¿Existe la adicción a Whatsapp?
Adicción al juego por internet, adicción a Whatsapp, adicción a Instagram, adicción al cibersexo… Sin duda alguna, el siglo XXI se va a caracterizar por las conductas adictivas, repetitivas, generadoras de tolerancia. Es un fenómeno en aumento y otras nuevas adicciones, especialmente relacionadas con la tecnología, probablemente irán surgiendo en los próximos años.
La explicación a este fenómeno es que cualquier conducta placentera, por puro refuerzo intrínseco, tiende a repetirse. Es, por ello, susceptible de convertirse en un comportamiento adictivo. Sin embargo, esto solo ocurre cuando la persona muestra una pérdida habitual de control al realizar una determinada conducta. Además, continúa con ella a pesar de las consecuencias negativas. Pues bien, esto es lo que ocurre en la adicción a Whatsapp.
Es importante recordar que los componentes fundamentales de los trastornos adictivos son la pérdida de control y la dependencia. De este modo, las adicciones no se limitan a las conductas generadas por sustancias químicas.
De hecho, existen hábitos de conducta aparentemente inofensivos que pueden convertirse en adictivos, como el uso de las nuevas tecnologías. Lo cierto es que, por uso repetitivo y prioritario, pueden destruir, literalmente, a vida de las personas afectadas.
El uso de Whatsapp
WhatsApp Inc. fue fundada en 2009 por Jan Koum. Jam había llegado desde Ucrania a Estados Unidos a principios de los años noventa hablando muy poco inglés, habiendo sido anteriormente el director del equipo de operaciones de plataforma de Yahoo!
Esta app no tardó en convertirse en una máquina de generar usuarios, superando ya la barrera de los 1.000 millones. A estas alturas, los servidores de WhatsApp no pueden tener descanso, y es que a diario pasan por ellos 42.000 millones de mensajes de texto. A través de Whatsapp se envían 1600 millones de fotografías y más de 250 millones de vídeos diariamente. Estos datos nos dan una idea de lo popular, y por tanto poderosa, que se ha convertido esta herramienta en la actualidad.
Las adicciones psicológicas
La drogodependencia habitualmente se refiere a las sustancias químicas. Sin embargo, se cuenta actualmente con suficiente experiencia clínica como para poder hablar de adicciones psicológicas, como es el caso de la adicción a Whatsapp.
No es exagerado señalar que ciertas conductas, como el juego patológico, la dependencia a las redes sociales, la adicción a la comida, etc. pueden considerarse adicciones. La persona muestra una fuerte dependencia psicológica hacia estas conductas y actúa con ansia y de forma impulsiva. Así, pierde interés por cualquier otro tipo de actividades gratificantes, que quedan relegadas a un segundo plano. De esta amanera, la persona es secuestrada.
Y es que no es extraño ver hoy en día a todo tipo de personas utilizando Whatsapp a cada instante. Da igual dónde se encuentre la persona. Whatsapp, al igual que otras aplicaciones para móvil, se utiliza en cualquier lugar y a cualquier hora. Su disponibilidad es inmediata y su uso muy gratificante, lo cual nos da una idea del poder adictivo que encierra.
¿Cuál es la secuencia de la adicción a Whatsapp?
Como en cualquier otra adicción psicológica, la secuencia que siguen los usuarios de Whatsapp para engancharse a la aplicación es la siguiente:
- El uso de Whatsapp es placentero y recompensante para la persona. Esto es lógico si tenemos en cuenta las características de la aplicación.
- Hay un aumento de los pensamientos referidos a utilizar Whatsapp en los momentos en que la persona no está implicada en esa conducta.
- El uso de Whatsapp tiende a hacerse cada vez más frecuente. La persona pierde interés por otro tipo de actividades anteriormente gratificantes (leer, escuchar música, hacer deporte, etc.).
- La persona tiende a restar importancia al interés suscitado en ella por el uso de Whatsapp (a esto se le denomina mecanismo psicológico de negación).
- Se experimenta un intenso deseo periódico de utilizar Whatsapp. Se tienen expectativas muy altas acerca del alivio del malestar que se va a sentir tras el uso de la aplicación.
- La conducta se mantiene a pesar de las consecuencias negativas crecientes. Existe una justificación personal y un intento de convencimiento a los demás por medio de una distorsión acentuada de la realidad.
- A medida que los efectos adversos de utilizar Whatsapp aumentan, el adicto comienza a tomar conciencia de la realidad. Realiza intentos fallidos de controlar la conducta por sí mismo.
- Lo que mantiene ahora la conducta de utilizar Whatsapp no es ya el efecto placentero, sino el alivio del malestar. Este alivio es cada vez de menor intensidad y de más corta duración.
- La persona muestra una capacidad de aguante cada vez menor ante las emociones negativas y las frustraciones cotidianas. Las estrategias de afrontamiento se empobrecen debido a la falta de uso. De este modo, el comportamiento adictivo de utilizar Whatsapp se convierte en la única vía para hacer frente al estrés.
- El uso de Whatsapp se agrava. Una crisis externa, como la ruptura con la pareja, lleva a la persona o a la familia a solicitar tratamiento.
Las consecuencias de la adicción a Whatsapp
Como consecuencia de todo ello, el uso de Whatsapp se vuelve automático. Su uso es emocionalmente activado, con poco control por parte de la persona adicta. La persona sopesa los beneficios de la gratificación inmediata, pero no repara en las posibles consecuencias negativas a largo plazo.
Son dos las principales consecuencias negativas de la adicción a Whatsapp. Una de ellas es el aislamiento del entorno. La otra supone no prestar atención a otros aspectos sociales, como las obligaciones laborales o académicas. Las relaciones afectivas se ven deterioradas e incluso la vida en pareja puede llegar a peligrar.
Como vemos, además de las adicciones fisiológicas (tabaco, alcohol, cocaína, etc.) existen adicciones psicológicas. Este es el caso de la adicción a Whatsapp. Los efectos del uso compulsivo de esta aplicación pueden ser muy perjudiciales socialmente para quienes lo sufren, restringiendo y deteriorando, aunque parezca paradójico, su vida social.