Filosofía romana: características, etapas y figuras destacadas
La filosofía romana sirvió como puerta de entrada para la expansión del horizonte filosófico griego. Así, se nutrió de las grandes escuelas helenísticas para desarrollar una reflexión acorde a las necesidades propias.
En este artículo, exploraremos las particularidades del pensamiento romano. Para ello, recorreremos las fases por las que atravesó y destacaremos figuras prominentes de la época, como Cicerón, Séneca y Marco Aurelio. ¡Iniciemos!
¿Qué es la filosofía romana?
Esta corriente se caracterizó por su enfoque práctico y material ante la vida, en contraste con las especulaciones teóricas y metafísicas propias de los filósofos griegos, de la cual adoptó sus influencias a través del enlace cultural.
Las escuelas que encontraron los romanos en el mundo helénico fueron el estoicismo y el epicureísmo. Por eso, se dice que ellos en esencia eran estoicos, ya que este tipo de pensamiento se adaptaba a sus necesidades éticas y políticas.
El contacto entre ambas culturas comenzó con la conquista de Grecia por parte de Roma en el año 146 a. C., bajo el mando del general Lucio Mumio. A partir de ese momento, la civilización helena se difundió gradualmente en Roma, dando lugar a la denominación de cultura greco-romana.
Tal proceso se gestó a través de los jóvenes romanos provenientes de buenas familias que completaron sus estudios en Grecia. Luego, durante la edad adulta, ellos se convertían en maestros y difundían en su nación las enseñanzas recibidas.
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Características
Aunque esta no fue tan original como la griega, ejerció gran influencia en la formación de la cultura y el pensamiento de su gente, a través de su fuerte conexión con las escuelas helenísticas.
Es destacable que los romanos realizaron adaptaciones a las circunstancias particulares que les tocó vivir. Por lo tanto, no se trató de una copia directa del pensamiento griego, sino más bien una adecuación del mismo.
Debido a lo anterior, el pensamiento estaba interesado en aplicar sus preceptos a la vida cotidiana. En consecuencia, no se interesaron en cuestiones teóricas ni especulativas, sino que buscaban que lo filosófico sirviera para fines prácticos y políticos.
En ese sentido, su reflexión giró en torno a los asuntos éticos y morales, porque el objetivo era generar ciudadanos virtuosos y responsables para el ejercicio de la política. Así fue como se avocaron de manera exclusiva a las escuelas estoicas y epicúreas.
Por último, la sabiduría romana sirvió de inspiración para el desarrollo del pensamiento jurídico. Algunos de sus conceptos siguen vigentes en la actualidad.
¿Cuáles son las etapas de la filosofía romana?
Esta filosofía se divide en tres fases, determinadas por el contexto histórico y político de la región que implicó cambios significativos. A continuación, las describimos.
Republicana
Durante el siglo III a. C. Roma se extiende por la Magna Grecia y conquista Sicilia, estableciendo relaciones directas con los centros helenísticos. En el primer siglo, la oposición a la influencia de la cultura griega fue muy fuerte. Tanto es así que se llegaron a prohibir los escritos de muchos de sus intelectuales.
Sin embargo, no había manera de parar la llegada del influjo helénico. De hecho, fue el romano Escipión Emiliano quien hospedó al fundador del estoicismo en esta ciudad, Panecio de Rodas. Así, las clases aristocráticas comenzaron a tener contacto con la filosofía.
De igual manera, la cultura popular tuvo acceso al campo filosófico gracias a quienes enseñaban literatura griega. En este momento del pensamiento helenístico-romano, la primera escuela conocida fue el epicureísmo, fomentada por Cicerón. Aunque hubo figuras, como Lucrecio, que se apartaron de esta corriente, el predominio fue notable.
Alto imperial
Para esta etapa, la República romana se derrumba y es reemplazada por el imperio de Augusto. Los políticos del Estado caído perdieron su servicio a los asuntos públicos. Debido a esto, encontraron refugio en el pensamiento filosófico para orientar y dirigir su propia vida.
Los miembros del nuevo imperio no fueron ajenos a la ideología, ya que recurren a ella el emperador y sus hombres. En este período los intelectuales se caracterizaron por su reflexión ecléctica. Es decir, no contaban con una concepción filosófica orgánica y coherente. El problema de la moral era el interés principal durante esta fase.
Bajo imperial
En el siglo I d. C. los sucesores del emperador Augusto sintieron especial desconfianza hacia el estoicismo; por eso comenzaron a perseguir y censurar a los filósofos del momento.
Sin embargo, pronto se entendió que esta sabiduría ayudaba a sus habitantes a encontrar paz interior en una época convulsionada. Fue así como Marco Aurelio dispuso que en Atenas hubiera docentes públicos de las principales escuelas filosóficas; entre ellas, el estoicismo tuvo más adeptos.
En esta escuela helenística sus pensadores no eran solo miembros de la aristocracia; incluso un esclavo como Epicteto fue filósofo. Esto se debe a la amplia difusión del estoicismo en las clases altas y en las más modestas. Además, le entendían como una guía de la conducta ante las adversidades de la vida.
Figuras filósoficas relevantes de la época
De la filosofía romana emergieron grandes figuras conocidas por nosotros. Cada una realizó importantes contribuciones e interpretaciones sobre la época en la que le tocó vivir. Enseguida listamos los representantes más destacados.
Lucrecio Caro (99 a. C. – 55 a. C.)
Lucrecio, filósofo y poeta romano, es conocido por su poesía escrita en el siglo I a. C y titulada De rerum natura, que significa «Sobre la naturaleza de las cosas». En dicha obra, afín al epicureísmo, expone la realidad del ser humano en un mundo sin dioses y aborda el miedo a la muerte, buscando liberar al individuo de esta preocupación.
Asimismo, plantea la física atomista de Demócrito, según la cual el universo está compuesto de pequeños átomos que se mueven en el vacío. También presenta el pensamiento moral de Epicuro.
Marco Tulio Cicerón (106 a.C. – 43 a. C.)
Este se desempeñó como político, jurista, filósofo y orador. Es reconocido como uno de los autores más importantes de la historia romana. Su atención estuvo centrada en su carrera política. Sin embargo, llegó a crear un vocabulario filosófico en latín.
En cuanto a sus novedades, resaltan las cartas que redactó, consideradas relevantes para la literatura europea debido a la introducción del estilo epistolar. En el ámbito político, se le valora como un gran defensor del sistema republicano romano, llegando incluso a combatir al emperador Julio César.
Séneca (4 a. C. – 65 d. C.)
Las contribuciones de Séneca en el siglo I del Imperio Romano fueron significativas. Gracias a él, el emperador Nerón tuvo un buen gobierno durante los primeros años. El mismo se caracterizaba en sus inicios por la templanza, la tolerancia y la conducta correcta. Luego de la separación de ambos, la actitud del emperador fue cambiando y deteriorándose.
La ideología de Séneca se alineó con la doctrina estoica. A él le debemos concepciones propias de esta escuela filosófica, como la excelencia en la práctica de la virtud y la vanidad de las cosas mundanas. Su pensamiento se comprende mejor si tenemos en cuenta que le tocó vivir en una época de injusticia, excesos e inmoralidad.
Epicteto (55- 135)
En sus orígenes, Epicteto fue un esclavo, dedicado al estudio de los escritos estoicos desde temprana edad. Luego de obtener su libertad, enseñó filosofía en Roma, centrándose en temas como la libertad, la moral y la humanidad.
Marco Aurelio (121- 180)
Considerado como el último de los grandes estoicos, este emperador romano vivió de acuerdo con sus preceptos filosóficos. En su obra Meditaciones, Marco Aurelio expone un conjunto de pensamientos dirigidos hacia sí mismos. Estos incluían el buen comportamiento, el dominio de las pasiones y la serenidad ante las contingencias de la vida.
Su libro adquiere un gran sentido si se considera que la época en que le tocó gobernar Roma fue muy adversa: sorteó inundaciones, hambrunas, motines y sediciones.
Boecio (480 – 520)
La figura de Boecio representa el punto final de la filosofía romana y el comienzo de la escolástica propia de la Edad Media. Su pensamiento estuvo influenciado por las obras de Platón y Aristóteles, aunque solo pudo sistematizar y traducir al latín algunos escritos de este último. Es debido a su pensamiento que pertenece al mundo antiguo romano, mientras que su teología lo conduce hacia el medioevo.
Importancia para el campo filosófico posterior
Mucho se le debe a la filosofía de Roma. En primer lugar, gracias al desarrollo de su pensamiento, la doctrina occidental supo de la sabiduría griega que, incluso durante el período medieval, solo se conoció a partir de los escritos e interpretaciones de pensadores latinos y romanos.
En el ámbito jurídico, la concepción de un derecho natural y racional válido para todos los hombres surgió en los escritos romanos, tomados a partir de la teoría estoica.
Más importante aún es nuestra moderna oposición entre individualismo y universalismo, que tiene sus orígenes en Roma. En especial, fue Cicerón quien estableció que podemos aspirar a un amor universal para toda la humanidad, en la medida en que los seres humanos se desarrollen de manera individual.
Un puente entre épocas
Conocer la filosofía de Roma y su historia nos permite comprender cómo las escuelas helenísticas fueron un modelo y una guía para políticos y la sociedad en general.
Además, gracias al pensamiento latino, occidente descubrió las obras de grandes filósofos de la antigua Grecia. Por lo tanto, el valor de la filosofía helenística romana es enriquecedor para entender el devenir de esta disciplina en general.
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