7 verdades sobre la vida que continuamente olvidamos
Es realmente sorprendente la facilidad que tenemos para olvidar las verdades más importantes sobre la vida. Con el tiempo las ignoramos y no les damos el valor que se merecen porque volvemos a caer en viejas costumbres. Es como si la gravedad nos atrajera hacia ellas, hacia nuestro “lugar de confort” en el que están los vicios que hemos fomentado durante años.
Por ese motivo, hoy hemos querido compartir contigo algunas verdades sobre la vida que nunca está de más recordar. Son certezas que, con su matices, son prácticamente universales. Vamos con ellas!
Sé humilde para admitir tus errores, inteligente para aprender de ellos y maduro para corregirlos
Verdades sobre la vida que vienen y van
¿Por qué es necesario recordar una y otra vez estas verdades? Porque nos ayudarán a centrarnos en nuestros objetivos, a lograr nuestras metas, a creer en nosotros mismos y a crecer. Serán nuestro verdadero impulso para lograr todo lo que queramos.
Además, recordar estas verdades sobre la vida nos ayudará a lograr un mayor equilibrio emocional. El bienestar que experimentaremos una vez que hayamos conseguido este equilibrio nos hará sentir muy satisfechos con nosotros mismos.
1. No necesitas una disculpa para perdonar
¿Por qué siempre necesitamos una disculpa para después perdonar? Porque, en ocasiones, las personas nos hacen tanto daño que es imposible olvidar. Esto nos conduce al rencor que nos transforma en individuos amargados y tristes. Sin darnos cuenta, nos encontraremos alimentando, también, al resentimiento, a la ira y al odio.
¿Por qué nos cuesta tanto perdonar? Porque nuestro orgullo nos impide olvidar y dejar atrás las experiencias negativas causadas por los demás. Creemos que perdonar significa humillarnos ante el otro y no nos damos cuenta de que es un acto de amor muy liberador.
Pasar página te ayudará a dejar atrás esa intensa carga de emociones negativas que no necesitas. No esperes ninguna disculpa para perdonar y empezar a transformar, de nuevo, todas esas emociones negativas en positivas.
2. Estás viviendo la vida que has creado
¿Piensas que careces de suerte? ¿Sospechas que el mundo está en contra de ti? Lejos de lo que puedas creer, lo que vives es una elección tuya y solo tú puedes cambiarlo si no te encuentras a gusto. ¿A qué estás esperando para hacerlo?
Hay muchas personas que creen que el destino les ha jugado una mala pasada y que les ha tocado experimentar situaciones llenas de negatividad y de malos momentos. De lo que no son conscientes es que ellos han creado esto, pero que pueden elegir modificarlo.
Toma las riendas, no te conformes ni te lamentes por lo que tú has permitido.
No existe la mala suerte, existe el miedo a correr riesgos y a tomar decisiones. Aunque creas que no hay salida, ¡existe! Empieza a arriesgarte. Comprobarás como todo irá mejor.
3. La vida es injusta, acéptala
La vida es injusta y, lamentablemente, no está en nuestras manos cambiar esto. Nos encontramos siempre pensando y esperando que todo ocurrirá de otra manera. Rechazar situaciones porque no nos gustan nunca será positivo.
Siempre le prestamos mucha más atención a aquellas circunstancias más complicadas como pueden ser un divorcio, un desamor, un accidente… Esto parece empañar las experiencias positivas que sí disfrutamos y que, seguramente, son mucho más abundantes.
Es necesario que aceptemos la vida tal y como es, con sus aspectos buenos y malos. Todo tiene su parte buena, aunque nos cueste verla. Piensa en un desamor que lejos de ser una situación desagradable puede ser una oportunidad para vivir nuevas experiencias.
4. Vive el momento, es lo único que tienes
El presente es lo que importa, pero hay muchas personas que residen en su pasado o piensan demasiado en su futuro. Solo tienes este momento, el aquí y ahora, y si no lo aprovechas tarde o temprano te puedes arrepentir.
No es necesario vivir al límite cada día, ya que en nuestras manos hay responsabilidades que no podemos ignorar. Valorar todo lo que tenemos ahora y disfrutar al máximo de las personas que se encuentran a nuestro alrededor nos hará sentir mucho más dichosos.
Si el pasado te acecha, libérate de él, aprende de todo aquello que te persigue y, después, déjalo ir. Si, en cambio, es tu futuro el gran problema empieza a poner en práctica esa frase que de pequeños nuestras madres nos decían tanto: “intenta no dejar para mañana lo que puedas hacer hoy”.
5. Estar ocupado no es lo mismo que ser productivo
A veces, confundimos estar ocupados con ser productivos y no nos damos cuenta de que si fuéramos productivos tendríamos mucho más tiempo para nosotros mismos. Cuando aprovechamos mejor las horas de trabajo estamos mucho menos ocupados.
Si no somos productivos, el estrés y la ansiedad empiezan a invadirnos. También, posponemos situaciones de las que nos gustaría poder disfrutar, como puede ser una cena con esos amigos a los que no ves tanto como te gustaría.
Organizarnos mejor e introducir algunas técnicas para que nuestro trabajo y tiempo sean más provechosos, nos ayudará a sentirnos mejor y a tener más tiempo para dedicárnoslo a nosotros y a las personas que más queremos.
6. Los grandes éxitos están precedidos de fracasos
Cuando empezamos a caminar tropezamos una y mil veces, pero al final el resultado es exitoso: logramos andar. Lo mismo sucede en todos los aspectos de nuestra existencia en los que los fracasos son necesarios para que podamos llegar a la meta. En el fondo, son ellos los que le dan valor a lo conseguido.
El gran problema surge cuando en nuestra mente consideramos cada fracaso un error que debemos solucionar lo antes posible. La vergüenza ante esto provoca que nos bloqueemos y que no continuemos con aquello que queríamos conseguir.
Por eso, es importante que observes cada uno de tus fracasos como una oportunidad para seguir adelante con todas tus metas. Los fracasos no son tus enemigos, son tus aliados y apoyarte en ellos en vez de tenerles miedo te ayudará.
7. Eres el reflejo de las personas con las que te relacionas
Creemos que las personas con las que nos relacionamos no influyen en nuestras decisiones, en nuestra forma de actuar o de ver a los demás. Todo esto es una mentira. Imagina que te rodeas de personas tóxicas, ¿crees que no te acabarás convirtiendo en una de ellas?
Puede que no te conviertas en una persona tóxica, pero tal vez sufras las consecuencias de estar cerca de ellas. Dejarás de sonreír, te volverás una persona más triste, te sentirás culpable por circunstancias que no te competen…
En definitiva, las personas con las que nos relacionamos pueden influirnos positiva o negativamente. Todo depende de nosotros mismos, ya que podemos elegir y, en el caso de que no podamos, sí está en nuestras manos permitir que nos afecten o no.
No cambié, solo aprendí, y aprender no es cambiar, es crecer
Estas son algunas verdades sobre la vida que nos pueden ayudar cada día. Por eso, repetirlas o recordarlas -una vez que hemos puesto nuestra conciencia sobre ellas- como si de un mantra se tratasen puede ser muy beneficioso. A veces, las olvidamos y, en ocasiones, pueden ser realmente necesarias. ¿Añadirías tú algunas verdades más?