciona el hombre o la mujer con estas características.

1. Responsabilidad y fiabilidad: puedes confiar en que hago lo que digo

La persona escrupulosa asume sus tareas con gran responsabilidad y disciplina. Se compromete no solo con las metas que se plantea a sí mismo, sino que también lo hace con las personas que le rodean. Una de sus cualidades es ser personalidades fiables en quienes se puede confiar en casi cualquier aspecto. Nunca fallan.

Su autoexigencia no está enfocada en exclusiva en el logro, en conquistar metas, sino en comportarse de forma correcta con los demás. Tienen unos valores muy sólidos. Cumplen lo que dicen y son esas presencias que no fallan, que no traicionan porque sus principios y escrupulosidad no se lo permite.

La personalidad escrupulosa evidencia una buena inteligencia emocional porque son muy cuidadosos con sus relaciones sociales. No hacen promesas que no pueden cumplir y son muy cuidadosos y respetuosos en sus vínculos.

2. Control de impulsos: reflexiono antes de hablar y actuar

La escrupulosidad en la inteligencia emocional configura un rasgo de gran valor por su buen control de los impulsos. Su comportamiento concienzudo y meticuloso se explica por su hábil autorregulación emocional, herramienta esta que les permite responder y actuar siempre de manera reflexiva y cuidadosa.

Siempre actuarán con cautela, deliberarán con calma cada opción y rara vez dirán algo que antes no hayan meditado. Algo así permite que no solo tomen mejores decisiones, sino que su trato con los demás siempre sea respetuoso.

3. Perseverancia, la motivación orientada a un fin

Cuando Daniel Goleman describió las variables que impulsan la inteligencia emocional, dio un espacio relevante a la conducta motivada. Ese estado de ánimo orientado a un propósito facilita que resistamos mejor la frustración, que aunemos esfuerzos, ingenio y enfoque hacia aquello que deseamos.

Motivación y perseverancia son la cara de una misma moneda y ambas cualidades se refuerzan y son posibles gracias a una personalidad escrupulosa. Esto mismo es lo que nos explica, por ejemplo, la psicóloga de la Universidad de Pennsylvania Angela Duckworth en su libro Grit: pasión y perseverancia, un trabajo que nos describe los mecanismos que nos facilitan alcanzar el éxito.

Las personas escrupulosas saben que el bienestar y la felicidad también exigen esfuerzo y diligencia y en ello son grandes expertas.

4. El autocuidado personal y relacional

La escrupulosidad en la inteligencia emocional no solo es un mecanismo para el éxito social, también lo es de bienestar mental. Lo cierto es que estamos ante un rasgo de personalidad definido sobre todo por un buen locus de control interno. Es decir, la persona entiende que es responsable de sus propias circunstancias, de sus decisiones y consecuencias.

Esto hace que la disciplina que les define se oriente también al cuidado de su calidad de vida y de sus vínculos sociales, afectivos, familiares, etc. Atender el propio bienestar y el de los demás es también un propósito en el que invierten esfuerzos y energías. Saben que la felicidad también exige esfuerzo y diligencia y en ello son grandes expertos.

Personas trabajando en equipo simbolizando la escrupulosidad en la inteligencia emocional
Las personas escrupulosas puntúan alto en inteligencia emocional y son figuras de alto valor en las empresas.

Ser escrupuloso no es ser maniático u obsesivo, en realidad, estamos ante un rasgo de personalidad poco entendido. Las empresas pueden beneficiarse de manera notable si cuentan en su plantilla con empleados con esta característica. Conjugan la eficiencia con la responsabilidad, la diligencia con la capacidad de logro.

Además, son figuras muy competentes en inteligencia emocional y, como bien sabemos, esta competencia enhebra la capacidad de crear entornos sociales más armoniosos, respetuosos, productivos y también felices.


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