Freud, un vida llena de curiosas pasiones
Padre del psicoanálisis, reconocido neurólogo e intelectual, autor de importantes obras como La interpretación de los sueños… No se puede entender una parte de los siglos XIX y XX y de la Psicología sin conocer la figura de Sigmund Freud y de las aportaciones que realizaron sus estudios al advenimiento de esta ciencia.
Fue un personaje ya muy reconocido en su época, investigador incansable. Pero también tenía sus peculiaridades, sus manías y sus pasiones. ¡Y de ellas vamos a hablar!
Freud y su pasión por la figura del Quijote
Freud aprendió a hablar español de manera autodidacta, únicamente por el placer de leer una obra tan universal como Don Quijote de La Mancha en el idioma original. Esto le permitió revisar personalmente la primera edición en castellano de su obra, elaborada por Luis López Ballesteros. Además, hoy se sabe que en una de las cartas que dirigió a su futura esposa, le explicó la profunda huella que dejo en él esta obra.
Freud el escritor
Freud tuvo una gran habilidad para la escritura, que fue reconocida por todos desde su época de estudiante. En 1930 ganó el Premio Goethe de Literatura en la ciudad de Frankfurt, Alemania, pero una enfermedad le impidió ir a recibir personalmente el galardón.
Mencionábamos La interpretación de los sueños y, aunque es una de las más célebres por la repercusión que tuve en el estudio del sueño como estado fisiológico activo, ésta es solamente una de sus obras. Freud dejó infinidad de trabajos publicados.
“Solo la propia y personal experiencia hace al hombre sabio.”
-Sigmund Freud-
Jofi, su fiel acompañante
Sigmund Freud atendía en consulta acompañado por su perro Jofi, un chow chow que le había regalado su hija Ana. Freud notó que el perro ejercía una influencia tranquilizante en sus pacientes y daba pistas sobre su estado emocional. Jofi también le ayudaba a controlar el tiempo de las sesiones.
Las fobias del genio
Puede parecer curioso y hasta chocante, pero el padre del psicoanálisis sufría de dos fobias que casi nadie conoció y que son realmente llamativas. Por un lado, le tenía miedo al número 62, hasta tal punto que que no se alojaba en hoteles que tuvieran más de 61 habitaciones. Por otra parte, también sentía temor por los helechos.
La austeridad de Freud
Sigmund Freud fue una persona muy austera y en absoluto mundana, pese a su fama. Solo tenía tres trajes, tres pares de zapatos y tres mudas de ropa interior. Rehuía los eventos sociales, aunque frecuentemente se reunía con sus colegas en el Café Landtmann, donde siempre se sentaba en el mismo lugar.
El tabaco y el cáncer
Fue un fumador compulsivo, tenía auténtica pasión por los puros. Pero su adicción no hizo más que precipitar el cáncer que sufrió en el maxilar superior y que lo atormentó durante más de 16 años.
En la última etapa de su vida padeció gran sufrimiento físico a causa del cáncer. Lo operaron en 33 ocasiones sin éxito y tuvo que llevar diferentes prótesis que le dificultaban el habla. A pesar de ello, nunca dejó de trabajar.
“He sido un hombre afortunado en la vida: nada me fue fácil.”
-Sigmund Freud-
Rutinas inamovibles
Sus costumbres eran rígidas y mantenía una rutina muy metódica. Todos los días almorzaba a la 1 en punto. A las 2 en punto salía a dar un paseo de 3 kilómetros a lo largo del “Anillo” y otras calles de Viena. Detestaba la coliflor y pocas veces comía pollo.
Freud el coleccionista
Coleccionaba estatuillas antiguas y, por eso, muchos de sus paseos vespertinos terminaban en una tienda de antigüedades, donde adquiría nuevas piezas. Su repertorio llegó a ser enorme y su colección hoy en día se exhibe en su casa Museo Freud de Londres.
Una muerte asistida
Freud murió en 1939, presa de severos dolores ocasionados por el cáncer. Le pidió a su médico personal una muerte asistida con inyecciones de morfina. Hacía solo un año que vivía en Londres, después de su salida forzada de Viena, donde residió la mayor parte de su vida.
¿Conocías esta parte de la vida de Freud? Como cualquiera de nosotros, tenía ciertas costumbres, gustos y hasta excentricidades. ¿Qué os parece?