Guía para hacer un análisis funcional
En psicología encontramos múltiples técnicas y metodologías para trabajar las conductas y las emociones de los pacientes. Una de ellas es el análisis funcional de la conducta, una herramienta que nos permite identificar los antecedentes y los consecuentes de una determinada conducta, para así entender en qué contextos aparece, con qué función, para qué, etc. Sin embargo, va más allá: también está enfocada en determinar qué factores mantienen esa conducta, qué factores fueron relevantes en su adquisición, etc.
Así, se trata de una herramienta propia de la psicología (más concretamente, de la psicoterapia), a través de la cual buscamos entender por qué una conducta aparece, se mantiene y desaparece. Su objetivo es ofrecer una visión funcional de esa conducta y ayudar al paciente a cambiarla, reducirla o eliminarla. Pero, ¿cómo realizar un buen análisis funcional? Os dejamos una breve guía con 9 pasos para hacerlo.
¿Qué es el análisis funcional y para qué sirve?
Como decíamos, el análisis funcional nos permite analizar por qué determinadas conductas aumentan o disminuyen en determinados momentos, áreas, contextos… De esta forma, se trata de una metodología de trabajo (propia de la orientación conductual) que pretende responder a la cuestión: ¿Qué es lo que hace que una persona se comporte de X manera?
Según García y Vallejo (1993), en el contexto del análisis funcional (o más concretamente, análisis conductual) el medio ambiente es considerado en términos de estímulos; en él, las respuestas (o conductas) pueden ser de tipo cognitivo, motor o fisiológico. Así, a través del análisis funcional, entendemos el comportamiento como “respuestas”, lo que implica una relación temporal con las condiciones estimulares que les anteceden.
Guía para hacer un análisis funcional
¿Cómo realizar un análisis funcional de la conducta? Os ofrecemos una breve guía con los pasos a seguir para llevar a cabo esta tarea, tan interesante y útil en el ámbito psicoterapéutico. Para ello, recurriremos a los 9 pasos propuestos por García y Vallejo (1993):
1. Definición de la conducta o conductas problema
El primer paso para realizar un buen análisis funcional será identificar y delimitar la conducta o conductas problema. Entendemos por conducta-problema aquella que queremos analizar, estudiar, reducir, aumentar… Es decir, aquella en la que nos centraremos (o la que genera malestar, la que se desea cambiar), que suele ser parte del motivo de demanda/consulta del paciente.
2. Análisis de las respuestas
Se trata de analizar las respuestas del sujeto; es decir, aquellas que estamos estudiando. Como hemos mencionado anteriormente, las conductas aquí adquieren la nomenclatura de “respuestas”.
3. Análisis de los estímulos antecedentes
En este paso, analizaremos qué antecede a la conducta. Es decir, qué estímulos están presentes en el momento de la conducta. Por ejemplo, si la conducta problema es que un niño grita y se enfada, el antecedente puede ser que su padre le ha marcado un límite.
4. Análisis de los estímulos consecuentes
Los consecuentes también deberán analizarse. Con consecuentes entendemos las consecuencias de la conducta; es decir, aquello que sucede después de la aparición de la conducta problema (tanto positivas como negativas o neutras). Siguiendo con el ejemplo anterior, la consecuencia podría ser que el padre le retirara la atención al niño.
5. Estrategias de autocontrol
Una vez realizada la parte “gruesa” del proceso de análisis funcional (identificar la conducta, sus antecedentes y sus consecuentes), quedan algunos pasos aún. En este punto, analizaremos qué estrategias de autocontrol tiene el paciente para hacer frente a su conducta problema.
6. Recursos del sujeto
En línea con el punto anterior, se estudiará también de qué recursos dispone el sujeto para hacer frente a sus conductas problema. Por recursos entendemos todas aquellas estrategias, medidas o acciones que le permiten a la persona resolver un problema o afrontar de forma eficaz una determinada situación. Deberemos averiguar también si los pone en marcha cuando aparece la conducta problema.
7. Factores de mantenimiento de la conducta o conductas problema
Los factores de mantenimiento de la conducta problema son aquellos que hacen que esta no se extinga. Siguiendo con el ejemplo mencionado del niño que grita cuando se enfada, un factor mantenedor podría ser que la madre, cuando el padre retira la atención de él, le abraza para que se calme.
8. Factores relevantes en la adquisición del problema
Para realizar buen análisis funcional de la conducta, será importante también detectar qué factores son relevantes en la adquisición del problema. Es decir, ¿Qué ha podido originar esta conducta? ¿Por qué ha aparecido? ¿Qué estímulos se relacionan con su aparición y adquisición? Se trata de volver al origen, a la causa, para entender mejor esta conducta.
9. Programa de tratamiento a seguir
Finalmente, el último paso del análisis funcional es diseñar un programa de tratamiento a seguir personalizado para cada paciente y conducta. Para ello, deberemos tener claros qué objetivos de intervención queremos trabajar con la persona, es decir, qué queremos conseguir, en qué período de tiempo y de qué manera.
Hemos ofrecido una posible guía para hacer un análisis funcional de la conducta; sin embargo, en otras fuentes podréis encontrar guías que varían ligeramente en alguno de sus pasos. Eso sí, lo más importante de este proceso es anotar toda la información relevante del caso, utilizar procedimientos de registro detallados, observar, etc., para identificar con claridad qué antecede a la conducta problema y qué consecuencias tiene para que esta se mantenga.
Todas las conductas humanas tienen un porqué (y un para qué), siempre; llegar a conocer estos elementos nos permite acercarnos un poco más a la mente y al comportamiento humanos, y por consiguiente, como terapeutas, ayudar a la persona que tenemos delante.
“El comportamiento humano fluye de tres fuentes principales: deseo, emoción y conocimiento”.
-Platón-
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